[EL PROTECTORADO] Ganadores, perdedores, Endesa y un neutral consigo mismo
AL RAISULI | La batalla de la opinión pública culta, sensata y desinteresada la tienen perdida por goleada los dinamiteros. Pero eso no es más que una victoria moral, si explotan los cartuchos todos habremos perdido esta guerra; todos menos esos vende cadáveres que habrán obtenido sus euros por el esqueleto.
La habrá perdido el PSOE, incapaz de transcender de la hipoteca de los intereses políticos creados para defender gallardamente sus principios. La contestación del Ministro Iceta al despropósito, recordando el deber de defender y conservar el Patrimonio Industrial, desautoriza sin remedio a todo el organigrama regional, provincial y local del partido.
La habrá perdido el Partido Popular por volverse atrás de una decisión correcta, cagado por los pantalones ante su socio en el Gobierno Regional que lo tiene cautivo. Nunca los dirigentes locales se alegraron más por una medida de su partido para el Bierzo, y tampoco nunca han tenido que afrontar un bochorno mayor por su frivolidad.
La habrá perdido VOX, al que nada se le perdía en este asunto, si no fuera porque su Consejero de Cultura ha tomado partido por el más fuerte. Y lo hace basado en una falacia economicista que no se sostiene, inaugurando su debut en el Bierzo con una maquinación indecente.
Todos pierden, todos perdemos, menos Endesa. Pero la pregunta es qué gana Endesa con ello, más allá de salirse con la suya y vender la ferralla de las estructuras demolidas. Son más los perjuicios que los beneficios. El principal, no pequeño, es echar piedras gruesas contra su propio tejado reputacional abonando una canallada tan infantil como aviesa y chulesca.
Endesa, dirección, consejo o propiedad, deberían reflexionar y cambiar su sacrosanta hoja de ruta en este lamentable asunto. Seguro que intuyen que nada ganan presumiendo de solidarios y ejerciendo de carroñeros. Dicho esto desde la trinchera contraria, solo puede interpretarse como el deseo de que transformen un error en una solución buena y racional para la propia empresa.
Rectificar y desandar no es un desdoro sino una postura inteligente. Nada les impide paralizar las voladuras y retomar las oportunidades perdidas de volver a recuperar la consideración de los bercianos. Eso que nunca van a lograr persistiendo en la imposición de la fuerza con la rendición genuflexa de cuatro políticos ignorantes como mulas.
Fuera de los señalados y algunas posiciones personales, tan respetables como pintorescas, el pleno contra el derribo es unánime. Solo hay una excepción que resalta en este concierto de la razón civilizada y que está tardando en posicionarse, sin que le valga la neutralidad porque ni los suizos pueden ser neutrales con la propia Suiza.
Me refiero al Instituto de Estudios Bercianos (IEB), al que parecen importarle más sus servidumbres y gabelas que la defensa del Patrimonio Cultural que pregonan en sus enunciados fundacionales. No es que eso le vaya a sacar de su mortecina existencia, pero es bueno saber dónde y con quién está en este capítulo determinante de nuestra historia cultural.