[TRIBUNA] Ser buena persona
BOUZA POL | Es muy triste y preocupante que algunos líderes políticos, como el señor Iceta del PSC, ni siquiera sepan lo que es ser buena persona. Si de verdad entendieran lo que significa la bondad y ser persona, entonces no sacarían la lengua a pasear con tanta ligereza y falta de fundamento para llamar «buena persona» y «osito de peluche agradable» a un político separatista que ha incumplido casi todas las leyes, ha promovido el odio, la división, el enfrentamiento, la mala convivencia, el desorden, el miedo, la arbitrariedad, el derroche del erario para producirnos inquietud, pena, angustia y sufrimiento a todos los españoles.
Me refiero al señor Junqueras, que será buena persona en su casa y con el señor Iceta, cosa que, evidentemente, no me importa, pero en sus actuaciones públicas ha demostrado ser todo lo contrario, un traidor totalmente deleznable y repudiable por el hecho de haber intentado robarnos un trozo muy querido de España. El que vaya a misa y comulgue todos los días, como proclaman sus defensores (el otro día hasta Rodrigo Rato, en entrevista televisiva, tuvo el cuajo de decir que era un tío agradable y buen profesor, en la cárcel de privilegio en la que se divertían), no me parece un atenuante, sí un agravante que demuestra hasta que punto es falsa su pretendida bonhomía y está equivocado su catolicismo.
El señor Iceta, lamentablemente, no sabe lo que significa ser buena persona. Pero el verdadero y grave problema no es que no lo sepa él, sí es que mucha gente que ocupa los ámbitos de poder ( y sus votantes) tampoco lo saben. España no está en la ruina moral, ética, social, política y económica por culpa de la casi obligada picaresca tradicional del subsistir de la gente humilde, de la chapuza del albañil o de la torpeza del camarero; lo está por la enorme y constante ambición y maldad de la «élite» elegida, en listas cerradas y bloqueadas, que maneja el motor y el timón de una «democracia» que están prostituyendo, maltratando, de la que chupan sin parar.
España no fracasa por culpa de los menos preparados académicamente, se pierde por las malas costumbres y prácticas de los mandamases de todos los ámbitos, sea en empresas públicas como las desaparecidas cajas de ahorros o empresas privadas subvencionadas que sólo producen pérdidas al erario y se mantienen exclusivamente para amparar y dar sueldos de privilegio a las sanguijuelas.
Aquí todo mandamás se sube al púlpito, y se aumenta el sueldo. Los medios de comunicación les dan cancha y todos los minutos de mal juego que quieran, sin límite de faltas personales, antideportivas y técnicas. Lo lógico, sensato, y justo, sería reducir la jornada laboral y mejorar las condiciones de los trabajadores del sector privado. Las máquinas deben estar al servicio de las personas, de todas.
Sin embargo, en el 2017 nos han salido más de trescientos curas catalanes separatistas firmando un Manifiesto a favor de un Referéndum en Cataluña. Estos religiosos, representantes de la Iglesia que dice ser Universal y preocuparse por los pobres y la solidaridad, sólo atiende a los ricos, por eso «consideran que conviene que sean escuchadas las aspiraciones del pueblo catalán». ¿Pueblo catalán…, desde cuándo…?
Es evidente que a estas «buenas personas» le preocupa un carajo que cada año España padezca cinco mil suicidios y otros muchos miles de intentos fallidos, que dan una idea clara de lo felices que somos. Aumenta, sin parar, la delincuencia, el consumo de alcohol, de drogas y las muertes en las carreteras, pero el Gobierno falsea las cifras hasta tal punto que no considera muerte por accidente de tráfico a la víctima que aguanta sin morir 24 horas.
Seguimos con treinta mil mendigos abandonados en las calles, y muchas personas rebuscando en los cubos de las basuras, pero no pasa nada…, y la frivolidad es tan grande que es imposible ver foto de político mandamás sin enorme sonrisa y dientes relucientes.
Soy creyente, rezo todos los días para darle gracias a Dios y pedirle protección para mi familia y demás personas que quiero y que me quieren, pero ya hace años que no me gusta ir a misa. Creo que todos estos políticos separatistas y los «ilustrísimos» curas que los apoyan no son buenas personas.
¡Baje Dios y lo vea!
El que esté libre de culpa…
Con toda Burbialidad.