[EL PUYAZO] Doña Teresa Ribera se viste de pastorcilla
Cuando hicieron a Doña Teresa vicepoderosa de un contrasentido ministerial, fue a Cornejo y encargó al menos dos disfraces: uno de electrowoman y otro de pastorcilla. Esta semana le ha tocado quitarse el terno metalizado y acudir con enagua almidonada, vestido bordado, toquilla en hombros, zapatitos de charol y una cesta con pan, miel y membrillo a anunciar el milagro de la Transición a la Mentira.
Poco tiene que ver con Fátima o Lourdes, donde al menos la fe no daba opción a mayores comprobaciones. En cambio si tiene mucho de imitación de algo que todos hemos vivido, cuando los alquimistas en nómina al mando del brujo Azuara nos prometían el Carbón Limpio de los mil años con grande aparato propagandístico.
Ya pueden venir de Chile, Harward o de la Europea Santa Alianza, para saber que vienen a que les cuente una trola. No en las inversiones, que ya sabemos son especialistas en fundir euros en igualar el coste del terreno de Fabero y los Campos Elíseos. Tampoco en los gastos de tan imperial reto porque los enchufes y cucañas justifican cualquier presupuesto.
Son los resultados, entre la futilidad y la nada, los que llevarán a la iluminada pastorcilla a colar una bola como milagro. Nadie le va a contradecir, si como es de esperar llevan a los invitados a recrearse en un tour por los 38 veniales emplazamientos con que nos clavan en vena su Transición Justa.
Va a ser que preferimos a Doña Teresa disfrazada de kilovatio, con pelo pincho y lanzando electricidad mortífera con los dedos. Al menos sabemos a qué atenernos.
Currito de Cortiguera