[LA OVEJA NEGRA] Otras luchas son posibles, otro mundo es necesario
GERMÁN VALCÁRCEL | Hoy, como en cada ocasión que me siento a escribir esta columna, me hago la misma pregunta: ¿Qué parte de la población, y en qué condiciones, siempre está dispuesta a comulgar con las ruedas de molino del poder, de sus voceros mediáticos y de sus entramados políticos y socioeconómicos? Parece que una inmensa mayoría. Por cada despistado que lee, es un decir, a Juan Nadie, ahora mismo hay miles, millones tragándose la «hamburguesa» prefabricada de clichés satisfechos encuadrados bajo lo «políticamente correcto». Hasta las tesis decrecentistas las está devorando el sistema para defecarlas, con la inestimable ayuda y complicidad del ecologismo greennewdeelers, en forma de un ecofascismo aceptable.
Algunas buenas gentes podrán decirme que los ecologistas no hacen eso. Entonces, pregúntense por qué en América Latina, de donde provienen muchos de los materiales necesarios para la mal llamada transición energética, son asesinadas más de doscientas personas al año, gentes que lo único que hacen es luchar por defender sus territorios del expolio que nuestro modo de vida exige. Mientras, aquí (hablo de la tierra donde vivo, el Bierzo) el ecologismo reformista va en procesión amigablemente, una «manifestación» lo llaman, en contra de que, en nuestra geografía, instalen parques eólicos y solares, pero a favor de la transición energética -ya saben: en mi patio no- con los políticos que permiten y fomentan los desaguisados medioambientales, VOX incluido; con los empresarios locales, algunos abiertamente negacionistas y la mayoría pertenecientes a los muy «ecológicos» sectores turísticos y agroindustriales, incluso erigen a uno de ellos como líder, organizador y portavoz; eso sí, reconozcámoslo, es el rey del greenwashing y del marketing verde, y, además, con fundación propia que es realmente quien ha organizado el evento (tal vez deberían haber valorado invitar a Amancio Ortega, es leonés, con fundación propia y, también, financia proyectos y líneas «ecológicas o verdes» y «humanitarias»); para mayor esperpento, alguno de los grupos ecologistas convocantes, nunca dudo en nominar miembro del movimiento ecologista a la vicepresidenta de Transición energética, responsable del colonialista y ecocida PNIEC y de las leyes de acompañamiento, como la Ley 20/2022, responsables del desastre. La explicación a este tipo de batiburrillos la dio, hace ya muchos años, el asesinado sindicalista y activista ecologista brasileño Chico Mendes: «la ecología sin conciencia de clase es jardinería». La jardinería adorna, es bonita y a nadie molesta.
En tanto en cuanto, los movimientos sociales -que deberían ejercer de punta de lanza del pensamiento crítico- estén fagocitados y manipulados por los mayordomos del sistema, y se entreguen las luchas y resistencias de los de abajo a los intereses del capital, seguirá intacta la creencia de que no existen otras opciones viables y no adquirirá solidez la posibilidad de una organización social no capitalista. ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que, las luchas colectivas, sigan siendo manipuladas y utilizadas para defender intereses personales? ¿Hasta cuándo los colectivos ciudadanos que luchan por la defensa de sus geografías, van a seguir siendo cómplices de ese ecologismo auto mutilado, que se entrega a los requerimientos de reproducción del capitalismo y nos miente con las cancioncillas del «desarrollo sostenible», la «economía circular» o «la ley nos protege»?
Si algo me enseñaron los zapatistas y las comunidades indígenas resistentes de América Latina, sobre las ONG occidentales, es que la inmensa mayoría de ellas están conformadas por gentes que se lucran gracias a las víctimas que produce el capitalismo; son la punta de lanza y los informadores de primera mano de ese capitalismo que saquea sus países; lavan dinero y evaden impuestos, mediante fundaciones, a magnates capitalistas; desactivan y desarticulan los movimientos autóctonos populares de resistencia -no es tan difícil encontrar paralelismos cercanos y la explicación a ciertos boicots y cancelaciones- y lo más importante, seduce y lava la conciencia de esa izquierda desorientada y posmoderna, ayudándola a renunciar a sus posiciones ideológicas. Esa industria «oenegera» no es más que un tentáculo de los principales responsables de la tormenta que amenaza ya la existencia de la humanidad entera. Lo avisaba, también, el pensador anarquista Iván Illich: «Lo Peor aparece siempre como la corrupción de lo Mejor».
