[LA PIMPINELA ESCARLATA] En el empleo berciano todo va bien
EDUARDO FERNÁNDEZ | Cuando la estadística se empeña obstinadamente en llevar la contraria a los gobernantes que nos dicen que vivimos en Jauja, muy probablemente esté mal la estadística y si acaso la arreglaremos con la demoscopia, vendrá el CIS y nos dirá que en El Bierzo la gente está encantada. El caso es que en un corto lapso de tiempo nos enteramos de la elevación del desempleo y que por una confluencia de expedientes de regulación que ya empieza a ser mosqueante, aquí se manda cada vez más gente al paro. Luego vendrán los eufemismos de las empresas y nos dirán que se van voluntariamente, como en la malhadada Teleperformance.
Los que no participamos de la idea de Oscar Wilde de que «el trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer» queremos que todos los que tienen competencia -y sueldo asociado- en materia de empleo se fajen para que de una puñetera vez vengan los empleos que nos hurtaron y los que nos prometieron a cambio. Cada uno dentro de sus competencias, que para esto parece que el Gobierno de la Nación aunque tenga un Ministerio no tiene ninguna función. Cuando las cosas vienen bien, es triunfo del gran líder y cuando vienen mal, si acaso será culpa de las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, o de las empresas, o del destino, o de la coyuntura europea, o de la guerra de Ucrania o, como con el tasazo de la basura que nos endilgó Olegario, de los romanos.
Pues bien, todo lo que se puede hacer por ordenar y generar trabajo en Ponferrada es ganar el futuro, porque sin trabajo difícilmente los que hoy son jóvenes mañana serán habitantes. Por eso es irresponsable haberse cargado cualquier organismo que pudiera dar lugar a la creación de empleo, como hicieron los socialistas con el IMFE; que parece que no les hacía falta porque se les caían de las manos los empleos que tanto contribuyeron a incrementar la población de Ponferrada durante su gobierno.
Claro que en la escala chiringuitológica que algunos manejan en el ayuntamiento ya no sé en qué posición relativa estaría el IMFE con respecto al Consejo Municipal de las Mujeres. Ahora bien, ya puestos a negar que exista un problema de violencia hacia las mujeres y de cambio climático, puede negarse todo, incluido que haga falta solidaridad ponferradina para proyectos de ayuda al desarrollo, sobre todo a los que se les llenará la boca la próxima semana al hablar de la madre patria y la Hispanidad y a la vez pueden votar en contra de desarrollar proyectos de cooperación en México o El Salvador, como si no hubieran sido Nueva España. Pero en fin, son las incongruencias de la nueva política y las demagogias de los nuevos populismos, que espero se centren más en cuestiones que tienen gran relevancia como la creación de empleo.
Nos dicen los datos objetivos, desnudos y fríos que hay más de 6.200 personas en el paro en El Bierzo. Cuando pasamos a los problemas subjetivos son más de seis mil proyectos de vida en suspenso, además de un porrón de gente que tiene ingresos limitadísimos o simplemente inexistentes y eso lastra la economía tanto como la confianza en el futuro de la sociedad berciana. A ver quién es el guapo o la guapa que hace planes a largo plazo aquí para quedarse a vivir cuando lleve más de un año sin encontrar trabajo. Me acuerdo de la genialidad de Zapatero cuando dijo en una entrevista en febrero de 2008 aquello de “no son parados, son personas que se han apuntado al paro”. Si es que la peña, por estropearle la propaganda al gobierno se obstina en apuntarse al paro, pero parados no están.
En este contexto haberse cargado el sector energético por una cabezonería ideológica descarbonizante, prometiendo para el cierre de las térmicas miles de empleos alternativos que ni están ni se les espera, ha sido una atrocidad. Y luego en unos días vendrá la ministra atroz a pegarse una juerga europea por aquí y todo ha sido fantástico. Pero el caso es que ni los que trabajaban en las técnicas, ni los que trabajaban para las técnicas están contribuyendo a la economía comarcal como lo hacían cuando tenían esos empleos. Lo demás son ensoñaciones del país de Sánchez, amnistiante o indultante, lo primero para volver a formar un follón territorial, lo segundo para formar un follón de cementerio y tente tieso.
Los ilustrados de media Europa ya dejaron claro en el siglo XVIII que cuando la gente no trabajaba, ni había expectativas vitales, ni había futuro, ni eso que ellos llamaban felicidad pública. Y así seguimos hoy. Montesquieu escribió que una persona es pobre no ya cuando carece de todo, sino cuando no trabaja. A ver si la Ministra del ramo lo pilla, para que no se llenen los cohetes extraterrestres de migrantes intergalácticos bercianos en busca de empleo. La frase de la ministra ha entrado ya en la cápsula del tiempo de las memeces cósmicas, pero por si acaso, el Gobierno de España advierte entre sus anuncios multimillonarios que para los bercianos no aplica lo del plan B “de los cohetes para escapar de la tierra, el mundo del metaverso o también el mundo de sus mansiones fortaleza en Nueva Zelanda». Si la ministra conociese El Bierzo como vecina galaica sabría que donde mejor se aísla uno no es en Nueva Zelanda entre ovejas, que te molestan las hackas de los del rugby, sino en Chano, como me enseñó Vicente, a quien llevamos añorando ya un año.
El caso es que mientras la Ministra de Trabajo se preocupa por los cohetes, no se preocupa por los parados del Bierzo. La izquierda española hacía muchas chanzas sobre Ronald Reagan, pero se cargó el comunismo en su época y era muy clarito para que los yankis sureños le entendiesen: “una recesión es cuando tu vecino pierde su empleo. Una depresión es cuando tú pierdes el tuyo. Y recuperación es cuando Jimmy Carter pierde el suyo.” Pues eso, a aplicárselo a la Ministra de Trabajo, Paro, Cohetes y Economía no social y a su presidente. Mientras llega su investidura, que parezca que en el empleo berciano, todo va bien.