[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Lo urgente y lo necesario
UN GATO | Hace tiempo que las noticias de la comarca, recogidas por los medios locales, nos dejan la triste impresión de que «aquí no pasa nada». Más allá de lo trabajado de los titulares son, generalmente, de escaso interés, y nos da que pensar, porque o los medios se conforman con lo trivial, o se trata de un dato más que refleja la inanición del territorio; con un pulso vital tan bajo que es noticia que dos jabalíes crucen una calle, un bar celebre su aniversario, o lo mucho que trabajan (¡Dios nos pille confesados!) los concejales de Vox…
En esto de contarlo todo, destaca la noticia de la inversión ¿realizada? por el ministerio que, además de otras funciones, lleva la coletilla de “Reto Demográfico”, con las declaraciones de la vicepresidenta, señora Teresa Ribera, indicando que desde 2019 se han invertido más de 750 millones de euros en las zonas mineras y 950 millones en total en las 15 zonas de la Península enmarcadas en la transición justa.
Noticia, esta sí, importante y que da para más de un análisis, dado que la primera impresión que produce, de incredulidad, lleva a la necesidad de rascar en el titular.; en primer lugar, porque el impacto, a todas luces buscado, que produce la cuantía de la inversión contrasta con la realidad de las zonas mineras; desde luego de las que conocemos de cerca y en las que tanta inversión no ha producido hasta la fecha resultado alguno de valor. Quizás nos falte algún estudio serio, fuera de las oficinas del personal que lo ha gestionado, para comprobar ese impacto.
En el callejón, que ya hemos visto de todo, pensamos que todas estas declaraciones en el marco del evento internacional del pasado octubre sobre transición justa y reto demográfico son una sobreactuación que esconde la realidad de los resultados obtenidos: ninguno; y como siempre la cifra importante se abre y se desgrana en multitud de actuaciones hechas o por realizar que suenan como los premios menores del sorteo de la lotería una vez que ha caído el “gordo”, acompañado por la banda sonora en la película del hundimiento del Titanic. Porque, qué bonito suena que “el Ponfeblino sea el primer tren de hidrógeno de España”.
Lamentablemente la transición justa sigue careciendo de guión y lo que presentaron como tráiler sobre una película de acción con final feliz, es en realidad, una mala serie clase B. Esta última semana nos han dado el “avance” de la próxima temporada con la creación del “nodo principal de la Red de Centros de Innovación Territorial”, cuyas funciones y objetivos trataremos de comprender, aunque la inversión anunciada (200.000€), ya avanza que habrá gasto en papelería y nada en la ejecución de proyectos. Vamos que Ciuden se ha convertido en otra unidad administrativa del Instituto de Transición Justa.
En paralelo al festival de cine, la realidad de una comarca que pierde población constantemente y se desangra lentamente adormecida por las promesas de fábricas de reciclado de vidrio o baterías, con cifras de empleo “de película” y en las que la pérdida de población ya no se produce por el abandono de los que buscan trabajo o servicios de calidad; simplemente son muchos más los fallecimientos que los nacimientos, o sea, pura transición ecológica.
Es verdad que, en relación con el reto demográfico no somos el único ejemplo crítico, pero está claro que, en nuestro caso, el cambio de modelo de producción energética ha sido determinante y que para El Bierzo la única transición justa efectiva es la que permita encontrar actividades alternativas generadoras de empleo, que, desde luego, no vendrán de la restauración de la corta de Fabero o de las energías renovables, «pan para hoy y hambre para mañana».
Y en esta escenificación peliculera hay actores que silenciosamente se han escaqueado del ejercicio de sus responsabilidades y convertido en cómodos espectadores de una representación en la que deberían participar. No vamos a gastar tinta con el Consejo Comarcal o la “excelentísima” Diputación de León, regidas ambas por bercianos de pro y cuya poca utilidad ya hemos señalado, fundamentalmente por la incompetencia de quienes las dirigen, con poco o ningún criterio; si dudan, lean las entrevistas concedidas por sus regidores.
Hoy queremos analizar la fina filigrana que desde hace años viene realizando la Junta de Castilla y León, encantada del protagonismo que, con la temeridad del ignorante, viene arrogándose el Ministerio para la Transición Justa para realizar funciones que en puridad son responsabilidad de la comunidad autónoma. Porque, el estatuto de autonomía de Castilla y León, en su artículo 70, relativo a ”Competencias Exclusivas”, cita atribuciones en temas como “Desarrollo rural, desarrollo comunitario, zonas de montaña, fomento del desarrollo económico, industria…” A pesar de ello La Junta ha conseguido desaparecer detrás de las fotos y focos de la vicepresidenta del Gobierno, convirtiéndose en un espectador que no solo no protagoniza la acción o coordina las actividades de otros sobre “su” territorio, sino que se permite enviar algún recado sobre lo mal que lo están haciendo. En argot taurino:viendo los toros desde la barrera.
Concretando, de esta colección de ocurrencias que suelen ser los titulares de nuestros medios, podría sacarse la conclusión de que aquí está todo en orden, o que como la ranita en el agua caliente nos vamos a morir sin enterarnos. En la lucha de pedir soluciones para lo urgente, perdemos la visión de lo necesario y toca dejar un apunte para el sobresalto que a lo mejor nos espabila: la tabla de población realizada por este medio con datos de 2022, refleja una pérdida de población de casi 1300 personas respecto a 2021, debido a una causa tan «ecológica» como que tenemos 4 veces más fallecidos que nacimientos.
El futuro de la comarca pasa necesariamente por cambiar ese dato. No parecen alarmados los que tienen que tomar decisiones, aunque la inversión más importante en un pueblo ha pasado del polideportivo y el centro multiusos a la residencia de la tercera edad. Han decidido olvidar poner en valor las oportunidades de cada municipio o de la comarca para generar riqueza y con ella, crear empleo y futuro.
Como sigamos así, terminaremos siendo una comarca fantasma a donde solo se va a rodar películas del «nor»Oeste.