[LA OVEJA NEGRA] Cien días después
GERMÁN VALCÁRCEL | Diálogo, trasparencia, consenso, respeto a los ciudadanos, incluso a los discrepantes, y buen talante, eso parecen desprender los primeros cien días de la nueva Corporación ponferradina, encabezada por don Olegario Ramón; lo sostienen bastantes ciudadanos ponferradinos, muchos funcionarios municipales y casi todos los grupos de la oposición, todos no, el decrépito ayatolá bercianista no parece estar muy de acuerdo.
Pero lo que diga don Tarsicio Carballo, realmente, carece de valor; como bien le recordó la portavoz socialista, “el diálogo, el consenso y el respeto son, como la tierra, para quien se lo trabaja” y al señor Carballo, preso de su proverbial misoginia, de su desconsideración, de su electoralismo cutre y de su incontinencia verbal le irrita y parece sacarle de sus casillas la suave, discreta y precisa forma de ejercer su función de la portavoz socialista.
Ha sido demasiado tiempo durante el cual el Consistorio ponferradino, gobernado por la derecha, ha chapoteado en la inmoralidad, la chapuza y la corrupción, y frente al sincretismo de supermercado de chucherías éticas e ideológicas que caracterizó el bienio de Folgueral, al frente de aquellos izquierdistas pasteurizados que pactaron con el hombre que había convertido a Ponferrada, y por extensión a todo el Bierzo, en una cloaca de podredumbre política y ética, la funcionarial, aburrida y, de momento, honrada forma de ejercer el poder del equipo de Olegario Ramón puede hacer recuperar la perdida dignidad democrática a la capital berciana.
Tras los años de corrupción, de la apariencia, de las rotondas millonarias, del laminado plástico, del hormigón impreso, de los auditorios, despues de esos años de simulacro de desarrollo y modernidad, de desprecio de lo cercano y lo pequeño, la derrotada y exhausta sociedad ponferradina necesita encontrar un sentido, una senda para avanzar, un porqué para poder seguir luchando, resistiendo en un mundo que camina hacia el colapso y al borde del eco-fascismo y eso solo nos lo puede dar un relato y unas actitudes comprometidas desde las instituciones que fomenten la confianza ciudadana, una Administración transparente y una oposición que controle y persiga las extralimitaciones de quienes gobiernan. En estos cien días no hemos tenido grandes acciones, por parte del equipo de gobierno, más bien parecen dedicados a pagar deudas, tapar agujeros, imponer el rigor administrativo en las decisiones políticas y permitir a los funcionarios que fiscalicen e informen de que esas decisiones se ajustan a la ley; no es poca cosa, viniendo de dónde venimos.
Don Olegario ya ha dejado un par de perlas en sus declaraciones como alcalde, a servidor le llamó le atención, sobre todo, esa afirmación que hizo acerca de lo que más le había sorprendido en este corto espacio de tiempo al frente del ayuntamiento, no dudó en afirmar que “la cantidad de personas que le solicitaban trabajo”. Don Olegario o vive en las nubes o se hace el tonto, las redes clientelares son una de las especialidades de su partido, en realidad de todos, no hace falta ir a Andalucía para constatarlo, con preguntar a su vicesecretario provincial, se lo hubiera explicado y de paso podría haberle aclarado, también, a qué se debía que los aspirantes a trabajar en una gasolinera, ubicada en su municipio, tuvieran que mandar sus currículo al correo de la Alcaldía, sobre todo conociendo quien es el gerente de dicha estación de servicio.
Ha sido demasiado tiempo durante el cual el Consistorio ponferradino ha chapoteado en la inmoralidad, la chapuza y la corrupción
A don Olegaria las costuras empiezan a rasgársele por donde preveíamos, por la lucha de egos de sus socios de gobierno y por un par de malas decisiones tomadas. El error y doble rasero, al conceder cargos de confianza a sus socios minoritarios, un buen ejemplo del motivo por el cual algunos ciudadanos le solicitan trabajo, ha dado lugar a la primera judialización de una decisión política en el actual mandato. Las malas relaciones entre la portavoz podemita y el portavoz bercianista, alguna bronca ya ha sido escuchada desde los pasillos por distintos funcionarios municipales o miembros de la oposición, no dejan lugar a dudas de por dónde van a venirle algunos problemas.
La larguísima trayectoria política del señor Muñoz y su forma de ejercer la acción política es suficientemente conocida por todos para que no me tenga que extender, sus defectos, muchos, y sus virtudes, que las tiene (entre ellas la lealtad con quien se compromete políticamente, a pesar de ser acusado, no sin cierta razón, de saltimbanqui político) ahí siguen, solo faltaría que a estas alturas alguien pretendiera hacer cambiar a don Pedro, finalmente apuntar que se le nota muy bajo de tono, todavía no parece recuperado de su tremendo batacazo electoral.
De la portavoz podemita decir que ha resultado una auténtica decepción, una estafa politica, practicante de una demagogia burda y chabacana, carente de rigor en sus intervenciones, intervenciones que, a veces, recuerdan a las de cualquier fascista –no sostengo que lo sea– que como sabemos se definen más por lo que odian que por lo que proponen, y lo que es peor, para sus socios de gobierno, su deslealtad. Tuve la ocasión de constatar el populismo barriobajero de doña Lorena la tarde del viernes, en la concentración por el clima, cuando al ser interpelada, por un participante en dicha concentración, por los motivos por los cuales no había habido ninguna alusión en el pleno de la mañana a la problemática sobre el clima, no dudó en enviar a su asistente a las instalaciones municipales a por una supuesta moción que no quedó muy claro por qué no había sido presentada (como todos sabemos nadie le puede impedir presentarla) y que repartió entre algunos de los presentes.
De lo que se cuidó muy mucho fue de informar por qué, durante la mañana, había votado a favor de otra moción en la que se solicitaba la llegada del AVE (el ferrocarril elitista e insostenible) a Ponferrada, y entre los argumentos que utilizó, sostuvo que también era necesario luchar por la A-76. Como podemos apreciar, doña Lorena pasa de ser una ferviente defensora de infraestructuras generadoradas de graves impactos medioambientales –basadas, sustentadas y justificadas en el uso y abuso de combustibles fósiles– por la mañana, a apuntarse a la descarbonización por la tarde. El arte de engañar al prójimo, que los estafadores practican cazando incautos por la calle llegó a todo su esplendor la tarde del viernes en la plaza del Ayuntamiento, cuando doña Lorena ejercitó su talento.
Como todo hijo de vecino, llevo conmigo una habitación imaginaria para que vivan en ella mis fantasmas políticos y sociales, tal vez por eso jamás terminaré de fiarme, políticamente, de ningún representante político profesional que, la mayoría de las ocasiones, creen ser el agua cuando no son más que una simple manguera y a veces inútil por su rigidez.
Por eso debemos seguir muy atentos a los nuevos dirigentes municipales de Ponferrada y ver si, por fin, y después de veinticuatro años de políticos mandones, engreídos, ignorantes, corruptos y abiertamente autoritarios, podemos dejar de llamar poder a la dominación y empezar a hacer política.