Ella (III)
Si mañana…
está diciendo cuando la que lleva
atado al cuello un saquito
le pone un dedo dulce
sobre los labios.
Si mañana…
está diciendo cuando la que lleva
atado al cuello un saquito
le pone un dedo dulce
sobre los labios.
Cuando llega el momento
de partir a la guerra,
el hombre ensilla su caballo y pasa
miedo y, para alejarlo, piensa: Pronto
adornarán mis hijas su juventud con flores
de estos campos, con vino
de estas cepas celebrarán sus bodas.
Este que anda a la guerra en defensa del amo
no vale más que un perro:
qué pronto olvidaremos su fidelidad y su arrojo.
¿Puedes acaso detener al viento?
¿No ignora el viento las fronteras, libre
va y viene sin disfraz,
sopla a su antojo?
No hay honor en las marcas
que sobre el mapa trazan, arrogantes,
tus generales, todos
han templado sus cuerpos a la sombra
de un abanico.
Lleva el prudente a cuestas
su miedo como el bravo
lleva a cuestas su muerte.
Todo reino desciende de la sangre,
se nutre de trofeos
y se administra a lomos de un caballo.
Conducida a presencia del tirano,
éste le preguntó qué prefería;
si embadurnar tinajas en su casa de campo
por un plato de gachas
y un puñado de trigo,
o vivir en palacio y ser, por doce
ases y medio as, su concubina.