[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Se acerca el invierno (I)
OTRO GATO | No; no va de “juego de tronos”. Lamentablemente nos referimos a la situación en la que se encuentra nuestra comarca. Nos hemos levantado estos días con noticias de EREs y ERTEs con números que dan escalofríos, por la cantidad de familias que van a ver truncado su presente. Un escalofrío que aumenta al considerar la pérdida de empleos indirectos que se producirá, gradualmente, pero de forma inevitable. Hay empleo que genera empleo y cuando se pierde se produce un impacto en sectores de servicios en los que repercute la disminución de la renta colectiva. En economías con recursos limitados y la nuestra lo es, existe un gran riesgo de que se produzca una espiral de deterioro económico y social del que sea muy difícil salir. Conviene recordar que la España vaciada no siempre lo fue; se fue desertificando poco a poco por la imposibilidad de mantener proyectos de vida decorosos.
En el Bierzo, en estos momentos, los jubilados y pre-jubilados (de estos últimos ya quedan pocos) mantienen una economía que se hace más exigua según van desapareciendo; no se vislumbran opciones de futuro y la solución es marcharse. Años de un éxodo irreversible y un futuro todavía peor. Hasta el punto de anunciarse (desde ESADE ) que en la provincia, perderemos hasta un 34% de la ya exigua población escolar de seguir en esta línea.
El declive es sabido; llevamos décadas de un otoño de melancolía vestido de planes sobre el carácter estratégico del carbón; aletargados y ensimismados en reclamaciones al gobierno central y a la Junta, y con algunos espejismos como CIUDEN, cuya irrelevancia en la construcción del futuro comarcal no necesita de aclaración.
Y precisamente, cuando más débiles somos, llegan estos expedientes de regulación de empleo en empresas que forman el esqueleto de la actividad industrial. Todo ello con la aquiescencia o impotencia de nuestros políticos (locales, comarcales y provinciales) que siguen en la tradición de procurarse la merienda propia antes que ocuparse del interés general.
Estamos, se argumentará, bajo el paraguas de “la transición justa”, instrumento concebido para buscar soluciones efectivas a los impactos sociales de las transformaciones tecno-económicas de gran alcance. Una expresión hermosa para reconocer que la sociedad debe de ocuparse de los damnificados del proceso. Imposible resistirse al encanto del relato, y por supuesto, bienvenidos los instrumentos que formalizan estas acciones mediante los convenios de transición justa.
Pero, en la práctica y tras cuatro años de transición justa, ¿qué acciones se han tomado para fortalecer la economía real de la comarca?. ¿Restaurar alguna escombrera o materializar unas convocatorias para subvenciones al uso del fallecido Instituto del Carbón? ¿Qué actuaciones dignas de tal nombre ha realizado el flamante Instituto para la Transición Justa que puso en pie el Ministerio para la Transición Energética?
A lo mejor, resulta que para cambiar las cosas no sirve hacer convenios y firmarlos y repartir unos cuantos millones de euros con los criterios de siempre a proyectos cuya viabilidad es más que dudosa y que desde Madrid se aprueban y nunca se ejecutan, como el “requeté comprometido» parque motor del Bierzo Alto, la autovía CL-631 a Asturias, la cerámica de Laciana, separación y reciclado de chatarra electrónica en Bembibre y muchos más que quedan recogidos en una hemeroteca que casi nadie visita ya.
Hemos dicho ya en esta columna, que haciendo lo mismo de siempre es imposible obtener resultados diferentes. Y aquí hay que cambiar muchos aspectos de la cultura, la gobernanza, las infraestructuras y la gestión.
¿Cuál es la cultura empresarial de El Bierzo?. Aquí durante muchos años se ha vivido de procesos extractivos, carbón, pizarra, Endesa… que han maleducado a nuestro sector empresarial para que unos cuantos ganasen dinero en cantidad y un ciento vivieran de salarios de las empresas de los primeros. Con políticos que se perpetúan en el poder con un cambio de sillas rotatorio sin que aporten un mínimo de valor a la comarca o a sus pueblos. ¿Qué iniciativas han salido de la Diputación Provincial, el Consejo Comarcal o los principales ayuntamientos de la comarca?. Ya se lo avanzamos, ir de magosto en magosto los próximos 15 días.
Monocultivos y relaciones clientelares que son enemigos del cambio y la innovación. Y en las crisis pidan ustedes a esos personajes que “innoven”…
Podemos seguir enumerando la serie de fundaciones, Ciuden, Santa Barbara, Médulas…, que se arrastran sin objetivos concretos y claros; y pasan los años y continúan en un deambular para seguir haciendo lo que estaban haciendo. Ninguna institución quiere revitalizarlas pero tampoco eliminarlas por aquello de los símbolos; pero se han convertido en apéndices sin valor.
La comarca necesita cambios drásticos, profundos, que cambien las formas de pensar y hacer. Por favor, dejen de «pasear» y pónganse a trabajar.