[ANÁLISIS] Cinco retos y un funeral
JUANJO URBINA | El curso político que arranca este 8 de septiembre viene marcado por las elecciones legislativas de abril, las municipales de mayo y la posibilidad de volver a las urnas el próximo mes de noviembre. En el ámbito local, el Gobierno tripartito que disfruta de sus primeras fiestas de la Encina apenas ha tenido tiempo de esbozar sus prioridades, inmerso en un período de transición que se cerrará cuando apruebe los presupuestos de 2020.
El principal reto del PSOE para estos cuatro años de mandato que le han concedido los resultados electorales de mayo es mantener la preciada estabilidad, evitando o atemperando las fricciones que ya han asomado en la distribución de las tareas de gobierno. Esa estabilidad le permitirá afrontar sin sobresaltos las grandes cuestiones pendientes –contratos del TUP y la basura, poner orden en la casa con unos funcionarios que de momento se muestran encantados con el cambio– y elaborar una hoja de ruta, con ideas que transmitan una impronta propia y que ayuden a sacar a la ciudad del marasmo. Con la Junta en manos de las derechas, sin duda ese nada fácil empeño pasa por ablandar al Gobierno central para que se estire un poco al hilo de su tan publicitada transición justa.
Los retos a los que se enfrentan sus dos socios de gobierno presentan evidentes similitudes y algunas diferencias. Podemos deberá profundizar en su conocimiento de la institución municipal y sus resortes, superar un cierto adanismo y acreditar su capacidad de gestión hasta hacerse imprescindible en sus áreas. Aunque a muchos les haya sorprendido, las dos concejalas de la formación morada han mantenido un perfil bajo, sin estridencias, demostrado en estos casi tres meses una encomiable discreción que no supone renuncia a llevar adelante los postulados de su programa en las responsabilidades que las ocupan.
Para Coalición por El Bierzo, después de un resultado percibido internamente como un fracaso –debido sobre todo a las expectativas que se había creado– el reto principal es consolidar el proyecto y evitar la caída en la irrelevancia política. Su capacidad de gestión ya quedó probada en el cogobierno con el PP de Fernández Merayo, acaso uno de los lastres que pagó caro en las urnas. Los bercianistas, poderosos en las zonas rurales del municipio, necesitan además urbanizarse para romper su techo electoral y comenzar a gestionar la previsible retirada de Pedro Muñoz al término del actual mandato.
El principal reto del PSOE para estos cuatro años de mandato es mantener la preciada estabilidad
En la oposición, los retos también se parecen, aunque con matices nada desdeñables. El PP tiene que consolidarse como alternativa con una oposición constructiva. Presumiblemente dejará la presión adelantada para el final del partido para que no le fallen las fuerzas. No debería obsesionarle mantener la ficción de una oposición unida con 12 concejales en torno al liderazgo político de Marco Morala. A estas alturas el portavoz popular ya sabe, por ejemplo, que no se puede fiar de un Folgueral que maneja dos barajas con su supervivencia como único norte. Comprobado que la división de mayo no le procuró mejores resultados, en el PP piensan ahora que la mejor forma de desgastar a los socialistas sería que el exalcalde volviera a sus filas.
Ciudadanos, obligado también a crecer desde la oposición responsable, tiene como primer reto superar la inexperiencia política de su portavoz, apenas aliviada por el conocimiento de la casa de una compañera de escaño que vivió sus mejores días en equipos de Gobierno en cómoda mayoría. Y ahora son otros tiempos que exigen ideas y capacidad de transmitirlas, levantando un discurso propio y evitando aparecer como una oposición subordinada. Condicionado por las veleidades de su líder nacional y por las debilidades de su proyecto local, acaso el papel de Cs se presente como uno de los más difíciles y con más dificultades para crecer.
Vistos los retos, llegamos al funeral. El ostracismo y la decadencia de USE Bierzo son inevitables y su líder es perfectamente consciente de ello, de ahí movimientos desesperados como apoyar las investiduras de Olegario Ramón y Gerardo Álvarez Courel. Folgueral intenta hacerse perdonar en diferido, pero sus opciones de retornar al PSOE están completamente cegadas mientras Ramón, Eduardo Morán y Javier Alfonso Cendón sigan llevando las rienda y la espada de Damocles del Mundial continúe sobre su cabeza. Eso sí, como juega con dos barajas seguirá estando a disposición de una mayoría alternativa llegado el quimérico caso. Si ahora ha entrado en la irrelevancia, su destino dentro de cuatro años no puede ser otro que la desaparición.
Dirán que en este análisis con cinco retos y un funeral falta el PRB. Pero lo de Tarsicio es y será siempre lo mismo, desde el principio hasta el fin de los tiempos. Si está en el Ayuntamiento con dos escaños es, ni más ni menos, porque Vox no concurrió a las elecciones municipales en Ponferrada. A pesar de que conoce perfectamente esta circunstancia, Carballo ha confesado públicamente su deseo de obtener representación en las Cortes autonómicas en ocho años. Para entonces estará a punto de cumplir los 88. No es descabellado imaginar que su siguiente anhelo será alcanzar el Congreso o el Senado en otros ocho.