[LA PIMPINELA ESCARLATA] Medicina en Ponferrada
EDUARDO FERNÁNDEZ | Tendremos días para volver a la matraca política. Para divertirnos comparando sueldos de políticos, asesores en los grupos, puñaladas traperas que salen regulín en el Consejo, puntos de muchos colores a mayor loa de las ideologías respectivas y no de las eventuales víctimas de los delitos. Y hasta esa tendencia insaciable que les entra a algunos socialistas por evitar que quien la hace la pague, que lo mismo se manifiesta en forma de amnistía para evitar penas a los que quisieron llevarse por delante nuestra convivencia pacífica -que de eso iba el dichoso prucés– que de indulto para que los ya condenados, sean indepes o concejales más cercanos, no cumplan la pena impuesta. A este paso van a recuperar ese viejo eslogan de la Transición, trastocado el de “libertad, amnistía y estatuto de autonomía”, que demuestra que el tufillo machista podía aplicarse igualmente a esa izquierda que va dando lecciones ahora: “libertad, amnistía y cada noche una tía”.
Para comprar la Moncloa a precio de desigualdad de los españoles, porque no se crean que van a recibir del gobierno socialista por cabeza lo mismo los bercianos que los de Gerona, el sanchismo igualitario e inclusivo va a tener que reinventar semejante eslogan en “amnistía y cada noche una tía o tío o tíe”, haciendo bueno otro de un personaje que me abochorna como colchonero, Jesús Gil, que dijo aquello de contentar a los de la UEFA trayéndolos a catar, “el que quiera carne, carne, y el que quiera pescao, pescao”. A pesar de la cutrez que hemos ido conociendo de los catálogos de meretrices del tito Berni, exponente del socialista al que le da igual votar por la amnistía donde sea con tal de mantener el chiringuito, la carne no es de tráfico sexual, sino de amnistía con tráfico de dignidad perdida, y el pescao es encajar como se pueda un indulto que borre la culpa, que ríanse luego de los que critican la confesión católica. Aunque claro, aquí no se puede, hay más obstáculos que para indultar, pongo por caso, a un funcionario de prisiones; es más difícil indultar a Puchi, dado que habría que juzgarlo y condenarlo antes de indultarlo y a Sánchez le corre prisa lo suyo y no quiere bromas.
El caso es que empieza el curso y estamos en otra cosa. Un curso que ha empezado, por la manía rotatoria, en la Universidad para todas las de Castilla y León con un acto en él Albéitar, en León. Hemos tenido ocasión de volver oír una reivindicación que, si en la Junta de Castilla y León fueran todos igual de avispados que su presidente, se hubieran quitado ya hace tiempo de encima. En León piden Medicina y el presidente de la Junta, en lugar de empezar a razonar como muchos en Educación por qué no hay que dársela, ha optado por la salida de apoyar todas las reivindicaciones de las universidades públicas, que lo mismo sirve para que haya Medicina en León que Veterinaria en Salamanca. Haríamos mal en Ponferrada en considerar que esto no va con nosotros, porque debería ir, y mucho.
A pesar de las dudas, titubeos, rencillas, envidias, inconsistencias y faltas de proyecto de algunos mandatos rectorales, el campus de Ponferrada ha salido adelante. Primero, con el empuje de los bercianos y después con la aquiescencia de la comunidad académica que a lo largo de este tiempo ha hecho de Ponferrada una ciudad universitaria. Y además, una acertada apuesta por el mantenimiento de otras titulaciones junto con la creciente especialización en Ciencias de la Salud ha supuesto la consolidación primero y el crecimiento después en alumnos que no son bercianos, sino que vienen de otros lugares. Esto no se ha hecho con la amable comprensión de muchos académicos y gestores leoneses, que siguen manteniendo la idea de que la Universidad es algo para el alfoz de León, y que a este lado del Manzanal nada nos corresponde.
Los que se llenan la boca de leonesismo para describir incontables agravios de la Junta con León son exactamente los mismos que dejarían al Bierzo y Ponferrada sin Universidad si tuviesen capacidad para decidirlo. Pensarán ustedes que estoy exagerando la nota, pero permítanme recordarles que este campus de Ponferrada este año tiene más alumnos también porque tiene una titulación nueva, que es Nutrición y Dietética, que se ha llenado ya en su primer año y esperemos ponga a disposición de la sociedad profesionales que eviten barrigas como la mía. No es mal balance para este año conjuntar la primera promoción que ha terminado Podología con el inicio de la que será primera de Nutrición. Pero cuando todo estaba listo para implantarla aquí, a los del agravio les dio por intentar la jugada de votar que se implantase en León y no en Ponferrada y solo la decidida y firme actuación del equipo rectoral mantuvo la decisión de que se pusiera aquí.
¿Tiene que obtener la Universidad de León un Grado en Medicina? Si vemos que la tasa de reposición de médicos está muy por debajo de los que se jubilan y se van a otros lugares, claramente sí. Daría para mantener los alumnos de Salamanca y Valladolid, sin quitarles ninguno. ¿Puede contribuir el campus de Ponferrada a hacer posible ese Grado en Medicina de la ULE? Con la misma firmeza sí, sin quitarle alumnos a León, porque se trata de sumar esfuerzos, medios materiales y humanos y otro hospital como el del Bierzo para la práctica clínica imprescindible. Morala tuvo la perspicacia de reclamarlo cuando estaba en la oposición frente a la indiferencia de otros. Espero que a medida que se acerque el momento de decidir la implantación del título, Ponferrada entienda que este es un gran proyecto de ciudad, no solo de ciudad universitaria, sino de interés para todo el municipio y que todos los sectores sociales y políticos luchen en la misma dirección por lograrlo. Sin amnistiar esta aspiración de Medicina en Ponferrada.