[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Manual de ayuda al votante
UNA GATA | Las gatas del callejón no somos quien para decir a que partido votar en las próximas elecciones, pero nos gustaría dejar algunas pistas que permitan seleccionar la opción “menos mala” entre las diferentes posibilidades; vale la pena, teniendo en cuenta que nos jugamos lo que hagan o deshagan en los cuatro años siguientes. Por supuesto, los que ya tengan decidido el voto, que pasen de largo; lo que sigue aplica a los que buscan un voto racional y tratan de aclarar su posición analizando candidaturas y programas electorales.
El primer asunto es sencillo: preguntarse sobre la persona que encabeza la lista y que optará al cargo principal que se resuelva el 28 de mayo; Una primera pista es saber como ha sido elegido para representar a su partido, (coalición o agrupación electoral); porque en algunos casos se han garantizado “el resultado” utilizando para ello algunas maniobras poco recomendables: controlando las asambleas de electores, utilizando a el amiguismo, las relaciones familiares, promesas de futuras dadivas, y también la amenaza de futuras represalias. A estos candidatos se les reconoce porque desprenden un cierto tufillo como de “padrino” que se preocupa de todo y de todos. Pero en realidad solo se preocupan de ellos mismos y de agradar a los mandamases de su partido al tiempo que controlan férreamente a los militantes. Y el que se mueve deja de salir en la foto.
Los partidos con este tipo de elección «digital», unas veces con el índice y otras con el dedo corazón, parten, en nuestra opinión, con un negativo de salida; y además suelen dejar muertos en el armario que tendrá que resolver después la contabilidad de nuestro municipio (Consejo Comarcal o Diputación).
Salvado el proceso de designación, si ha existido, la siguiente pista es echar un vistazo a su curriculum. Que tenga un nivel formativo básico es interesante, pero puede ser más importante su experiencia profesional, el ámbito y como se ha desarrollado. No es malo “per se” que sea mayormente dentro de la actividad política; pero veamos si es un surfista que se ha dedicado a cobrar una compensación por ver pasar el día; en este caso ya sabemos que papeleta no elegir. Bien está que cobre su sueldo, vista las galas y se monte en los coches oficiales. Pero en su historial debería figurar también algún asunto resuelto, a ser posible que no haya dejado huella notable en las arcas de la institución. Hay “eventos”, “soluciones “y “propuestas” que cuestan caro.
Si encontramos que ha sido una persona próxima, abierta al dialogo y a compartir soluciones con propios y extraños, le damos un punto positivo; por el contrario, si no le han visto aparecer por el barrio o la pedanía deberíamos cuestionar su interés; esto aplica especialmente a los que “repiten” o proceden de un cambio de partido (o «chaquetas«). Algunos solo se acuerdan de Santa Rita cuando truena
También es interesante repasar, la lista: ese conjunto ordenado de personas que completan la candidatura y que deben ser tantas como concejales a elegir, número que dependerá de la población de nuestro municipio. Como se construye esta lista nos da otra pista; consejo: huir de las que lleven paracaidistas o cuneros (dícese de las personas que se presentan en una circunscripción «extraña» y que por tanto van de “relleno”). Tampoco suele ser una buena opción si se completa con “familiares”; el término «familia» en política se refiere principalmente a las afinidades y «lobbies» (responsables del reparto de sillas -ver «elección de cabeza de lista»-), a las textuales las llaman «Dinastías» (designadas por el apellido, nombre o mote). Por supuesto, si en la lista aparece el cuñado, la prima o algún otro familiar, que está porque de verdad “vale mucho”, deberíamos pasar a la siguiente candidatura.
Si “descubre” una candidatura en la que se vean profesionales de solventes, con motivación, ideas y preparación (raro, raro, raro como encontrar un unicornio), además de respirar profundamente para digerir la sorpresa, dele un par de puntos. Probablemente no tendrá esa oportunidad porque no es lo normal, pero a veces los hay y deben ser valorados adecuadamente.
