Silvia Fernández invita a los emprendedores a perseguir sus sueños con trabajo
La diseñadora berciana recoge la Castaña de Oro concedida por la Fundación Prada a Tope en el Palacio de Canedo.
La Navidad en el Bierzo ha comenzado oficialmente con el encendido del árbol del palacio de Canedo. La encargada de pulsar el interruptor fue este año Silvia Fernández, la galardonada con la Castaña de Oro, el premio con el que la Fundación Prada a Tope reconoce la trayectoria de personas o instituciones que han llevado la imagen del Bierzo más allá de nuestros límites comarcales.
Las canciones de Javier Arias, el baile de Rumballet y los diseños de Di de Sant de los bailarines dieron el color necesario a una modelo que llevaba un vestido de novia de Silvia Fernández Atelier y que al tocar el árbol de botellas de Xamprada estrenó la nueva iluminación.
El encendido cerró el acto que se hizo en la bodega. Flor Bonet, como maestra de ceremonias, explicó el fallo del jurado de la Fundación recordando la trayectoria empresarial de la joven ponferradina en el sector del textil y, en especial, en el de las novias. Hizo un recorrido por su vida comparando los diferentes momentos con vinos de la bodega, subrayando que en Silvia Fernández y sus logros está el que logran los grandes vinos, “que los mejores siempre salen de los peores terrenos, donde las cepas tienen que sufrir para sacar adelante los grandes vinos”.
4.000 vestidos de novia y fiesta con presencia en varios países
Silvia Fernández da empleo directo a 40 personas en el Bierzo y una treintena más en sus tiendas de Madrid, Málaga, Sevilla, Zaragoza y Orense, así como otro medio centenar de forma indirecta porque toda su producción se hace en España, siendo la primera marca de novias de nuestro país que confecciona 100% dentro de nuestras fronteras. La empresa producirá este año 4.000 vestidos entre novias y fiesta, llegando a decenas de tiendas multimarca en España pero también en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Austria, entre otros países.
La galardonada agradeció emocionada la Castaña de Oro porque “me veo reflejada en Prada y Flor”, y señaló su apuesta por el Bierzo por el amor a su madre, a su tierra, a su marido, a su hijo y a “un equipo que sostuvo la marca durante los tiempos duros del Covid y que hacen de su trabajo todo un arte tejiendo sueños”. Recordó que a ella nadie le regaló nada, que era “hija de la viuda de un autónomo”, autodidacta a la que la vida le ha hecho mirar cara a cara “al miedo y al dolor”, que la vida le había puesto piedras delante “pero cuanto más grandes, más grande es el castillo que hemos construido”, dijo.
También señaló que su proyecto habría sido más sencillo sacarlo adelante en Madrid, Barcelona o Galicia, que tardó en ser entendida porque no había tradición en la zona, por lo que mandó un reto a los emprendedores animándoles a perseguir sus sueños pero que esos sueños “se trabajan y se madrugan”.
José Luis Prada cerró el acto subrayando que el ejemplo de Silvia es “una lección de vida” para muchos jóvenes del Bierzo que son los que deben tomar el testigo de la creación de empleo y de la proyección de la comarca, que es lo que premia esta Castaña de Oro.