Casimiro Martinferre muestra su ‘Breviario del Harén’ en el campus de Ponferrada
La sala de exposiciones del campus de Ponferrada acogió este miércoles la inauguración de la muestra del artista berciano Casimiro Martinferre titulada Breviario del Harén, integrada por las fotografías que ilustran el libro del mismo título.
Las imágenes, positivadas en gelatina de plata sobre papel baritado no plastificado, técnicamente son rayogramas, método inventado por el genial Man Ray en 1922. Esto es: no hay negativo que llevar a la ampliadora. “Las danzarinas y el resto de personajes que pululan por la novela fueron compuestos a partir de mi propia costilla más un pedazo de celofán que se sitúa encima del papel sensible. Unas pocas, procesadas en mate, las he iluminado con lápices de colores”, explica el autor.
La novela de la que forman parte es el delirio de un fotógrafo que pretende conseguir la ilusión de su vida: un harén de danzarinas. “Este trabajo literario-fotográfico es, según el frenólogo, consecuencia de lesiones cerebrales recurrentes o como mínimo es consecuencia de un fetichismo arrinconado en lo profundo del subconsciente que de pronto hubiera despertado. En principio, el protagonista va creando tales hermosas hadas para su exclusivo deleite, pero pronto se corromperá en favor de terceros. Descubrirá entonces la soledad que conlleva la profesión de chulo, y que en el fondo un artista respecto a su obra no es más que eso, un chuloputas”, explica.
Casimiro Martinferre empezó como fotógrafo en 1980. Desde entonces y hasta hoy, sigue en la brecha del cuarto oscuro y los procesos químicos. En aquellos primeros años, expuso en los más variopintos ruedos de la contracultura, en un afán quijotesco de acercar su visión a los recalcitrantes: bares, mesones, casas del pueblo, refugios de peregrinos, hogares del pensionista, instalaciones deportivas, incluso colgó obra en antros de perdición como el El Bosque o El Chigrín. Lustros después, frustrado por tal misión estéril, desertó al bando contrario, el del arte oficialista, el de la cultura instituida. En esos yermos del desencanto está, haciendo la calle en museos y galerías de arte.