[LA OVEJA NEGRA] Ciuden, transición energética y ecologismo
GERMÁN VALCÁRCEL | No pongo en duda que don Arsenio Terrón, director general de Ciuden, no tenga responsabilidades, creo que muchas, en el errático camino que el organismo ha seguido durante los años de su mandato. Lo que pongo en duda es que su cese no forme parte de las conspiraciones y presiones de quienes le han estado ninguneando, y conspirando en su contra durante casi todo su mandato. Encabezados por quien sigue empeñado en que alguno de sus valido-as llegue a dirigir la Fundación. Lo tienen imposible, la falta de cualificación de los mismos lo hace inviable. Aunque del PSOE se puede esperar cualquier cacicada, pero sería un escándalo.
La caída del director general de Ciuden es la primera de una larga lista que, previsiblemente, van a tener continuidad tras las elecciones, en la provincia de León (una de las geografías más castigadas por el despliegue de macroproyectos de renovables). La sombra del caso “tito Berni” será aprovechada para que Pedro Sánchez y sus huestes ajusten cuentas con antiguos “susanistas”: Cendón, secretario general, y Eduardo Moran, presidente de la Diputación, lo fueron. Las escabechinas llevadas a cabo en las listas electorales del Bierzo por el actual cacique de la Diputación provincial no son más que un intento de blindarse de cara al futuro. Está por ver que lo consiga. Sin embargo, Cendón está amortizado.
Pero al margen de las mezquinas lecturas localistas y de “ego heridos”, y de las venganzas que se esconden detrás la filtración del cese del señor Terrón, hay cuestiones más de fondo y de mucho mayor calado y alcance: la llamada Transición energética. A Ciuden le toca jugar un papel muy importante en el tema del Hidrógeno Verde. El papel de España como colonia energética, dentro de la Unión Europea, asumido sin rechistar por el gobierno actual, lo han dejado meridianamente claro las instituciones europeas, desde donde salen los Fondos Next Generation.
En aras de ir haciendo camino y llevar adelante esas directrices europeas, con las menores resistencias y costes políticos posibles, esta misma semana ha tenido lugar, en el MITECO, una jornada de trabajo sobre el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) en la que han participado las poderosas y subvencionadas cinco grandes ONG ecologistas del país (el llamado, de forma sarcástica, G-5: Greenpeace, Ecologistas en Acción -con graves conflictos internos, debido a las fuertes diferencias sobre como gestionar este asunto- WWF España, SEO Birdlife y Amigos de la Tierra) y algunos otros grupos locales, como los que mantuvieron una reunión con Laura Martín Murillo, directora del Instituto de Transición Justa -gestionada por directivos de Ciuden, a cambio de no hacer excesivo ruido durante la visita de la vicepresidenta- al día siguiente de la visita de la vicepresidenta Teresa Ribera a las instalaciones de Ciuden en Ponferrada, y que se organizan en el Fondo para la Defensa Jurídica de la Cordillera Cantábrica (Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, ADEGA, Bierzo Aire Limpio y Sociedade Galega de Ornitoloxía) que, con los anteriores intentan “dirigir” a los pequeños colectivos rurales y plataformas ciudadanas que, en casi todo el país, pretenden, manteniendo su autonomía y sin posturas hegemónicas, crear redes de apoyo mutuo en defensa del territorio.
Los grandes conglomerados ecologistas, el G-5, colaboran y mantienen reuniones periódicas, al más alto nivel, con el gobierno y reciben importantísimos fondos económicos mediante el 0,7% sobre el IRPF y de organismos públicos como la Fundación Biodiversidad; programas financiados por la Unión Europea y diferentes ministerios, incluso, alguno, recibe fondos de importantes fundaciones y lobbies del capitalismo verde. Lean sus memorias económicas y saldrán de dudas.
