[CARTAS] Adiós, Olegario, adiós
Se dice a menudo a los cuatro vientos, aunque rara vez es escuchado por los políticos, que tener elegancia y retirarse a tiempo de la política es un atributo valioso que refleja sabiduría y clase en un dirigente político. Retirarse de manera digna y sin generar conflictos innecesarios, mostrando gratitud hacia aquellos que brindaron apoyo y respeto a quienes han sido adversarios, es lo que marca la diferencia entre un líder auténtico y uno impostado. Cuando un político se aferra al poder y se niega a abandonarlo en el momento adecuado, demuestra una falta de visión y un apego excesivo a su posición o salario. Un político que no asume su derrota y pone en riesgo su propio legado y el futuro de su partido.
Olegario Ramón, al ver la alcaldía en peligro, no dudó en postularse a diputado o senador para seguir ocupando un cargo político y seguir beneficiándose de altos emolumentos y protagonismo. Sin embargo, se encontró con la negativa del secretario provincial, quien optó por una medida pragmática para evitar abrir nuevamente en canal el PSOE de León, replicando prácticamente la lista presentada en 2019. Aun así, el exalcalde tenía otra carta bajo la manga: la presidencia del Consejo Comarcal. En esta ocasión, intentó adoptar una actitud performática, simulando la aclamación por parte de la agrupación de Ponferrada, pero los medios de comunicación se le adelantaron.
Sorprendentemente, apenas una semana después de su derrota en el pleno municipal, Olegario Ramón ha adoptado un tono nostálgico, convirtiéndose en un «abuelo cebolleta» al hablar repetidamente sobre su gestión pasada y denigrar al actual alcalde, Marco Morala, a quien no le ha concedido ni 100 horas de gracia. Tal vez esté empezando a parecerse a Tarsicio Carballo más de lo que él mismo imagina.
Ser portavoz sin dedicación exclusiva es un verdadero problema de conciliación laboral y familiar para Olegario Ramón, quien hace 8 años pudo permitírselo, aunque muchos no lo sepan, ya que contaba con horas sindicales en la Administración de Justicia que sirvieron no solo para apoyar a sus compañeros de trabajo en sus reclamaciones laborales, sino también para servir a toda la ciudadanía, de este gran servidor público.
No debemos olvidar que Olegario Ramón, portavoz de la oposición en el Ayuntamiento de Ponferrada entre 2015 y 2019, no encabezó la lista del PSOE, sino que fue su compañera Ángela Marqués, quien también podría haber sido alcaldesa de Ponferrada. Sin embargo, Olegario y parte del PSOE de Ponferrada la traicionaron, convirtiéndose él mismo en un falso «líder» en poco tiempo. Y Ángela Marqués, en un ejemplo de militancia supo asumir su nueva realidad.
El PSOE debería apartar a Olegario Ramón y otorgar la portavocía a alguien que sin duda podría ser una excelente alcaldesa en cuatro años, como Silvia Blanco, una mujer joven con experiencia y un compromiso feminista. Les insto a investigar su arduo trabajo en Valderas, y sin duda, si comparan con el resto de la lista verán que ahí está el futuro del PSOE de Ponferrada.
Un militante irritado