En el Bierzo, algunos movimientos sociales trabajan para convertirnos en mera infantería de los intereses empresariales locales
Que los grupos socialmente dominantes de la comarca del Bierzo, ante los nuevos escenarios que se abren, como consecuencia de la crisis eco social y económica, estén interesados en mantener y consolidar las condiciones que garantizan su posición y mantener sus privilegios, creo que no debería sorprender a nadie. Cualquiera, con un mínimo de formación, sabe que, el arte de la dominación y la forma más eficaz de mantener el statu quo, en un sistema social basado en la desigualdad y la explotación, consiste en hacer creer a una facción de los dominados que tienen intereses comunes, la manifestación que mañana se celebra en Ponferrada es un magnífico ejemplo de lo que digo.
Por eso lanzo unas preguntas a las organizaciones ciudadanas y ecologistas que se han adherido a la convocatoria de la Fundación Prada A Tope: ¿Creen que es prudente seguir entregando nuestro futuro y nuestras luchas a quienes defienden un sistema económico basado en la necesidad estructural de crecimiento, es decir en un proceso continuo e infinito de auto-expansión del valor que impone una lógica productivista que no tiene más objetivo que su propia intensificación y las ganancias que de ella tienen que derivar? ¿Consideran que es razonable pensar que el capitalismo -incluido ese oxímoron llamado capitalismo verde- movido por un imperativo de rentabilidad y sometido a las lógicas de corto plazo, pueda tomar en cuenta, de manera seria, un parámetro que implica una reducción drástica de sus márgenes de ganancia? ¿Creen que es racional imaginar que su necesidad de nuevos mercados pueda considerar la cuestión ecológica de otra manera que bajo la perspectiva de nuevas oportunidades de inversión, incluso en la gestión de tantos desastres anunciados o en la venta de condiciones de supervivencia aceptables para los privilegiados que estarán en condiciones de pagárselas? Seguramente no contestarán, al fin y al cabo, cada cual tiene derecho a elegir con qué soga ahorcarse, ciertamente, en esta sociedad el único derecho real que se nos otorga. Pero, a lo que no hay derecho es a manipular y engañar a la gente, diciéndoles que todos «defendemos lo mismo», sobre todo cuando vivimos en un sistema social injusto y opresivo que basa su razón de ser en la desigualdad.
De lo que ya no tengo ninguna duda es de que, en el Bierzo, algunos movimientos sociales trabajan para convertirnos en mera infantería de los intereses empresariales locales. No solo nos explotan en nuestros puestos de trabajo, sino que pretenden convertirnos en peones en defensa de los intereses empresariales de sectores tan «ecológicos» como el turístico o el agroindustrial. Muchos de los que mañana domingo se manifiestan, no lo hacen por los derechos de todos, solo reclaman privilegios y atenciones. Creo que podemos afirmar, con poco margen de error, que las manipulaciones de las luchas y resistencias es una de las causas por las que, en el Bierzo, la decadencia y la parálisis político-social que, cotidianamente se palpa, se hace tan evidente.
Para ayudarnos a entender tanta confusión nada mejor que leer a Hannah Arendt, una mujer lúcida y valiente, ella nos puede servir de faro de luz en estos oscuros tiempos y una muleta intelectual para sobrevivir a tanta impostura e infamia. Aquí dejo, por si a ustedes también les ayuda, este párrafo sacado de Los orígenes del totalitarismo: «El objeto ideal de la dominación totalitaria no es el nazi convencido o el comunista convencido, sino las personas para quienes ya no existe distinción entre el hecho y la ficción, y la diferencia entre lo verdadero y lo falso». Tengan buena semana.