[LA OVEJA NEGRA] Los ERE y ERTE de Teleperformance, LM y Roldán engordan el victimismo berciano
GERMÁN VALCÁRCEL | Me producen profundo rechazo, y aburrimiento, casi todas las noticias y debates relacionados con la actual situación política y social, en particular aquellos cuya línea argumentativa (la práctica totalidad de lo que escucho, veo o leo, ya sea en medios convencionales, internet o redes sociales) asume, de forma acrítica, la narrativa de las élites dirigentes, ya sean políticos, empresarios, líderes sociales, intelectuales, periodistas y todólogos, pues a pesar del brutal desmentido que la realidad hace de sus continuas falacias, la mayoría de la gente continua remasticando esa narrativa para besugos, ese «serrín, masticado además previamente por miles de bocas» del que Franz Kafka nos habló en Carta al padre.
Estas ultimas semanas, en el Bierzo -la comarca donde vivo- los ERE y ERTE de Teleperformance, LM y Roldán han sacado a pasear el desmovilizador y proverbial victimismo berciano. No deberíamos dejarnos engañar por ese victimismo, es falaz, esconde la inacción de la sociedad berciana y el pancismo de sus «elites». Además, cuando una sociedad desprecia la inteligencia, el rigor y el pensamiento crítico, cuando equipara a trileros caza subvenciones con empresarios o «emprendedores», cuando elegimos como representantes a codiciosos trapicheros políticos sin escrúpulos que convierten a los ciudadanos en clientes, cuando no sabemos diferenciar a trepas sociales de activistas, a ecologetas de ecologistas y confundimos a sus voceros mediáticos con intelectuales, cuando la equivalencia a ser feliz es la ceguera y la sordera, cuando equiparamos legalidad y leyes con ética y justicia, cuando confundimos individualismo con libertad, terminamos siendo una sociedad como la nuestra. Una inmunda cloaca de putridas aguas estancadas.
Me pregunto dónde se informan de la realidad que nos rodea, nuestros políticos, empresarios, sindicalistas, líderes sociales y demás generadores de opinión. ¿Tan de sorpresa les cogen esos «ajustes de plantilla»? ¿No sabían -con lo que eso significa- que Red Eléctrica ordenó hace un mes el parón obligatorio de grandes consumidores industriales por miedo a un desajuste entre la producción y el consumo en todo el país? ¿No conocen que Alemania está empezando a ralentizar su producción industrial? ¿No saben que el desarrollo tecnológico capitalista solo busca generar más plus valor y no más puestos de trabajo? ¿No tenían conocimiento de lo que ocurre con Siemens, empresa puntera en desarrollo tecnológico y renovables? Ya sé que Canarias está muy lejos de las ensimismadas gentes de esta tierra, ¿pero no han leído que se encuentra en emergencia energética, ya declarada oficialmente? ¿No saben que nuestro metabolismo socioeconómico, todo lo que hacemos, se basa en el consumo energético, y que, sin embargo, la disponibilidad energética va en caída libre? Intuyo que, políticos, empresarios, líderes sociales y todólogos prefieren seguir echando las responsabilidades en las espaldas de otros. Es lo bueno de la democracia representativa, delegar supone carecer de responsabilidades.
Por eso, leer y escuchar las reacciones y análisis, ante los antedichos ERE y ERTE, me resulta, además de muy cansino, dada la indigencia intelectual y política que desprenden, vomitivo por el sectarismo y pancismo que les acompaña. Por mucho que pretendan disfrazar la realidad, esos «ajustes de personal» son la consecuencia de haber contaminado el imaginario popular con las razones de los de arriba. El metabolismo capitalista tiene sus metodos de funcionamiento.
No obstante, la actual situación que la comarca berciana padece -similar a la de otras muchas geografías- viene de un largo proceso, y tiene su origen en la desarticulación de las relaciones sociales, consecuencia del aislamiento y destrucción que, con la inestimable ayuda de parte de la izquierda política y social local, han sufrido los sujetos contestatarios y antagonistas que se enfrentan, resisten y denuncian la barbarie que el capitalismo genera. Esa ausencia de antagonistas reales, y sus consecuencias, la vamos a poder constatar y visualizar, con claridad, en la movilización del próximo día 22 de octubre, contra el despliegue de huertos solares y parques eólicos, encabezada y dirigida por un empresario del sector agroindustrial y turístico. Es muy interesante observar ese movimiento, ya que, también, sirve de ejemplo de hacia dónde puede apuntar la salida del colapso del capitalismo: el neo feudalismo corporativo y la consiguiente refeudalización. En la batalla entre los distintos sectores del capital -eso representa la movilización- no seremos más que tropa de infantería al servicio de los señores feudales, y las instituciones: ayuntamientos y ONG (en esta ocasión los sindicatos no han caído, al menos que yo sepa, en la campaña de greenwashing del genio local del marketing verde) instrumentos al servicio de los intereses de los nuevos señores feudales.
Estamos viviendo el derrumbe del sistema, su autodestrucción, su agotamiento, su hundimiento
¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo -porque es una creencia desmentida por los hechos y la ciencia, y fomentando la esperanza tóxica que es posible mantener la trayectoria actual de los sistemas e instituciones existentes mediante arreglos menores y medidas superficiales, perpetuando la ilusión de un futuro sostenible? Medidas superficiales que ignoran o aplazan los cambios necesarios en los valores y comportamientos de la sociedad, impidiendo un movimiento significativo hacia la resolución de las crisis climática, energética y de biodiversidad y dejando a las personas sin la preparación necesaria para enfrentarse a las difíciles y dolorosas dimensiones de la realidad. Una realidad que nos dice que el agotamiento de las posibilidades de explotación rentable de los recursos energéticos y la extinción de hábitats, son ya una realidad y los mejores indicadores del colapso hacia el que se dirige nuestra civilización.
Por eso no resulta exagerado afirmar que estamos viviendo el derrumbe del sistema, su autodestrucción, su agotamiento, su hundimiento, algo que, no obstante, no ocurrira de un dia para otro. La explicación a los ERE y ERTE, más allá de la incompetencia de las cutres elites, políticas, empresariales y sociales de la comarca, es consecuencia de que en la producción capitalista solo interesa lo que da dinero, y no se debe a la codicia o maldad de los capitalistas, es la lógica del funcionamiento del sistema.
Frente a esa lógica autodestructiva, de la actual fase terminal del capitalismo, cobra mayor importancia la necesidad de construir sujetos sociales que sustenten estrategias de confrontación, ¿con qué horizonte?: frenar la barbarie, construir otros mundos y otras relaciones sociales en la carrera por «lo que queda». El colapso, en contra de lo que sostiene la socialdemocracia y los eco-reformistas, no inmoviliza la acción colectiva, la orienta fuera de los ámbitos institucionales y hacia la recuperación del control de nuestra reproducción como sujetos auto determinados.
Hoy día, las convergencias de las culturas ancestrales y las culturas antagonistas (autonomismo, anarquismo, críticas al capitalismo desde la diversidad) ya están creando alternativas a la civilización capitalista. Para estas experiencias, el vínculo social deja de ser finalista (debemos hacer colectivo para siempre tener más) y tiende a fundarse en la afinidad, acotada espacial y temporalmente.
Ya decía Immanuel Wallerstein, en Marx y el subdesarrollo: «Debemos perder el miedo a una transición que toma el aspecto de derrumbamiento, de desintegración, la cual es desordenada, en cierto modo, puede ser anárquica, pero no necesariamente desastrosa. Las «revoluciones» incluso pueden ser «revolucionarias» en la medida en que promuevan tal derrumbamiento».