Busque listas compensadas, con profesionales variados, en las que alguna persona se declare «independiente» y que cubran distintos pueblos del municipio. Son elementos importantes para ofrecer diversidad a la hora de gobernar y que no predominen los intereses de uno o dos perfiles sobre el resto. En la práctica es mucho más valioso disponer de un equipo compensado y eficaz, que el potencial valor de quien la encabeza. Las coaliciones y los gobiernos municipales dependen del valor del grupo. Recuerde que cuatro años se hacen muy largos si la mesa está coja.
Y un tercer elemento a considerar es la lectura de “el programa”, ese documento que recoge las propuestas, promesas e intenciones de la lista electoral en caso de contar con votos suficientes como para optar al gobierno municipal. Si el partido (coalición, agrupación) repite, fíjese en el cumplimiento del gobierno anterior: si ha dejado sin realizar los puntos más importantes o la mayor parte de ellos, no se moleste en leerlo, será papel mojado.
Cuando los programas son fruto del diálogo y el debate, se han trabajado a lo largo del tiempo (no el último mes) y permiten ver aquellas soluciones razonadas a los problemas que nos parezcan más importantes, valdrá la pena tenerlos en cuenta. Si es una colección de propuestas que puede ser usada (sustituyendo alguna localización o punto de interés) en cualquier otro ayuntamiento o parece claramente copiados del «rincón del vago«, esta papeleta tampoco vale. Si el trabajo previo a la campaña ha sido escaso, el que venga a partir de la elección será todavía menor.
Los programas pueden estar mas o menos desarrollados, pero han de existir; si votamos a quien nos pide el voto acompañando una carta en blanco, nada podremos esperar.
Por último, siga la campaña, esos 15 días previos al día de reflexión durante los cuales los partidos (coaliciones, agrupaciones) realizarán todo tipo de actuaciones para captar nuestro voto. Es una promoción publicitaria de la marca y la candidatura, en la que habrá mucha más paja que grano y que no deja de ser marketing que nos anime a votar una candidatura. Aunque, cada vez más, está destinada a provocar la abulia en los afines al rival en busca de su abstención. Si está llena de «impactos» publicitarios y elementos virales en redes sociales demostrará que no tienen temas importantes que presentar; el elemento importante debe de ser el contenido; el fondo y el grado de madurez de la propuesta. Desconfiemos si se gastan más en cartelería, soportes en farolas o cortes publicitarios que en presentar un plan serio para nuestro municipio; no dejemos que se lleve el voto el que más dinero gaste, sino al que mejor explique que futuro nos puede presentar. Otra buena pista, que detallen aquellos elementos que van a ser eje en el mandato, y aporten algunos detalles de cómo piensan desarrollarlos.
Y, por supuesto, si su candidato ya se presentó a 40 km de su municipio, lo mismo es que ni lo conoce.
Si se quiere mejorar el municipio, a la fuerza se ha de tener un plan y este tiene que ser presentado en profundidad durante la campaña. Por eso, desconfie de las colecciones de actuaciones narradas sin más. La campaña debe describir elementos concretos que construyan un modelo de municipio al que aspirar, justificando y detallando costes y plazos, además de presentar el talento y talante de «la lista».
Tienen que ganarse ese punto que desempate cualquier duda entre las candidaturas.
El día de reflexión de una vuelta al tema, no vaya a ser que se encuentre con un Plan de Ordenación Urbana que ponga una carretera sobre el parque al que suele ir a pasear, le preparen una batalla en la recogida de basuras, cubran sus montes de aerogeneradores o cierren el centro cívico dónde sus hijos o mayores realizan las actividades en las que se encuentran con el resto de convecinos.
Y el día de la votación, ¡no se olvide ir!, vale la pena pasar por allí y votar, si aun llega con dudas, votemos a Juan.
Bercianas, el 28 de mayo nos jugamos el día a día de los próximos 4 años.