[PAJARITOS Y PAJARRACOS] Una Ciuden verde
XAN DAS VERDADES | La Ciuden del desastre apostó por el pasado puro y duro con un esquema de organización caduco, sectario, derrochador y triunfalista. Nada tenía de innovador y racional aquel concepto rancio y enchufista, y mucho menos de democrático y solidario. El resultado, lógicamente, fue el que se correspondía con el tamaño del disparate.
La Ciuden pervive ahora aletargada, como un ente relicto que espera sin demasiada convicción rehacerse del colapso. Volver a renacer de sus cenizas con brío argumental, capacidad de
gestión y vocación de vanguardia es el gran reto.
No es fácil sentar las bases para retomar el liderazgo socioeconómico que un día detentó, un liderazgo tramposo, logrado más por la prodigalidad de una caja sin fondo que por la certeza de futuro que ofertaba.
La recuperación de la reputación es fundamental para afrontar toda nueva etapa, y lograrlo sin la estima de la ciudadanía es causa perdida. No es el mejor aval para una nueva singladura dejar la carta de navegación en manos de quien, desde el puente de mando, llevó al navío a naufragar en el arrecife. Solo será posible lograrlo cuando un nuevo capitán sin estorbos traslade que es un proyecto para todos, y no la capilla de unos pocos como la otra vez.
Pero eso, aún siendo muy importante, no basta. La Ciuden debe redefinirse, reestructurarse y hasta refundarse si es preciso. Las bases estratégicas sobre las que pivotó su desastrosa andadura no solo están obsoletas, sino que son inadecuadas para atrapar el futuro.
La Ciuden debería quitarse la caspa del pasado para mutar a un nuevo concepto de organización talentosa, capaz, útil y regeneradora. Un modelo que supere sin abandonar la vocación energética fundacional, para acoger las demandas de una sociedad alarmada; la misma que busca reconciliarse con un medio castigado por sus excesos.
En la conquista de esa nueva frontera la Ciuden debería abrazar el relato del clamor de la propia tierra; de la naturaleza malherida que lucha contra los males que le asedian; del clima puteado que día a día nos muestra la dimensión de su revancha; de las gentes que se replantean su diálogo con la suerte del planeta.
Tal adecuación conceptual mostraría a la Ciuden su reencuentro con un camino cierto; el valor de afrontar una empresa con dividendos vitales; el descubrimiento de un yacimiento de actividades sensibles con la propia existencia; y un venero de ocupaciones para pioneros ricos de espíritu al rescate de su propio mundo.
La propuesta concreta es revolucionar y desbordar la pacata y mortecina realidad de la Fundación
Esa Ciuden sería, además de la del coraje y el talento, la Ciuden del acierto, al no apostar por frivolidades a pelo de conejo sino por necesidades perentorias que reclaman soluciones. No es un clavo ardiendo al que aferrarse antes de la calcinación definitiva, y no lo es porque encaja con la sabiduría del dicho que informa que a grandes males, grandes remedios.
La propuesta concreta es revolucionar y desbordar la pacata y mortecina realidad de la Fundación que no encuentra su norte desde que se escaldó en su propia soberbia. Hacer emerger un estímulo potente que aúne voluntades en torno a un proyecto del que sea catalizador y a la vez locomotora.
Se trataría de que la Ciuden fuera el actor que propiciara convertir al Bierzo en un referente científico y operativo de defensa del medio ambiente en su sentido más amplio. Un auténtico cambio de paradigma al pasar una zona devastada a ser un centro señero de las actividades ambientales más avanzadas.
Es consolidar a un territorio casi anónimo como la expresión geográfica identificable en la vanguardia de ese anhelo general. Dicho así resulta un tanto pomposo, pero no hay nada que informe en contra de que ese objetivo de país, de país berciano concretamente, sea conseguible. Un objetivo por otra pare que, sin la existencia de Ciuden y partiendo de cero, sería pura utopía.
Nuestra región conjuga entornos orográficos y climatológicos diversos, y es centro de un extenso territorio con ecosistemas muy variados. También es lugar de acelerada despoblación y de grandes secuelas ambientales como resultado de las actividades económicas humanas. Todo ello lo configura como un marco de excepción para aflorar un clúster medio ambiental para estudio, planificación y el desarrollo de las operaciones conservacionistas.
No son meros enunciados, tras estas notas a modo de columna hay todo un plan para insuflar argumentos a una Ciuden catatónica, la misma Ciuden que está lastrando con sus taras heredadas el recorrido de Arsenio Terrón, su mejor activo.