Fiscalía y acusación mantienen las peticiones de entre 18 y 23 años de cárcel para Pedro Muñoz
El acusado defiende su inocencia en el alegato final y sus abogados solicitan la libre absolución de los delitos que se le imputan.
Este jueves ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Provincial de León el juicio contra el exconcejal de Ponferrada y exalcalde de Toreno, Pedro Muñoz Fernández, por tentativa de asesinato, maltrato, amenazas, injurias, violencia familiar y habitual y lesiones contra la que era su pareja, Raquel Díaz. Tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares mantuvieron sus peticiones de penas de entre 18 y 23 años de prisión.
La representante del Ministerio Público argumentó que las pruebas aportadas «deja meridianamente claro que Pedro Muñoz es culpable de todos los hechos que se le imputan» y que existe «una historia previa y consolidada de malos tratos, de episodios previos» similar a los que en la noche del 27 de mayo de 2020, cuando Raquel afirma que la agarró por el cuello y la arrojó por la terraza de la casa en la que residían, le causaron una paraplejia y graves lesiones y secuelas de diversa índole. Hasta 17 lesiones fueron expuestas en los informes forenses aportados en el juicio.
La fiscal considera que el acusado tenía un propósito deliberado de acabar con la vida de su mujer, por lo que le atribuye una tentativa de homicidio, pero cree también acreditada la llamada excusa absolutoria, un arrepentimiento que en el ámbito jurídico supone una acción voluntaria que impide la consumación del delito. Por ello, mantiene una petición de pena de 18 años y nueve meses de prisión.
La acusación particular considera probado que el acusado tenía el «indiscutible ánimo de matar» y llegó a pensar que lo había hecho, ya que comunicó a dos personas que Raquel estaba muerta. Le imputa asesinato en grado de tentativa, con las agravantes de alevosía y ensañamiento, solicitando 23 años de cárcel. La segunda acusación particular secundó esta posición y únicamente discrepó con el Ministerio Público en la calificación jurídica de los hechos. Además, entiende que se dan los requisitos para desvirtuar la presunción de inocencia que amparaba al procesado y para aplicar los agravantes de parentesco y género.
La defensa de Pedro Muñoz reclamó su libre absolución y, con carácter subsidiario, la imposición en caso de ser condenado de penas mínimas para cada delito de los que se le imputan. En su intervención final, insistió en que carece de lógica que su representado, en caso de querer acabar con la vida de Raquel, hubiera decidido autorizar una intervención quirúrgica en lugar de donar sus órganos, como se le planteó en el momento de mayor gravedad de su estado. También subrayó que de las pruebas practicadas cabe concluir que los hechos que se le atribuyen son «falsos» y destacó las, a su juicio, «gravísimas contradicciones» en la declaración de la víctima y en sus testimonios previos.
El acusado ejerció el derecho a pronunciar la última palabra de la vista con una larga intervención, que fue interrumpida por el magistrado para recordarle que la última palabra en un juicio no tiene como fin repetir argumentos ya conocidos. Muñoz señaló que le pidió tres veces el divorcio a Raquel; la última de ellas cuando ya estaba en prisión. «He hecho hasta cursos de violencia de género. Ahora sé lo que es una relación tóxica: aquella en la que la otra parte te controla, te manipula, te difama y no te enteras hasta que te encuentras en la cárcel acusado de cosas que no sabes ni qué han pasado. Doy gracias a Dios por haberme traído hasta aquí con un mínimo de cordura, porque es muy difícil mantenerla», manifestó.