[LA PIMPINELA ESCARLATA] Las encuestas en Ponferrada, entre el vuelo de las aves y los posos del café
EDUARDO FERNÁNDEZ | Por un momento viendo que el alcalde de Ponferrada sigue haciendo algunas inauguraciones una vez convocadas las elecciones municipales, he pensado que no estábamos en época electoral. Todo el mundo sabe que no se pueden hacer inauguraciones, se llamen como se llamen a los actos a los que se convoca la gente en loor de quien pudo haber trabajado durante cuatro años y parece querer hacerlo únicamente en las semanas anteriores a las elecciones. Bueno, todo el mundo no, porque el alcalde sigue de inauguración, lo que espero suponga por parte de la Junta Electoral algún severo reproche a quien parece tener tan poco respeto por la integridad del procedimiento electoral como lo tuvo por los derechos constitucionales de la oposición hasta que un juzgado le metió el viaje oportuno.
Luego veo el baile de presentaciones, la juerga de candidaturas, el aquelarre de promesas, la orgía de sonrisas impostadas y el maremágnum de calles levantadas y vuelvo a recordar que hay elecciones. Las elecciones son esa bendita fiesta democrática expresamente diseñada para llevarle la contraria a las encuestas. Algunas de las que hemos conocido respecto a la futura conformación del ayuntamiento ponferradino son deliciosamente demenciales. Naturalmente ninguna resistiría pasar un examen de comportamiento electoral y demoscopia en una Facultad de Ciencias Políticas, pero pasan el enjuague, manoseo, sobeteo, cocina y delito continuado de falsedad de los retoques antes de publicarlas. Aunque en Ponferrada hay quien vaticina mejor sin encuestas que con ellas.
Aquí para predecir la composición del próximo equipo de gobierno hay cartomancia, nigromancia, hidromancia, austromancia, ceraunomancia, caomancia, eromancia, meteoromancia y todas las mancias que se les ocurran. Gente interpretando los sueños, el vuelo de las aves, el crujido del parklet y los posos del té. Yo como bebo refresco de naranja no veo posos y no me aventuro a hacerles una profecía. En la alcaldía hay expertos en sortear la mala suerte y pasarle el cese al primer ministro incauto que se arrima, así que vayan ustedes a saber qué pasa. Pero por lo menos no me las doy de augur u oráculo dando varios pronósticos para poder decir que ya lo había adelantado yo.
Ya tuve ocasión de comentarles aquí que por primera vez a mí me hicieron dos encuestas y en ninguna de ellas se preguntaba por Vox, que en las elecciones más recientes -las autonómicas del año pasado- fue la tercera fuerza más votada en Ponferrada, con más de 3.600 fachas, fascistas, golpistas, facinerosos, facciosos y fruslerías por el estilo que votaron a ese partido, porque si algo tiene la progresía es que clasifica muy bien entre los buenos y los malos demócratas aunque todos hayan hecho lo mismo, meter una papeleta en una urna. Viendo las encuestas de Ponferrada parece que más de tres millares de votantes se han difuminado en un año y eso ni siquiera beneficia al PP. Sigue incurriéndose en semejante obcecación demoscópica, a la vez que persisten las preguntas por alguna fuerza política que ya no se presenta en las siguientes municipales. Con semejante preparación de las preguntas ¿qué puede salir mal en la tabulación de las respuestas?
Hemos visto algunos socialistas sumamente ufanos con las encuestas. Yo pertenecía a un partido que era experto en ganar encuestas y perder elecciones, por lo que sé que la prudencia es la mejor consejera cuando se intuyen resultados muy distintos a los de las encuestas. En el CIS todavía están explicando que el PP perdería en las autonómicas de Madrid y Andalucía. Y claramente en Ponferrada. Si se suma el grupo de los indecisos o de los que no confiesan el voto por razones distintas y el error muestral, sale un porcentaje mayor que el de los partidos más votados. Así que calculen ustedes cómo se ajusta un resultado que va a dar alguna sorpresa en restos cada vez más estrechos por la pérdida de población que disminuye el censo. Igual resulta que esta galopante sangría poblacional es una estrategia electoral de Olegario Ramón y por eso no la ha marcado en todo el mandato, viajecito más o menos, para evitar que la actividad económica frene un poco la notable caída de población por la que pasará a la historia del desmontaje de Ponferrada.
No es de extrañar que con semejantes desajustes, encuestas que lo mismo se hacen por teléfono que por internet y sin muestreos aleatorios para corregir la distribución del censo electoral, haya tantos vaticinios que dejen abanicos muy abiertos en el número de partidos políticos que pueden tener representación en el consistorio ponferradino. Aquí ya no hay horquilla, hay fabulación. Cada vez que veo semejantes chapuzas me da la sensación de que la demoscopia es más adivinación que ciencia estadística. Lo siguiente será que van a contratar algún arúspice para que lea en las entrañas de algún candidatable o en las cenizas que deja haber quemado algún cuaderno azul de esos que lleva Olegario a la Fiscalía.
El astrónomo Giordano Bruno recomendaba dar de bofetadas a todos los vates, profetas, adivinos, agoreros y pronosticadores. Si llega a conocer a los encuestadores de Ponferrada no se explicaría por qué el que acabó en la hoguera fue él. Yo estoy con Platón en que profetas y adivinos todos dicen muy buenas cosas, sin comprender nada de lo que dicen. Viendo aquí los pronósticos, más.