[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Marejada de palas
OTRO GATO | Hace unos días, en una entrevista concedida a El País sobre la problemática asociada a la instalación de nuevos parques de energías renovables, Hugo Morán, Secretario de Estado de Medio Ambiente, reflexionaba sobre la necesidad de ser solidario para entender que “tu calidad de vida tiene unos limites a partir de los cuales estás aportando solidariamente calidad de vida a los demás” .La entrevista ha excitado a nuestro colectivo; pensamos que merece más de una lectura, invita a la reflexión y exige algunos comentarios.
Digamos, en primer lugar, que de “solidaridad” sabemos un poco; no en vano hemos escrito una buena parte de la historia minera de España y aquí se ha quemado el carbón que alumbraba los hogares de medio país. Nos hemos comido las consecuencias y aun hoy estamos esperando actuaciones serias en el marco de la Transición ¿Justa?, para redefinir nuestro futuro como sociedad. Desde esta posición, podemos decir al sr secretario que, para hablar de solidaridad hay que hilar mucho más fino y que la mera enunciación de este principio tan válido como general no es suficiente para pedirnos, otra vez, que arrimemos el hombro, sin más.
SI, si, otra vez. Resulta que por nuestra orografía disponemos del recurso natural, el viento, y los emplazamientos deseables para transformar esa fuerza en electricidad. Y se repite la cantinela de la solidaridad, sin tener en cuenta las consecuencias (ambientales, económicas y sociales) que necesariamente producirán en nuestra sociedad. Porque el conjunto entrelazado de afirmaciones que se realizan en la entrevista desvela la posición de fondo que se utilizará para tomar decisiones. Se entiende que estarán justificadas por la «causa mayor» de usar el recurso y no armonizada con la necesidad o la justicia con los territorios.
No sirve decir, para apuntalar el argumento, que se trata de “energías limpias” y positivas “per se”. Estas energías “limpias” como el sr secretario las califica, son intensivas en el uso del suelo, afectan al paisaje, colocan zapatas de cimentación cada vez mas grandes, necesitan de pistas más anchas y nos dejaran millones de palas y paneles solares como residuos que habrá que gestionar, entre otras cosas. Pero además, NO tienen un efecto tractor sobre la economía de la comarca porque NO crean empleo directo una vez instaladas, ni una industria de servicios local. El empleo necesario para la operación de estos parques es el de las brigadas de mantenimiento, que se desplazan de un lugar a otro cuando es necesario.
Y respecto del inmovilismo, duele lo que dice el sr secretario, de tanta frivolidad como evidencia: “El territorio defiende el territorio frente a cualquier cosa que considere que es una agresión que va a modificar lo que heredó de sus mayores». Puede que estemos perdidos en el limbo de la espera de una ayuda, la suya, que no llegará nunca, como es debido. Puede que no sepamos, o no tengamos recursos ni capacidades. Puede que nuestros representantes institucionales sean ineptos y estén apalancados por su propio beneficio y no sepamos como cambiarlos. Pueden ser muchas cosas y seguramente todas a la vez. Pero necesitamos encontrar nuestro camino al futuro y esperamos que nuestros recursos naturales (el viento y el terreno lo son) nos ayuden a ello. ¿Nos ayudará el sr secretario en esta tarea?
Sin cuestionar la importancia de las energías renovables, estamos lejos de aceptar que todas las actuaciones realizadas en su nombre sean intrínsecamente buenas. Es muy posible que en la valoración coste/beneficio, sea muy preferible que la Sierra de Gistredo siga manteniendo su personalidad y su perfil como patrimonio ambiental y cultural y no se transforme en un mar de palas, zapatas y pistas forestales, cada vez más grandes todas ellas.
Pero, tanto si tenemos razón, como si no, lo que planteamos es que la decisión sea el resultado de un proceso de participación social abierto donde se traten todos los asuntos con claridad, con mecanismos sencillos y accesibles de escucha y participación ciudadana. No es de recibo, sr secretario, que los potenciales beneficios de los parques eólicos se negocien a escondidas entre las empresas y algunos alcaldes (ni plenos ni concejos ven los entresijos). Desde siempre, las empresas energéticas que actúan en los territorios, prefieren llegar a acuerdos discretos, «caso a caso». Y los estímulos son suficientemente importantes como para mover las sillas de los alcaldes o determinar quienes serán los próximos candidatos. Aquí, en El Bierzo, también.
Tampoco tranquiliza, sr secretario, lo que se piensa en los círculos allegados a esta actividad sobre el uso del territorio: Hace poco, asistimos a un evento en el que los partidos políticos se pronunciaban sobre el posicionamiento de España en relación con las energías renovables, y en el transcurso de las exposiciones un ponente afirmó que un elemento positivo era el vaciamiento del territorio. Ningún otro grupo cuestionó el argumento. Incluso ha aparecido recogido en el BOE, dentro de la creación de la división de proyectos de energía eléctrica. Cierto señor secretario: donde no hay personas, no hay que preocuparse por su calidad de vida.
En España, desgraciadamente ya se distinguen claramente dos grupos de territorios: aquellos donde se vive y florecen comunidades prosperas, cultas y evolucionadas y otros en las que no se vive, o se malvive, pero que se explotan. Pero, Vd, señor secretario forma parte de un equipo ministerial y de un partido que se llena la boca con la transición justa y la España vaciada; por eso queremos pedirle que afine un poco más; por ejemplo, que establezca mecanismos de decisión que sin perder la eficacia operativa tan querida a las empresas, permitan analizar la racionalidad global de cada propuesta. Y que parte de esos grandes beneficios que obtienen las eléctricas reviertan de forma útil en los territorios “solidarios”. Como ha dicho la embajadora de Alemania en España en una jornada patrocinada por El Correo y Petronor: “el futuro debe ser renovable, no es una cuestión de ideología sino de negocio”. Hablemos, entonces, de la participación de la sociedad berciana en ese negocio. Mientras tanto, sr secretario, tendrá Vd que escuchar: renovables si, pero no así.
Y, por favor, no siga con esa forma tan rancia y antigua de apadrinar la implantación de las renovables. Con esos argumentos se defendió en su día la “nuclear” y estamos seguros de que algunos documentales del NO-DO glosaban la importancia del carbón en términos del «tan querido progreso».
Bercianas, hoy como ayer, podemos seguir reivindicando lo que entendemos justo. Dejamos un enlace al Anuncio del Área de Industria y Energía de la Subdelegación del Gobierno en León por el que se somete a información pública la solicitud de autorización administrativa previa y el estudio de impacto ambiental de la planta eólica “Alto Bierzo-Sil” de 126 MW de potencia instalada y sus infraestructuras de evacuación, en la provincia de León.