[LA PIMPINELA ESCARLATA] La culpa fue de… pito pito gorgorito
EDUARDO FERNÁNDEZ | Miren ustedes que el cancionero hispánico tenía una enorme diversidad de culpas que repartir por ahí. Que si la culpa fue del cha cha cha, que si la culpa fue del primer beso, que si blame it on the boogie, que si la culpa fue del ron, que si la culpa fue del tequila y así hasta agotar el almacén de bebidas espirituosas antes que el repertorio de canciones. Y de los ritmos bailables, en los que el actual presidente del Consejo Comarcal demostró mayor entrega que en el trabajo constante, como atesoran respectivamente sus redes sociales en las que arrancarse por bachata y su incapacidad para terminar el asfaltado de las calles de la dichosa zona de emisiones bajisimísimas. Claro, si es que el asfalto se lo gastó todo en embrear el parque del Temple, cómo le iba a sobrar para las calles.
El caso es que con varias canciones tituladas la culpa fue de (lo que fuera), lo que no se le había ocurrido a ningún compositor fue el mega éxito del verano ponferradino “la culpa fue del ingeniero”. O por la cosa del lenguaje inclusivo más cercano a la sección técnica municipal, la culpa fue de la ingeniera. Si la búsqueda de excusas fuera deporte federado Olegario Ramón sería campeón olímpico. El único ser humano que jamás se ha equivocado a lo largo de su plácida y descansada existencia es a la vez el más feroz inquisidor a la hora de buscar culpables ajenos de los desaguisados propios. Si en algún momento en política esa sonrisita de ya sé a quién enchufarle la culpa del desastre hubiera sido una gracia cínica, en Olegario se habría disipado la gracia a fuerza de reiteración. Que es ya un poco cansino lo de la culpa del universo.
Para sorpresa de nadie los graves errores de planificación del asfaltado son de todos los ingenieros del mundo, pero no de los que se supone que debían decirle a la sección técnica lo que tenían programado hacer, ni de quien habilitaba la pasta que sacacuartos nos esquilmaba para pagar la obra, ni de quien supervisaba políticamente la operación. ¿No se pregunta ustedes también dónde estaba esta gente cuando aprobaban en comisión o junta de gobierno los proyectos? ¿Nunca les llamó la atención a los que nos gobernaban echar un vistazo a la memoria o los planos de ningún proyecto? ¿Ni por una miajilla de curiosidad? Vamos, es que ni lo de la culpa in vigilando, que no es necesario; es simple desidia, tan enorme como la excusa de desahogado de imputarle el problema a los trabajadores municipales del área técnica. Lo siguiente será que cuando Unicef pregunte por la Ciudad amiga de la infancia, los que se han pasado un año sin contestar, que eran los concejales socialistas, le echen también la culpa a los trabajadores de sus áreas por dejar que pasara el plazo.
Se ha convertido en el niño repipi y repelente que iba en la clase señalando con gesto acusador a los demás. Seño, seño, ha sido Luisito, ha tirado del pelo a Maripi; profe, profe, Atanasito ha hecho burla a Pomponio; seño, seño, Mar se ha comido el asfalto y no queda ni para Antolín ni para Eladia.
Luego le ocurrirá lo que a los perfectos niños repelentes, que el resto de la clase se pone en guardia y le hacen el avión en el patio del cole. Los trabajadores del Consejo andan tensos tratando de prever la cantidad de marrones que les caerán con los errores del nuevo jefe, inimputable político que está inmune -casi mejor inmune previo que indultado después- de cualquier reproche porque la culpa fue de… a quien le caiga, pito, pito gorgorito.
Hasta ahora uno venía al consistorio llorado de casa y si había un problema o un error, de quien fuera, era del jefe. Luego ya no; aunque fuese del alcalde, se repartía para todos, y ahora, ya en la oposición en un sitio, eso sí, con el poco decoro de hacer oposición en una institución desde la presidencia de otra, ha sublimado la cobardía política de escurrir el bulto y saltan los errores graves de los funcionarios. La próxima semana darán una rueda de prensa para reclamar el inmediato arreglo del desastre, a ver si a la gente se le olvida que lo ocasionaron ellos, como intentan que pase con el arreglo de los pabellones. Y a seguir cobrando del Consejo para justificar lo que dejó de hacer en el Ayuntamiento. Y ahora la culpa fue de…