[TRIBUNA] Parques eólicos: ¡ya está bien de aguantar!
JOSÉ LUIS PRADA | La Fundación Prada A tope quiere poner de manifiesto el impacto que acarreará para el desarrollo del medio rural y agrícola del Bierzo la proliferación de grandes parques eólicos y fotovoltaicos como los que en el último año han ido conociéndose en diversos municipios de la comarca y que tienen en común la ocupación de enormes extensiones de tierras cultivables y, en muchos casos, de regadíos recientemente modernizados.
La Fundación Prada A Tope no está en contra de las energías renovables, pero en sus valores fundacionales, en su espíritu y su filosofía está la preservación del medio natural, el paisaje, la arquitectura tradicional, así como mantener la riqueza agrícola de siempre de nuestra comarca en toda su extensión.
En esa línea trabaja la Fundación desde hace muchos años tratando de dar ejemplo como una realidad incontestable como es la plantación de 5.000 árboles de 53 variedades forestales en 90.000 m2 (de momento) como espacio público de libre acceso para disfrutarlo. Es muy poca cosa, desde luego, pero el caso es concienciarse y empezar…
Las energías renovables son el futuro, por supuesto, pero esta comarca ha sufrido y aguantado en sus carnes las consecuencias medioambientales de casi un siglo de la extracción del carbón, de la pizarra, del hierro, de las canteras. Cuando la actividad ya no es rentable, se abandonan y lo único que queda es suciedad, escombreras, mejor dicho… mierda. Cielos abiertos abandonados como los del Bierzo Alto o la gran corta que dejó Victorino en Fabero o espacios como San Miguel de la Dueñas tras las explotaciones de hierro, las escombreras de Torre e Igüeña y no digamos las que dejan las pizarreras en La Cabrera, o el desbarajuste que dejó Martínez Núñez en la cantera al lado de Las Médulas; o los escombros que tenemos que tragarnos con el abandono de las térmicas de Anllares y Cubillos, o aquí mismo, en el valle de Vilela de Villafranca, un paisaje precioso que resaltaba la monumentalidad de la “Pequeña Compostela” y que ahora está ocupado por naves abandonadas (decían que se crearían muchos puestos de trabajo) y lo único que quedó es un paisaje deteriorado, imitando los extrarradios de las grandes urbes, ¡increíble!. Sí, así es, aquí en el epicentro del Bierzo…
Los proyectos de grandes parques fotovoltaicos que nos están invadiendo lo realizan empresas multinacionales que buscan oportunidades de negocio en toda España y que necesitan fundamentalmente dos cosas: sol y redes eléctricas para comercializar esa energía. Ellos van a los suyo, a buscar la máxima rentabilidad por encima del deterioro del paisaje, de la agricultura y por encima del medio natural… ¡Esas cosas ya no son de recibo con el avance imparable de la tecnología ni del progreso de la sociedad del futuro! A nadie se le escapa que en El Bierzo tienen una ventaja competitiva y atrayente: las redes eléctricas que han dejado aquellas centrales térmicas apagadas y las hidroeléctricas, con sus subestaciones listas para absorber esa energía. Es precisamente la proximidad a estas líneas eléctricas lo que hace apetecible el centro de la hoya berciana, justamente las tierras que tienen posibilidades agrícolas, donde están los viñedos históricos y donde están, incluso los regadíos.
Eso es algo que escandaliza fuera de nuestras fronteras: hace unos meses el presidente de la Organización Internacional de la Viña y el Vino con sede en Paris, el Sr. Pau Roca, invitado por nuestra Fundación para visitar la comarca se quedaba maravillado con el paisaje de los viñedos del Bierzo, al respecto nos comunicó que: se reuniría con su equipo para conocer en qué estado se encontraba el trabajo de la OIV en las cuestiones de conservación del patrimonio vitivinícola para insistir en el alcance paisajístico y patrimonial que tienen los proyectos de conducción de energía eléctrica generados por parques eólicos y de otra naturaleza. Lo decía alguien que conoce los viñedos de Australia, de Sudáfrica, de Chile, de Francia, de Italia, etc.
