[TRIBUNA] Los bercianos no tenemos miedo irracional, señora Ribera
JAVIER PÉREZ ACEBO | Miedo lo tuvieron nuestros compatriotas de Tarragona y Castellón, que durante los años 2013/14 sufrían terremotos, algunos con intensidad cuatro en la escala de Richter, día sí y día también, en los turísticos pueblos de la costa mediterránea. ¡Y no!, no eran provocados por la dinámica de la tectónica de placas; eran a causa del proyecto Castor.
Se acordará. Usted firmó la declaración de impacto ambiental como favorable.
Aquél despropósito causó que a día de hoy, y por veinte años más, tengamos que pagar el gas más caro. ¿Verdad que hubiera estado mejor quedarse quieta y continuar con la tradicional buena relación con Argelia? Ambos países defendíamos la noble causa Saharaui. Ahora, ni eso. Su partido, el PSOE, los ha dejado tirados.
Usted, imputada, se salió de rositas y como pasa en éste país, sufrió lo que se llama “una patada parriba” y el “marrón” se lo comieron los técnicos del estado y el Instituto Geológico y Minero de España. Así, durante años, el porcentaje de resolución de los estudios de impacto ambiental cayeron en picado. Los funcionarios, escaldados por lo de “la mierda siempre cae pabajo”, se volvieron temerosos. Tenían miedo, a usted.
Y le tocó la lotería. Con la escusa barata de la guerra de Ucrania le aplicaban un 155 en toda regla al paisaje natural español. Los artículos 22 y 23 del real decreto Ley 20/2022 la cubrían de gloria.
La relajación y exención de las evaluaciones e informes ambientales para los grandes proyectos de energías renovables, y la eliminación del proceso de participación y alegación ciudadana sobre la protección ambiental de las zonas afectadas, así como del impacto social y económico negativo que pueden conllevar sobre la ciudadanía; era el plan perfecto. Reconozco que en ése momento, comencé a tener una sensación de miedo, rabia e impotencia. Le pasé la tijera al carné del partido y me sentí mucho mejor.
Ésta semana, ha venido al Bierzo para ser la anfitriona de un concieyu mundial sobre Transición Justa y bla,bla,bla, y de paso, verbalizar que “no entiende el miedo irracional de las bercianas y bercianos a los proyectos de parques eólicos, cuando de los 104 aerogeneradores sólo van a quedar unos 10”. Y sin tener poco desatino, añade que “ las zonas donde ha estado presente el carbón han ido viviendo con problemas muy serios de salud y esto no suscitó nunca ningún problema, pero sí parece que los ha suscitado el desarrollo de la energía eólica o fotovoltaica”.
¡Claro que sí, señora Ribera! Se pensaban en Madrid que el rural; pobre, despoblado y enfermizo, lo pondría fácil. La realidad es que cada uno de ésos proyectos, con sus respectivos estudios de impacto ambiental y de afectación del patrimonio, le ha acompañado su alegación correspondiente, ejerciendo nuestro derecho constitucional, y que ha servido, para tejer una red de más de 50 asociaciones que trabajan de forma coordinada desde diferentes lugares del territorio nacional. Han conseguido reflotar un sentimiento de pertenencia. El orgullo berciano.
¿O acaso se esperaba que con sus antecedentes, y con el bombardeo de proyectos de parques eólicos, y de torres de alta tensión que amenazan con coser montañas y volar sobre valles de altísimo valor natural e histórico, nos quedaríamos de brazos cruzados?
Y para finalizar decirle que, de nuevo, se equivoca; los problemas de salud de nuestros mineros suscitaron (y suscitan) muchísimos problemas. Aquí sí le digo que hay miedo. Miedo a la desatención. Las enfermedades relacionadas con la minería del carbón, hierro y pizarreras, siguen su evolución, mientras los centros de salud rurales cierran sus consultas. ¿Sabía que hasta hace unos pocos meses no había ni servicio de radioterapia en el hospital del Bierzo?
Así que haga el favor de no venir a decirnos que padecemos de un extraño caso de miedo irracional a lo que llaman Transición Justa cuando el trato a la comarca berciana ha sido “injusto” desde hace años, sumado a una notable carencia de información, falta de diálogo y acompañamiento por parte de las instituciones, que se deberían de haber puesto del lado de la ciudadanía, ante la avalancha de proyectos del capital privado y especulativo vestido de Green. Y no sólo con los proyectos en territorio berciano. Es que también nos afectan de pleno lejanos proyectos eólicos y fotovoltaicos como los de la Cabrera y los
Cepedanos de Villamejil. Todo para evacuar en Compostilla y fabricar y almacenar algo experimental llamado hidrógeno verde (¿Castor 2?). Les animo a leer sobre las dificultades del manejo y almacenaje. Todo puede quedar en nada o casi nada. Suena a excusa perfecta.
Así nos vemos en lo que siempre ha sido un vergel; amenazados por una invasión de aerogeneradores, zanjas, cables, torres eléctricas y viales de acceso, y pretenden que renunciemos a la legítima defensa del paisaje y patrimonio, de la biodiversidad, y del medio de vida de miles de bercianos ¡Manda carallo!
¿Quiénes son ahora los “irracionales”?