[EL PROTECTORADO] El Coronelo y Tambor disputan la Diputación
AL RAISULI | Dos ejemplares bercianos de municipios vecinos, distinto color político y semejante condición quieren ser Presidente de la Diputación de León. Un caso insólito que los leoneses de pedigrí, esos de Páramo, parlamentarismo y Cultural, se vean obligados a tragar a la vez con lo malo y lo peor, entendiendo que lo malo es que ambos son bercianos y lo peor que están cortados por el mismo patrón.
No es descubrir nada nuevo que estos ruralistas de oportunidad y condición fueron apóstoles, tan ciegos como predilectos, de la herejía pública que profesaron mayoritariamente políticos domésticos de cualquier color; esa misma que envenenó por décadas esta tierra con chulería, despotismo y corrupción y que ahora, a la chita callando, sigue mandando desde el poder que da la información mercenaria repugnantemente premiada con subvenciones orgiásticas.
Los dos ganan las elecciones municipales en sus respectivos pueblos por mayoría absoluta una y otra vez, aunque esté constatado que cruzando la raya de su demarcación municipal no les votaría ni el tato. Nada tiene de sorprendente tal milagro electoral. Es cosa sabida por vieja la claudicante eficacia de esa perversión democrática que es la política clientelar, y aunque este par de caciques relictos ignoren, porque fijo que lo ignoran, quien fue el Conde de Romanones no puede evitar que son una versión mínima y paleta del mismo en la época de la Inteligencia Artificial y de Tamara Falcó.
Por supuesto que no vamos a cantar loas de los interfectos, para eso ya tienen el favor de su Hearst convicto en el frigorífico. Tampoco vamos a reiterar más allá del apunte las razones por las que cualquier persona corriente en su lugar se hubieran escaqueados de los focos de la actualidad como cartujos, pero no son personas corrientes; a ellos, como a Shakira, lo que les gusta es facturar. Este es el percal que desde las Chanas compartidas ofrece este Bierzo revoltoso al León institucional del Palacio de los Guzmanes.
Pero este León ya no es León ni el de la Roma que lo fundó. Sus garras han pasado por una manicura de esas que ponen los chinos y solo valen para acariciar a los vendepatrias que les impone Valladolid. Desde cuándo un Poncio leonino de lo de antes consentiría que su amada Diputación se la disputaran dos bercianos sin caché que calzan zapatos de tocino con el traje de las inauguraciones. Incluso es una ofensa para los ilusos de la UPL que no rascan bola en el Bierzo y deben decidir entre dos aborígenes del otro lado del Manzanal.
¿Y cuál es el secreto del irresistible encanto de estos dos alipendes de acequia y lagar para estar colocados en tan privilegiada posición, aparte claro está del padrinazgo compartido con el otrora inquietante mentor del patatero? Pues la explicación son dos personajes cruciales en sus tiernas biografías: por la parte sociata es el Bambi Zapatero, al que Tambor Morán presta sus funciones de telonero comarcal en las visitas con las que nos distingue el ahora furibundo sanchista cuando no se dedica a homologar a Maduro con guacamole.
El otro, el pepero, es el entrañable Pañuelín. Ya saben, el de l’administration c`est moi, cuya labor de blanqueo del Coronelo en el pantone de la politiquería es encomiable. Y lo es hasta el punto de querer colarle a sus paisanos de la capital provincial y su alfoz al titular, de facto, de la mayor perrería machista y racista conocida por estos lares. Un episodio tan triste como impune que no tolerarían ni los más extremistas de Vox.
Los dos candidatos in pectore, tan bercianos, tan cercanos, tan defensores del terruño van a perder hoy mismo, mañana y pasado también, la oportunidad de posicionarse frontal y rotundamente en defensa de su tierra a la que dicen tanto querer. Ayer mismo se conoció una decisión que no me duelen prendas tildar de criminal, cual es la aprobación de un parque fotovoltaico de 89 hectáreas en Otero de Toral, en plena zona de primor vitivinícola y cuyas líneas de evacuación afectan a otros siete municipios.
Un elemental compromiso con sus paisanos exige de estos dos “destacados ciudadanos” un posicionamiento nítido y frontal ante semejante barbaridad. No lo van a hacer porque son esclavos morales del tenderete de la transición injusta de Ribera y de la inveterada inquina anti berciana de Mañueco que de geografía sabe lo que Eduardo y Raúl de Romanones. Este es el regalito trucado que de nuestra parte pero sin nuestro conocimiento le mandamos a León. Que lo disfruten por muchos años.