Estos grandes grupos ecologistas -deberíamos hablar de ambientalistas- están seriamente preocupados con el Real Decreto Ley 20/2022, que elimina la Evaluación de Impacto Ambiental en los proyectos de generación de energías renovables. Así se lo han hecho saber a los responsables del MITECO, ya que deja muy tocada su estrategia, basada en una supuesta “negociación” con los responsables políticos -engañosa, porque esos responsables políticos “escuchan” pero terminan haciendo lo que les place- y la vía jurídica, el instrumento que se ha utilizado para desmovilizar a la población y “controlar” a los pequeños colectivos de base, carentes de fondos, para sacar adelante los costosos litigios. El papel desmovilizador y de “pastoreo”, de estos grandes grupos ecologistas y sus terminales locales es muy similar al de los grandes sindicatos de nuestro país en el movimiento obrero.
Las mal llamadas renovables no son la solución mágica que nos salvará para continuar con la fiesta y seguir derrochando energía
El movimiento ecologista occidental ofrecía, en sus orígenes, una cosmovisión contraria a la economía de crecimiento y la sociedad de consumo, pero cayó en los círculos de influencia de la izquierda electoral. Y en su deseo de encajar en las lógicas del poder y del sistema capitalista, se ha ido centrando en debatir sobre cuáles son las tecnologías más “sostenibles” para mantener el nivel de confort que “necesitamos” las sociedades más ricas y consumistas, nosotros.
Es necesario decir, alto y claro, que el término “desarrollo sostenible o sustentable” ha sido creado para ocultar el desastre que estamos ocasionando al planeta, y que sin el expolio y ecocidio que genera la minería, no hay transición energética posible, y sin el genocida colonialismo que llevamos cinco siglos practicando nuestro modelo de vida es insostenible. Seguir diciendo que podemos mantener nuestro modo de vida, simplemente cambiando de fuente energética, es engañar a la población.
El desafío al que nos enfrentamos es el de adaptarnos al declive energético. Las mal llamadas renovables no son la solución mágica que nos salvará para continuar con la fiesta y seguir derrochando energía en autos eléctricos, turismo de masas y consumo obsceno. Las “renovables” se construyen a base de depredar el planeta para obtener minerales raros y materias primas de las minas, y requieren combustibles fósiles para su montaje. Esa es la misma condición que reclamaron el petróleo, gas y carbón para extraerse. Todo ha sido, y siempre será, a costa del medio ambiente. En el Bierzo bien lo sabemos.
Las renovables no son la diferencia, son la continuidad exacerbada de nuestra obsesión por “crecer”, ese comportamiento es el que destruye nuestro entorno y las renovables nada van a cambiar, al contrario, van a acelerar el proceso de destrucción. Es terrible nuestra desconexión del mundo físico-natural. Retorcemos la realidad para ajustarla a nuestra imaginación pensando en que el poderoso ingenio humano lo resolverá todo. Pero nuestra existencia se rige por leyes físicas, químicas y procesos biológicos, no por nuestra imaginación, nuestro ingenio o nuestras convicciones ideológicas.
Queramos, o no, el mundo se va a simplificar mucho, la discusión es como lo hacemos: Ecofascismo o un Decrecimiento solidario y equitativo -más en esas geografías donde vive el 20% de la población que consume el 80% de los recursos del planeta-. Regresaremos a formas de vida muy simples, cuanto más podamos alejarnos de los grandes flujos de energía artificial (ciudades) y reconectarnos con el mundo natural (campo), más preparados esteremos. En esa violenta realidad a la que nos acercamos, el mundo no será aquello a lo que nos han acostumbrado.
Los pequeños movimientos sociales en defensa del territorio deben asumir -y actuar en consecuencia- que ningún gobierno, ni partido, se encuentre en el punto del espectro ideológico que se encuentre, cuestiona o ha cuestionado la raíz del problema (no es otro que el metabolismo capitalista), sin lo cual, lidiar con los síntomas, se torna cada vez más complejo y hasta imposible. De no tomar decisiones rápidamente, terminaremos asistiendo a aquello que, ya en 2004, sostenía el biólogo, geógrafo y antropólogo Jared Diamond: «Nuestros hijos vivirán agazapados entre los escombros de una sociedad que se derrumbará por no entender que todas aquellas especies que sobrepasan los límites de los ecosistemas que los alimentan terminan colapsando».