[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Se acerca el invierno (2)
OTRO GATO | Como temíamos, el reciente festival internacional de la “transición justa”, celebrado en Ponferrada, los pasados días 26 y 27 de octubre, dirigido por el inefable Instituto del mismo nombre, con el patrocinio del Ministerio para la Transición Ecológica y con la inestimable participación de expertos internacionales se convirtió en un “evento” que ha “calentado” al personal propio y ajeno; de ello dan buena cuenta las crónicas y artículos dedicados a glosar las declaraciones y el posicionamiento de la ministra Sra Teresa Ribera y la directora del ITJ, señora Laura Martín Murillo. No insistiremos más en ello, aunque estemos entre indignados y perplejos por la desfachatez de estas altas autoridades que después de cuatro años de ¿ejecución? del programa de transición, se plantaron en la comarca para hacer una faena de aliño que puso de manifiesto el desprecio que sienten por la comarca.
Perplejos por los cientos de millones (950) que dicen que han invertido en actuaciones, hecho que de ser cierto, lleva rápidamente a la siguiente pregunta: ¿En qué y para qué?. Y no hay respuesta, porque ni se ha ejecutado un programa ni se ha definido una estrategia, ni existen resultados que estén a la altura de las necesidades del Bierzo ni de la importante cifra aireada, aunque sea repartida entre todas las cuencas. Aunque el Ponfeblino vaya a tener un motor de hidrógeno; que está muy bien, pero que es un proyecto concreto con un alcance muy limitado, como lo poco que hasta ahora se ha propuesto, como reutilizar DOCE baterías de coche, ni parece un proyecto industrial de enjundia ni algo que sea escalable con tan poca cantidad. Y nos indigna que la manifiesta ineficacia exhibida en la gestión de la transición pretenda justificarse con el montaje de un circo, con comparsas, aunque sean internacionales, que vengan a darnos la sensación de que estamos en el mundo y no al final de esa vía muerta en la galería abandonada de alguna mina de carbón. E indignados también porque la Sra ministra, tan defensora ella de las energías renovables, no entiende que la instalación de parques eólicos o solares, (o de lo que sea) en un territorio debe hacerse en un marco de participación con los agentes del territorio. Que el sacerdocio de las renovables no debería eximir de saber que su pretendida bondad ambiental no es justificación suficiente para permitir cualquier proyecto en cualquier parte y que la eléctrica de turno, con careta de renovable, va tan a lo suyo como la carbonera o la hidroeléctrica. A las eléctricas el medio ambiente les importa nada.
A lo peor, pensamos en el callejón, es verdad que esta comarca no tiene futuro y a lo más que puede aspirar es a que la entretengan con circos y pantomimas mientras se va muriendo poco a poco. Que no existen iniciativas, organizaciones, planes en los que gastarse con criterio algún millón de esos opulentos cientos anunciados por la Sra ministra que sean capaces de generar esperanza y futuro, en resumen, proyectos de vida. Qué el Bierzo y su vecina Laciana se van a morir de inanición en el sopor de la transición justa sin que nadie tome alguna iniciativa propia sin limitarse a reclamar y esperar, en vano, soluciones que vengan de fuera. Mientras tanto, la población seguirá disminuyendo y envejeciendo cómo refleja la tabla de evolución de los últimos cinco años, con una caída de 7.000 personas y sin visos de mejorar en el futuro próximo.
Lo cierto es que la posibilidad de encogerse de hombros y mirar para otro lado, es algo que nos subleva, y una y otra vez pasamos revista a los agentes sociales de la comarca con la esperanza de encontrar alguno que pudiera constituir alguna palanca para la acción. Ya sabemos que nuestros políticos están a otra cosa; la Universidad en sus asuntos; la Ciuden perdida sin remedio y los empresarios en sus tribulaciones. Ninguno de ellos es capaz de intentar construir un futuro con más opciones que el que previsiblemente nos aguarda si algo no cambia. Y el flamante ITJ continúa la política del Instituto del Carbón, sin enterarse de que la transición del Bierzo no puede realizarse en base a los mismos parámetros de hace 30 años.
Por si algún miembro del susodicho instituto, algunos de nuestros políticos comarcales , o algún otro agente, leen esta columna y se sienten llamados a la acción, cosa poco probable, queremos dejar aquí alguna idea que podría ser de utilidad.
La primera, aproximarse al problema de otra manera. Ya sabemos que ningún ayuntamiento tiene por sí mismo capacidad para generar proyectos tractores de importancia; no tienen los conocimientos ni las capacidades técnicas y se limitan, gobierne quien gobierne, a hacer peor que mejor, la gestión diaria. En consecuencia, cualquier subvención que se conceda a los entes locales no servirá para mejorar la situación.
Tenemos que pensar en términos de COMARCA. El Bierzo en su conjunto, tiene más y mejores recursos que cada uno de los 38 ayuntamientos que lo componen y los ayuntamientos tienen que asociarse y coordinarse, para la mejora de los servicios y la exploración del futuro. Por ejemplo: turismo comarcal; explotación de recursos agroalimentarios comarcal; aprovechamiento y gestión de los recursos renovables comarcal; detección de potenciales recursos externos, comarcal; programas de formación disruptiva para la juventud comarcal. Pensar y actuar en términos de comarca proporciona oportunidades mayores y mejores, Además obliga a asociarse, coordinarse, buscar intereses comunes y crear estructuras organizativas nuevas más abiertas y flexibles. En resumen modificar la gobernanza de la comarca rompiendo la tradicional dinámica de individualismo, caciquismo y relaciones clientelares. Quizás el problema no son esos artilleros que desde Madrid o Valladolid bombardean tratando de alcanzar los objetivos con un mapa nada actualizado y si la incapacidad de quienes lideran las administraciones supramunicipales.
Otra idea es acercarse al empresariado útil, que también hay del que vive bien de la mano de esos político y al emprendimiento, sin necesidad de inventar la rueda, podemos potenciar sus fortalezas y apoyar sus oportunidades y quizás sean el punto de partida para generar los empleos que nos den estabilidad y generen esperanza en nuevas opciones. Eso que desde la Junta y el Ministerio de Industria llamaron “cluster” y que llevan 10 años prometiendo, sin necesidad de montar patéticas mesas, sillas o columpios.
Bercianas, quizás un día tengamos que empezar a hacer algún gesto para indicar nuestra indignación y dejar de colocar textos en las redes como perro que ladra a la luna.