[LA PIMPINELA ESCARLATA] Inmensa dicha de visita ministerial
EDUARDO FERNÁNDEZ | Tenemos el inmenso placer de que nos visite la ministra que se cargó solita nuestro sector económico principal, el energético, que a la vez era motor de la economía berciana actual y muestra del pasado productivo más glorioso de nuestra comarca. Si esta ministra tuviese otras inclinaciones ideológicas y otro carné partidista le estarían montando un pollo monumental con cada visita, con todo lujo de tracas (literales), apocalipsis sindical y aparato sonoro. Pero se da la feliz coincidencia de que es del partido fraterno y de la descarbonizadora progresía económica a la que no le importa con su sueldo sufrir un ciclo inflacionista en la electricidad como el que padecen los mortales con menos posibles. Esto, en la época del PP, era pobreza energética, de esa que mataba niños en El Bierzo, como nos anunciaban megáfono en mano en la plaza de Lazúrtegui. Ahora solo es una tensión del ciclo alcista. Y claro, en la época del PP había manifestaciones y dureza (contundencia en el neohabla sindicalista) verbal y presión de la otra. Pero ahora no es necesario, porque vivimos felices gracias a los sectores económicos, nuevos y pujantes que la ministra ha traído a Ponferrada para compensar tan justa transición ecológica y económica.
Que en el resto de Europa hayan desmentido con hechos la efectividad de sus medidas no la desalienta, ni falta que le hace, porque en la deriva actual del gobierno el populismo energético que gasta es un acicate para agradar a eventuales socios del radicalismo energético. Decían que venía acompañada de un séquito de la UE que haría palidecer a un embajador plenipotenciario del Sacro Imperio Romano Germánico. Veremos si la acompañan o la dejan sola al final.
Eso sí, aquí la tendremos, dura con la factura de la luz de los débiles, sin ser capaz de ser fuerte en el control de los poderosos, como las empresas eléctricas. Uno tuvo la ocasión de oír personalmente algunas intervenciones de la ministra en el Parlamento y de quien rápidamente se ha aprestado a firmar un nuevo pacto de gobierno con Sánchez desde el confort de una vicepresidencia del Gobierno llena de momios. Decían que en los primeros minutos que gobernaran quitarían inmediatamente el sistema marginalista y cambiarían la forma de hacer las subastas eléctricas en el mercado ibérico. Yo, que por momentos tampoco tengo precio como profeta, creía que lo querrían hacer, pero que, por el contrario, no tendrían oportunidad de gobernar. Pues me han desmentido doblemente: primero porque a pesar de su incontestada indigencia intelectual, se han alzado con ministerios que dejan profundo recuerdo en la historia contemporánea de España. Segundo, porque a pesar de las soflamas de militancia PCE reconvertida de algunos de los titulares de tales ministerios, el sistema que les encanta a las eléctricas se ha quedado y los españolitos seguimos sufriendo esa manía de cobrarnos el precio de la luz al coste de la energía más cara que entra en cada momento. Lo que yo les advierto a los ponferradinos, para que no cunda el ejemplo y nos cobren el postre al precio del segundo plato.
Estoy seguro de que la ministra viene a traernos los incontables puestos de trabajo que nos han prometido a cambio de cerrar las térmicas una década antes que en el resto de Europa. Presagié que eso era malo para los bercianos, que perdían puestos de trabajo contantes y sonantes a cambio de filfas y futuribles que se han demostrado inexistentes, y para todos los demás españoles, que verían incrementada su factura de la luz al faltar una energía de base más barata que la que hemos tenido que pagar en este tiempo. La culpa era de la invasión de Ucrania claro, sin mencionar a los rusos, que como los de Hamas y los iraníes son amigos de los aledaños del poder. El caso es que como todo el gas consumido en España era ruso y no argelino, aquí ha subido la luz sin que esta ministra y el de Consumo pudieran hacer nada los pobres. Así que los bercianos hemos sufrido doblemente el poco tino de la inexistente política pública energética de este gobierno: sin empleo y con facturas más caras. Pleno acierto por el que estaremos eternamente agradecidos.
En lo que sí ha podido correspondernos es con todas esas promesas eficacísimas para traer empresas alternativas. No hay ya dónde meterlas en Páramo, Cubillos y Ponferrada, no hay dónde buscar parados en nuestra oficinas de desempleo, no hay cómo canalizar la pasta que entra de tanto sueldo como se ha creado.
Y no hay cómo agradecerle que tenga tan frecuentemente al Bierzo en sus pensamientos como tiene a los territorios de los que van a hacer a su jefe de nuevo presidente, con permiso del Consell indepe que hará el paripé para sacar más cuartos en toda España, no para que vayan a las zonas más necesitadas por el desmantelamiento ideológico y precipitado de su sector energético, sino a los sitios donde esos indepes cacarean lo caro que va a salir su apoyo al descarbonizador principal. Lo demás, rollos ante la inmensa dicha de la visita ministerial.
Ya si eso, de cómo está venciendo el reto demográfico hablamos después de ver los abundantes frutos de su vista pastoral.