[ZASCAS] Luz y taquígrafos para el pacto de Ponferrada
La publicación de unas fotografías tomadas en la cafetería de las Cortes de Castilla y León en las que aparecen los candidatos a la alcaldía de Ponferrada Marco Morala (PP), Iván Alonso (Coalición por El Bierzo) y Patricia González (Vox) disparó ayer las especulaciones acerca de la supuesta firma de un pacto de gobierno para el consistorio de la capital berciana.
Más allá del daño que la imagen robada pueda hacer a su relato, es obvio que Alonso (como sus dos interlocutores) tiene todo el derecho del mundo a tomarse un café con quien quiera y donde quiera. Que lo haga a más de 200 kilómetros de Ponferrada, en la sede de una institución como las Cortes autonómicas y con otros dos políticos locales merece al menos una explicación un poco más elaborada que la frase con la que despacha el asunto el comunicado de su partido.
Damos por supuesto que «no se va a negociar ni a cerrar ningún pacto en una cafetería», sabemos que «en las cafeterías se conversa de manera distendida» (no siempre) y también que no es una reunión furtiva la que se celebra en lugar tan poco discreto. Pero estamos seguros igualmente de que tres políticos desplazados tan lejos de su domicilio habitual ni se encontraron de forma casual ni se citaron allí para hablar del tiempo. Si antes o después del inocente café se produjo alguna conversación, por junto o por separado, con altos cargos de la Junta que pueda afectar al futuro de Ponferrada sus ciudadanos tienen derecho a saberlo.
También tiene derecho Coalición, y los demás, a estirar el suspense todo el tiempo que consideren oportuno o beneficioso para sus estrategias. Bien está que las negociaciones se lleven con discreción, pero que se vayan haciendo a la idea de que no les conviene reincidir en lo ocurrido hace cuatro años. Entonces, el acuerdo entre el PSOE, los bercianistas liderados por Pedro Muñoz y Podemos para llevar a la alcaldía a Olegario Ramón se zanjó con una foto y escasas explicaciones sobre el contenido concreto (si lo había) de un pacto que nunca se llegó a difundir con el detalle que merecía.
Esperemos que la historia no se repita y que esta vez haya transparencia, luz y taquígrafos. La ciudadanía tiene derecho a conocer todo lo que se acuerde, desde las dedicaciones hasta el reparto de responsabilidades de gobierno, pasando por la parte del programa de cada uno de los socios que se va a aplicar de forma prioritaria y por los compromisos que en su caso se vayan a exigir a Administraciones superiores. Otra cosa sería empezar defraudando la confianza del electorado.