[EL PROTECTORADO] Nos pueden envenenar, ¿lloramos o aplaudimos?
AL RAISULI | La saña de Endesa con el Bierzo no puede ser una casualidad, son demasiadas las putadas seguidas como para concederle ese beneficio. Si este fuera un país serio, que no lo es, ya tendría una fiscalía colgada a la chepa investigando a fondo sus abusos y dando cauce a la represión de las perrerías que vienen infligiendo a la tierra que le vio nacer. Es increíble ese proceder típico del colonialismo desaprensivo más salvaje, como triste es la respuesta de la justicia ambiental, último reducto de defensa de la ciudadanía y la naturaleza, a sus desmanes recurrentes.
No hay ninguna exageración, los hechos lo constatan. Sí algo hay con esa empresa es una permisividad vomitiva, cuando todas y cada una de sus acciones desde el cierre de la generación termoeléctrica son auténticas puñaladas. Endesa no continúa en el Bierzo con ningún fin noble o edificante, sigue aquí porque sabe que tragamos con todo y nos va a sacar hasta el unto sin que ningún poder le pare los pies. Si no vean el último crimen en ciernes que nos tienen preparado.
Les cuento desde una elemental información. Me refiero a la Planta de Reciclaje de Baterías. Un regalito envenenado que producirá 17.500 T/año de residuos peligrosos, entre ellos metales pesados. Ya sé que van a decir que todo está controlado, pero eso también se decía en Aznalcollar, Bhopal, Fukushima e incluso en el Mar Menor; la seguridad al 100% es imposible, eso dicen los ingenieros, y por tanto estas cosas deben ser implantadas en lugares de mínimo riesgo. Y este no es el caso de Cubillos y el Bayo.
Tuvieron que volar las torres para saber que no había un estudio geológico de la incidencia de las explosiones en los terrenos inmediatos. Y eso, sea preceptivo o no, es una temeridad sabiendo que dentro de los 500 metros estaba la escollera artificial por compactación y que las vibraciones la podían afectar. Esperemos que no haya tenido consecuencias, cosa que si ha sucedido nunca se sabrá porque ya se inventarán otro motivo.
Lo que ahora les cuento viene del sentido común, ese mismo del que parecen carecer solicitantes, autorizantes y comparsas. Vamos a ver: Cubillos del Sil en el Bayo está a 580 m sobre el nivel del mar; Villafranca a 499; Cacabelos a 479; Camponaraya a 490; y Ponferrada urbana entre 446 y 512 m. O sea que la mayoría de la población del Bierzo vivimos por debajo de la altura donde se va a instalar la Planta.
En otras palabras, en cierta forma Cubillos es la cabecera natural de las aguas de esta zona, como lo acredita la toma del Canal Alto del Bierzo y de la Mancomunidad de Municipios de Aguas del Bierzo. En fin un lugar impeorable para poner una instalación de altísimo riesgo contaminador. Buscado adrede no podían haber encontrado un sitio más inapropiado. Decenas de miles de personas viviendo aguas abajo de un artilugio levantado con el fin de manipular venenos peligrosísimos. ¡Cojonudo!
No acaba ahí la broma. Es sabido que los suelos en la zona del Bayo, como la mayoría de los del Bierzo bajo son sueltos y pedregosos con arenas y gravas, en definitiva suelos totalmente permeables. Lo más inadecuados para recibir cualquier agente contaminante que inmediatamente trasladan a capas freáticas y acuíferos con el consiguiente desastre ambiental. Hasta los parvulitos, sin necesidad de ir a una escuela técnica superior, comprenden que los suelos arcillosos o compactos que empapan e impiden la penetración son los más idóneos, pero Endesa y Compañía lo ignoran.
Una posible contaminación, por accidente o mala praxis, por metales pesados de las aguas subterráneas y superficiales del Bierzo sería una auténtica tragedia de limites impredecibles para las personas, tierras y bienes del Bierzo. Y solo hay una forma de evitar al 100% que eso suceda: impedir su instalación. No hay otra.
Una elemental ortodoxia ambiental nos dice que una fosa tectónica como es el Bierzo es un pésimo emplazamiento para las industrias contaminantes. La mierda que quema o va a quemar Cosmos y la pirómana forestal del Bayo, son juegos de niños al lado de la pesadilla que trae la recicladora de baterías. La contaminación del aire, sin ser plato de gusto ni mucho menos, tiene cierta capacidad de regeneración. Envenenar las aguas por metales pesados es una catástrofe irreversible.