[TRIBUNA] La crisis del municipalismo y el ocaso de la autonomía local
MANUEL DE LA FUENTE | La grave decadencia y defunción de lo que fueran los llamados “ayuntamientos democráticos” ha traído como consecuencia el triunfo de la cultura neoliberal, sin principios ni ideas, sin valores y muchas veces sin vergüenza.
En realidad, se trata de un populismo conservador que asume los valores del estado monárquico, ramplón y sin impulso de transformación social. Se destruyen pueblos, montes, playas, el medio ambiente, la flora y la fauna, en definitiva, todo el ecosistema con total impunidad y lo que es peor el entusiasmo de ediles y responsables autonómicos que confunden los intereses de constructores y de especuladores con el progreso, el empleo y la riqueza, aunque esta solo sea en realidad para el “cacique” de turno. Se destruye territorio agrícola e incluso industrial en beneficio del ladrillo y de las multinacionales eólicas en un estado que ha renunciado a la industria y maltrata su agricultura en beneficio de un sector servicios que es pan para hoy y hambre para mañana y/o los municipios se hipotecan en la banca.
Dos problemas muy urgentes nos atosigan, la falta de principios democráticos a todos los niveles y la corrupción. Precisamente desde los ayuntamientos debe comenzar a desmontarse el entramado que nos domina y roba por ser la institución más cercana a la ciudadanía y es por eso que resulta muy difícil y es el enemigo a batir.
En el estado español los ayuntamientos pueden ser un elemento político de primer orden, una escuela imprescindible de contacto con las y los ciudadanos de enfrentamiento a los intereses de los buitres y especuladores dadas sus competencias, tradición y enraizamiento social, por eso las autonomías les roban su autonomía, los corruptos les cercan, presionan y extorsionan y los pueblos y ciudades se convierten en objeto de negocio privado con usurpación lenta pero constante de todo el espacio publico incluidas plazas y aceras con asentamientos ilegales. También de su dinero vía préstamos bancarios leoninos.
Qué casualidad que al hablar de municipio siempre se piense en urbanismo es decir “ladrillo” y nunca en espacio público, servicios a la ciudadanía desde lo público o cultura y mestizaje, humano y social. Espacio para vivir y no del que vivir, unos cuantos. Qué casualidad que al hablar del municipio siempre se piense en urbanismo es decir “ladrillo” y nunca en espacio público, servicios a la ciudadanía desde lo público.
Maracena (Andalucía), una corporación que acaba en una dictadura para los propios ediles del partido de gobierno, en el que si alguien se desmanda no repite en las listas. Algo parecido ocurre en algunos municipios bercianos donde el que se mueva o discrepe con la cúpula del partido no sale en la foto de las candidaturas y las puñaladas políticas por la espalda están a la orden del día, se imponen cabezas de listas a dedo saltándose los cauces democráticos más elementales. Las consecuencias son trágicas, o fidelidad perruna a las cúpulas dirigentes o te vas para casa.
Por otra parte, estas peleas de poder se multiplican ahora ante la proximidad de las elecciones, donde muchas y muchos no se juegan solo el tener o no el gobierno, sino tener empleo y un sueldo.
Vamos pues en estas elecciones ya muy próximas a comenzar a construir un nuevo municipalismo que sea político y haga política no gestión neoliberal o corrupción, que defienda lo público y recupere los servicios para su gestión y control democrático y que comience a construir murallas efectivas y eficientes contra multinacionales que nos sangran con la creación de empresas locales de producción y distribución eléctrica, fomenten cooperativas y una economía de cercanía y proximidad, junto a instrumentos de participación vecinal reales.
Tres años y seis meses sin aparecer en la escena de los problemas de los ciudadanos de a pie y ahora en seis meses se desmelenan y de un soplido lo arreglan todo y se acabaron los problemas.
La gente del pueblo, las feministas, los jóvenes, los obreros, los campesinos, los autónomos, los pensionistas, los parados, etc. deben de estar alerta con las promesas demagógicas y engañosas que están todos los días difundiendo en los medios de comunicación.
- Manuel de la Fuente Castro es concejal del Ayuntamiento de Ponferrada.