Uno de estos proyectos de parque solar en promoción, que se quieren instalar aquí mismo en el epicentro del Bierzo, bajo el nombre de “Cacabelos Solar”, ocupará 66 hectáreas. Para hacernos una idea gráfica, es lo mismo que el Barrio de La Rosaleda de Ponferrada en su conjunto. Este parque solar generará unos puestos de trabajo en su construcción e instalación, pero una vez puesto en marcha la mano de obra de mantenimiento será de una o dos personas. Si se llevase a efecto, el impacto paisajístico es incuestionable y lo que es peor, permanecerá para siempre, ya que en el futuro su concesión se prorrogará, y si el negocio no fuese lo suficiente rentable, lo dejarán todo abandonado, no se gastarán ni un euro en regenerar el lugar del que se aprovecharon. Esto es lo que hemos padecido y sufrido hasta ahora… ¡ya está bien de aguantar!…
Nos preguntamos: ¿merece la pena ocupar tamaña superficie de tierra cultivable para tan poco rendimiento en puestos de trabajo? Porque además de las 66 hectáreas, en el medio del Bierzo, su impacto visual, con sus vallas de protección incluidas, afectará a todos los linderos de la zona que verán mermada la valoración de su patrimonio…
La Fundación sostiene y afirma que además de los bosques y las zonas habitadas, tienen que estar libres, inexcusablemente, de estos grandes parques las zonas de regadío. Sin ir más lejos, en esta zona, el Canal Alto del Bierzo terminó su renovación en 2015 después de invertir más de 21 millones de euros que fueron financiados por el Estado y la Junta de Castilla y León… la mayor parte proveniente de fondos europeos. ¿Tiene esto sentido? Nosotros creemos rotundamente que no, que es un despropósito, eso es malgastar el dinero de todos sin ton ni son…
Energía solar, sí, claro que sí. Pero no en estas zonas que nos hacen un lugar único, paisajes extraordinarios que son la envidia de quien visita nuestro Bierzo por primera vez y que, los Ayuntamientos, el Consejo Comarcal, la Diputación y la Junta están tratando de fomentar con acierto un turismo de calidad que hoy por hoy es la gran baza a jugar en El Bierzo, aprovechando el tirón de las 7 marcas de calidad que son la punta de lanza de una agricultura y viticultura real que son la línea a seguir para mantener la tan cacareada y manoseada sostenibilidad con la que todo dios se está llenando la boca ahora porque es la moda…. No es de recibo propugnar la defensa del paisaje y de la agricultura como medio de vender Bierzo y a la vez cerrar los ojos ante proyectos tan devastadores para el medio natural como este.
Por eso no podíamos guardar silencio, porque iría en contra de nuestra razón de ser y sería una traición a la trayectoria de más de cincuenta años defendiendo la tierra que pisamos. De todos nosotros, de los bercianos y leoneses, depende que cuidemos y mimemos hasta la extenuación nuestra tierra, es lo mínimo que podemos hacer ya que tenemos la obligación de dejar a nuestros descendientes un futuro y medio natural digno para que puedan disfrutarlo… es nuestra responsabilidad.
Ya tuvimos y tenemos demasiadas experiencias sangrantes para que nos dejemos llevar por la inercia y la dejadez una vez más…. eso no, ASÍ NO.
No debemos hipotecar esta fuente de riqueza que es el paisaje tan peculiar destrozando la agricultura y viticultura que tenemos para proveer de energía a los grandes núcleos de población y dejar nuestros pueblos abandonados a la buena de dios, como hasta ahora está pasando. Mucho hablar y hablar desde todos los foros de que el mundo rural se queda sin gente (la España vaciada), pero a la hora de la verdad todo son palabras y afirmaciones vacías dictadas desde la ignorancia que da el desconocimiento de la vida de nuestros pueblos.
Es una pena, pero es lo que hay… ni más, ni menos…
Hace un mes la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha concedido a las Montañas de León, incluido El Bierzo, como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), la máxima distinción que identifica espacios únicos que destacan por sus valores paisajísticos, agronómicos, culturales y antropológicos.
Creemos que con esto está todo dicho…
Por la Fundación: José Luis Prada