[ANÁLISIS] En Ponferrada solo se elige un concejal… y puede ser Folgueral
JUANJO URBINA | Con menos representación que nunca, el voto del líder de USE podría resultar decisivo en la elección del próximo alcalde.
USE Bierzo, esa amalgama surgida del matrimonio político entre caballeros socialistas rebotados y antiguos miembros de la IAP fundada por Ismael Álvarez, ha confirmado en la víspera de Nochebuena su secreto a voces: Samuel Folgueral volverá a presentarse como candidato a la alcaldía de Ponferrada. Hace tiempo ya advertimos de que Folgueral aspira a convertirse en el Tarsicio de las navidades futuras y no tiene la menor intención de apartarse de la vida pública, que le proporciona unos ingresos extra, una proyección pública y algunos contactos. Como además le gusta la política, miel sobre hojuelas.
Ni siquiera la irrelevancia de los últimos cuatro años, con dos escaños que ni pinchan ni cortan en la configuración de la mayoría municipal –tampoco después de que el PSOE se quedara con un concejal menos– han detenido la ambición del que fuera durante algo más de dos años alcalde de Ponferrada. Y como ningún partido político en su sano juicio mostró interés alguno por incorporarlo a sus filas, ha decidido seguir adelante con su proyecto unipersonal rodeado de los fieles que le van quedando.
Cuestión bien distinta es la fidelidad de los votantes. La lista del PSOE liderada por Folgueral obtuvo 8 escaños en las elecciones municipales de 2011. Cuatro años después, tras su paso por la alcaldía como no adscrito y ya al frente de USE, se tuvo que conformar con 5 concejales. Que se quedaron reducidos a tan solo dos (él mismo y Cristina López Voces) en los comicios de mayo de 2019. La trayectoria recuerda vagamente a la que tuvo el MASS de Ángel Escuredo y Fátima López Placer. O sea, que al tercer intento USE podría pasar de la irrelevancia a la desaparición.
Los electores deberían tentarse la ropa antes de darle su apoyo en las urnas, no vaya a convertirse en árbitro de un empate
Sin embargo, las encuestas (desconocemos los datos de las que celosamente oculta el PSOE, pagadas con dinero del grupo municipal) llevan un tiempo apuntando a un posible empate técnico entre los bloques de la izquierda y la de la derecha. A la vista de la tendencia de voto que se desprende de los sondeos a nivel nacional (y Ponferrada pasa por ser una especie de Ohio español) no es descabellado imaginar un escenario en el que el actual tripartito sume 12 escaños y el PP alcance con Vox (y con Ciudadanos si sobrevive) la misma cifra. Y en el que USE consiga un representante llamado a deshacer el empate entre bloques.
Con menos presencia en la corporación que nunca, el voto del líder de USE resultaría en ese caso decisivo en la elección del próximo alcalde de Ponferrada. Tendría todo el poder en sus manos. Si los electores quieren evitar esta paradoja política, los de derechas tendrán que votar a partidos de la derecha, los izquierdas a los de la izquierda y los bercianistas (como los leonesistas) a los suyos. Todos disponen de varias opciones para elegir. Para incrementar todavía más la oferta, parecer ser que también concurrirán al menos un par de listas bajo la vitola de vecinales o independientes.
Es previsible que USE siga perdiendo apoyos tanto por la derecha (antiguos votantes de IAP) como por la izquierda (los que todavía conserva de su etapa en el PSOE). En cualquier caso, ni un solo voto consciente del altísimo riesgo de convertir a Folgueral en árbitro debería ir a USE. A estas alturas, seguramente no sea necesario recordar su escasa fiabilidad –comenzando por aquel anuncio de que no se presentaría antes de devenir en luz y antorcha de Ponferrada– ni una gestión muy cuestionada, con borrones como el contrato de la basura, los sueldos, los presupuestos anulados por los tribunales o la sombra del Mundial de Ciclismo.