Eduard Fernández protagoniza el monólogo ‘Todas las canciones de amor’
Un espectáculo popular, profundo, bonito, con humor. Una reflexión emocional de una mujer al final de un camino. “Un homenaje a mi madre. A todas las madres”, recalca Eduard Fernández, protagonista de Todas las canciones de amor, un espectáculo dirigido por Andrés Lima a partir de un texto del autor argentino Santiago Loza que se verá en el Bergidum el próximo 21 de abril (20.30 horas).
La madre de Eduard Fernández, uno de los actores españoles más premiados por su trabajo en cine, teatro y televisión, murió en la primavera del 2020, víctima de la pandemia y del Alzheimer. A partir de ahí, el actor quiso contar “a mi madre, a la suya, a las nuestras, al olvido, a los olvidos, al amor de esas madres y al nuestro, sus hijos”.
Todas las canciones de amor es un homenaje a una mujer, a una madre, que dedicó su vida a cuidar a los demás, a hacer las camas, doblar las sábanas, cocinar, fregar, barrer, amar, callar…. Una reflexión emocional de una mujer al final de un camino, un camino extraordinario, bello y terrible como la vida. Un trabajo que es una especie de viaje emocional entre el drama y la comedia, entre la vida y la muerte, entre el amor y el olvido.
La obra es el relato de una mujer que, poco a poco, es consciente de que la vida está empezando a cambiar. De que lo que no entendemos empieza a tener sentido. De que lo más importante es el amor que tiene por su hijo, de que la vida vivida escondió muchas emociones, secretos, de que no nos da tiempo a entender lo que hacemos y menos lo que hacen los demás, nuestras parejas, nuestros amigos, nosotros mismos.
La crítica ha subrayado el trabajo del actor: “Es memorable la interpretación de Eduard Fernández en este espectáculo. No tanto porque se meta en el papel de una mujer, sino por la cantidad de matices, registros y emociones que despliega durante la hora y media de función. Desde el primer minuto hasta el último, los espectadores no vemos a un actor haciendo de mujer, sino a un personaje que en realidad son dos: una madre y su hijo a la vez”, ha escrito, por ejemplo, Raquel Vidales en “Babelia”, asegurando que “la jugada era arriesgada, pero ha resultado maestra”.