Ismael Álvarez reivindica ante más de 300 personas su legado político y su inocencia
El exalcalde de Ponferrada presenta su libro Escrito queda acompañado por Arcadi Espada y Luis Rodríguez Ramos.
Más de 300 personas asistieron este jueves en los salones de Ponferrada Park a la presentación del libro Escrito queda, obra del exalcalde de la capital berciana Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual a la que fuera concejala de Hacienda Nevenka Fernández en una sentencia dictada en 2002 por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Álvarez siempre ha sostenido que era inocente, declarándose víctima de una conjura mediática y de un error judicial.
El exalcalde estuvo arropado en la presentación por los que definió como «dos amigos»: su abogado en aquel procedimiento, Luis Rodríguez Ramos, y el periodista y escritor Arcadi Espada, que le animó a escribir este libro con retazos de memoria personal y una clara reivindicación del que considera su legado político, principalmente en lo que se refiere a la modernización de la ciudad.
A la hora de comenzar el acto, alrededor de medio centenar de personas guardaba cola todavía para que el autor primerizo les firmara un ejemplar. Así que la organización del evento decidió emplazar a los que esperaban a pie firme libro en mano a esperar al final de la presentación para obtener la rúbrica del exalcalde, «el mejor que ha tenido Ponferrada» según una señora que formaba parte de la fila.
Mientras se acercaba a la tarima preparada para la presentación, Álvarez todavía se entretuvo con saludos y abrazos de los asistentes mientras Arcadi Espada y Luis Rodríguez Ramos atendían a los medios locales y nacionales que requerían sus opiniones. Por el contrario, el protagonista del acto prefirió no hacer declaraciones y se reservó para su intervención desde la mesa.
Una espina clavada y la presunción de inocencia
El autor confesó que su obra «pretende ser un legado. Para mi familia, para mis hijos, para mis nietos. Pero también para los ponferradinos. Quería que supieran, que todos supierais, quién era Ismael Álvarez al margen de las maledicencias que sobre mí se han vertido de manera ininterrumpida durante más de 20 años. Que supierais, más allá del caso Nevenka, cuáles fueron mis orígenes, en Dehesas, cómo era la Ponferrada de entonces, cuáles fueron mis inquietudes ya de adolescente, cómo me hice empresario tras pasar una temporada en Madrid y sacarme, con no poco esfuerzo, la carrera de Derecho. Y la política, claro: la ambición insobornable, obstinada, tenaz, de transformar Ponferrada para que tuviera rango de ciudad».
Si Álvarez ha querido quitarse una espina escribiendo este libro, su abogado Luis Rodríguez Ramos también reconoció que “tenía una espina clavada”. Y es que, aseveró, “en mi larga historia como abogado, de más de medio siglo, errores judiciales al final de los procedimientos solo he conocido tres. El más sangrante, el que más daño me ha hecho, ha sido este”. “Espero que la historia le dé la razón a Ismael y se reconozca que hubo un error judicial”, concluyó el catedrático.
Arcadi Espada admitió que «tenemos una sentencia que dice que ese delito lo cometió», pero a renglón seguido argumentó que las sentencias a veces no tienen mayor fundamento. «La primera condición de las sentencias es que se entiendan. Lo segundo, que tengan un aparato lógico”, pero en su opinión la sentencia que condenó a Ismael «es lamentable». «Yo no digo que Ismael sea inocente o culpable de nada, lo que digo es que los fundamentos lógicos y fácticos de la sentencia solo llevan a la presunción de inocencia de Ismael”, remachó.