[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Un cuarto a espadas
UN GATO | Alfonso Guerra ha escrito un libro; o mejor dicho, ha escrito una reedición de su libro La España en la que creo” Y como parte de la habitual estrategia de marketing ha concedido una entrevista al diario El Mundo en la que se despacha con munición de grueso calibre contra el gobierno de coalición actual, que preside Pedro Sánchez.
Literalmente el Sr Guerra afirma que “la mezcolanza de socialismo con el terror, la secesión y el populismo radical apunta a que el socialismo ha dejado de responder a sus pautas históricas”. No son las primeras y por su contenido y tono parece que el Sr Guerra forma parte del escogido grupo de prohombres que rechazan la existencia de este gobierno de coalición y en consecuencia su trayectoria y sus actuaciones.
Los gatos del callejón tendemos a ser respetuosos con nuestros mayores y escuchar con atención sus consejos y reflexiones. Ahora las del sr Guerra, hace poco las de un grupo de profesionales de “reconocido prestigio” que en una carta abierta a la sociedad española abogaban por una recuperación de las esencias socialistas, y también las realizadas por algunos ex del PSOE como Redondo Terreros, Joaquín Leguina o Rosa Diez.
Somos respetuosos; pero discrepamos de planteamientos abiertamente negacionistas y queremos decirlo con claridad, porque estamos en un momento preelectoral que bien merece una reflexión que responda a un proceso de análisis serio, aunque no esté refrendada por el “reconocido prestigio” de sus autores, la necesidad de vender algunos libros o egos que cultivar.
Sin ánimo de polemizar con el señor Guerra, algo por encima de nuestras posibilidades, recordamos el famoso congreso en el que el PSOE abandonó el marxismo; o el aún más famoso referéndum sobre la entrada de España en la OTAN que tantas pasiones y controversias levantó. Podríamos decir, ahora, que el PSOE abandonó entonces “pautas históricas” y afirmar, al mismo tiempo, que bien abandonadas estuvieron. Respondían a una visión razonada de la necesidad de construir un partido socialdemócrata de corte europeo y de las exigencias que un país como España debía cumplir en materia de seguridad común si quería integrarse en la Unión Europea. Conclusión: las pautas históricas, (si es que realmente lo fueron) se abandonan cuando es necesario y no cabe llamadas ni reclamos a posiciones o planteamientos que no sirvan para avanzar.
Avanzar, si. Pensamos que, desde una perspectiva de izquierdas, este gobierno de coalición era y es la única respuesta posible; la alternativa de facilitar el acceso del PP al gobierno con o sin el apoyo de VOX no parece que se compadezca bien con el esfuerzo de transformación social que pregona el PSOE. Y gobernar con nacionalistas y partidos de izquierdas más a la izquierda que el PSOE (qué demagógico lo del terror, la secesión y el populismo) ha permitido realizaciones sociales que en otro contexto hubieran sido imposibles. La lista es larga y nos gustaría saber de todas ellas cuales son las que atentan contra los tan añorados aromas del auténtico PSOE: la reforma laboral, la reforma del sistema de pensiones, el aumento del salario mínimo, el reconocimiento de la diversidad de género…
Por primera vez, en la historia de la democracia española hemos oído decir en el Congresos de los Diputados que las empresas energéticas se lo llevan crudo; que hay beneficios empresariales exagerados e indebidos, que los jueces en su mayoría son machistas y conservadores, que es necesario reconocer de forma efectiva los derechos de los más débiles. Declaraciones impensables hace pocos años y que se ajustan a lo que piensa la mayoría social. En fin, que con frecuencia nos invade el sentimiento de que aquel añorado PSOE, con su posición centrada y “sentido del Estado” lo que hizo realmente fue ayudar a blanquear los intereses de la derecha económica y social de este país. No es de extrañar que desde la bancada del PP se lancen tantas loas a aquel comportamiento del partido socialista; ¡cómo lo añoran!
Y es verdad que este gobierno es imperfecto; no van todos a una como en aquellos tiempos en los que el que se movía no salía en la foto; discrepan en público e incluso los partidos que apoyan al gobierno se abstienen o votan en contra de las propuestas gubernamentales; y cometen errores importantes, algunos tan aprovechables por la oposición como los de la Ley del “si es si”, que ya se sabe refleja una gran incompetencia técnica. Y algunos de sus miembros irritan “per se” por todo cuando dicen y especialmente cuando se manifiestan y critican el comportamiento de miembros de instituciones sacrosantas, como la monarquía, la banca, el ejército o el poder judicial (por cierto, vaya tela lo de los generales de la benemérita).
Con todo, desde nuestra perspectiva el balance es muy positivo, y concluimos que los gobiernos de coalición son absolutamente preferibles a los que están apoyados por amplias mayorías de un solo partido. La necesidad de llegar a acuerdos con los que piensan distinto crea tensiones, cierto, pero enriquece; obliga a repensar, a matizar y a llegar a conclusiones que pertenecen mucho más a la mayoría social. Y precisamente por ello son posiciones más centradas: se hacen eco de lo que piensan más millones de ciudadanas. Nosotros afirmamos que estar en el centro consiste precisamente en eso. En resumen: dudamos seriamente de que un gobierno con amplia mayoría del PSOE hubiera realizado las leyes y los avances que ha conseguido este “gobierno Frankenstein”.
Por ello, y con el pie que nos ha brindado el señor Guerra, queremos echar “un cuarto a espadas” y decir a las bercianas que piensen bien a qué partido votarán en las próximas elecciones municipales; y que con su voto pueden ayudar a que se formen gobiernos de coalición plurales o consolidar a alcaldes que puedan arrellanarse en el sillón sin temor a que nadie le ponga en jaque. ¡¡¡¡Qué horror!!!!
Bercianas: atentas; es mejor pensar antes que rasgarse las vestiduras después.