[TRIBUNA] ¿Severo Gómez Núñez, golpista?
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ | El director de este periódico me invita a que realice una breve semblanza de Severo Gómez Núñez y me envía un breve texto (un tuit, me imagino) de Manuel de la Fuente, que dice: “En esta ciudad hay aún muchas necesidades en los barrios de la periferia, como pueden ser reparación de aceras y calles que siguen igual que con el anterior gobierno, como para seguir gastando dinero en gilipolleces como lo de colocar la estatua de un golpista en el centro de la ciudad”. Aunque cada día me cuesta más escribir sobre necedades lo hago por mi vieja amistad con quien me lo pide y porque, como historiador, me siento en parte obligado.
Sin entrar en polémica alguna, debo decir nunca había oído hablar de Manuel de la Fuente, por lo que pedí a un amigo que me diera alguna información. Parece que es un exconcejal del Ayuntamiento de Ponferrada, que se presentó a las últimas elecciones municipales como candidato del Partido Socialista de Libre Federación, que tampoco sé lo que es, alejado como estoy de la vida diaria de la ciudad en la que fui profesor durante treinta años. Si sé que en su texto hay una opinión discutible y una afirmación falsa, ambas referidas, creo, al general Severo Gómez Núñez, pues he visto en la prensa una noticia sobre el traslado del busto del citado militar.
La opinión discutible es lo de gastar dinero público en el traslado de la estatua del general Gómez Núñez de su actual ubicación, en el parque de El Plantío, a una plaza céntrica de la ciudad. No entro en esta cuestión, aunque la opinión suscrita sea puramente demagógica, como un hombre formado como el exconcejal sabe que lo es, mezclando churras con merinas. Y mucho más cuando no se trata de fundir ex novo una estatua, sino cambiar de sitio un busto, cuyo coste debe resultar insignificante para una ciudad del presupuesto de Ponferrada; nada que ver con la estatua a la Libertad de 2009. Pero en esto, repito, la gente es libre de opinar y discrepar del acuerdo de la Corporación.
La segunda es una afirmación falsa, ya que en 1936 el general de Artillería era un militar jubilado, que contaba con 77 años. La biografía de Miguel J. García demuestra, además, que Severo, que solía pasar sus vacaciones en Cubillos, permaneció en Madrid, es decir, en el Madrid republicano, toda la guerra hasta su muerte el 1 de marzo de 1939, cumplidos los 80 años. Todo lo contrario, por lo que se sabe y a diferencia de otros compañeros y amigos que fueron asesinados, Severo vivió aquellos años sin que nadie le molestara, probablemente protegido por dirigentes socialistas de la talla de Largo Caballero e Indalecio Prieto. ¡Eso es lo que habría que explicar!
Sin entrar en demasiados pormenores, quizá la explicación resida en la vida y obra del general, que deberían de ser mejor conocidas para poder opinar con rigor y serenidad. Severo Gómez Núñez nació en Cubillos del Sil en 1859 e ingresó a los 17 años en la Academia de Artillería de Segovia. Con solo 21 años se incorporó como teniente en el ejército de Cuba, casándose allí con la cubana Mª de la Caridad Verdugo de Castro. Fue, claro está, un militar muy ligado a aquella isla en la que pasó muchos años, aunque con intervalos en España y el Bierzo. Allí luchó en la guerra, allí estudió la carrera de Ciencias y fue catedrático de la Universidad de la Habana y allí permaneció hasta la trágicas derrota frente a Estados Unidos.
También fue en Cuba donde comenzó a escribir -incluso fundó un periódico, el Diario del Ejército– sobre aspectos técnicos, como El cañón neumático y Empleo de hierro en la fortificación, dos libros que recibieron premios en la Exposición Universal de Barcelona de 1888. Como historiador me interesa mucho más sus trabajos, dictados por un profundo amor al Bierzo, sobre aspectos muy diversos su historia, entre los que destacamos por su interés y actualidad en algunos casos: El Bierzo, El General de Artillería Don Juan Manuel Munárriz y la siderurgia del siglo XVIII en la región del Bierzo, Las vías romanas entre Asturca Augusta y Bergido Flavio y la situación probable de Interamnium Flavium, que además aun se leen con placer.
Severo fue un hombre de convicciones monárquicas y católicas, pero de ideas reformistas, que se dejó influenciar, como muchos intelectuales, por el krausismo y el regeneracionismo, lo que chocó con la oligarquía berciana, tan reacia a los cambios. Fueron aquellas ideas -probablemente de ahí su protección durante la guerra civil- las que le llevaron a proyectar la redención del Bierzo mediante la realización del Canal del Bierzo, que permitiría regar, en su opinión, unas 12.000 hectáreas sedientas de agua. Este proyectó, como escribió alguna vez, fue la verdadera obsesión de su vida porque con él creía redimir la paupérrima situación de los campesinos de la comarca. Los obstáculos lo impidieron y tuvo que ser el régimen de Franco quien construyera no uno, sino dos: Bajo y Alto del Bierzo.
No sé si tiene sentido gastarse dinero público para mover un busto de un lugar a otro, quizá en esto tenga Manuel de la Fuente razón; pero sí creo que Severo fue un gran hombre que merece el reconocimiento de todos los bercianos. Lo que no se merece es que, por ignorancia, se le acuse de lo que no fue. No fue un militar golpista en 1936, sino que como tantos españoles sufrió en el Madrid republicano las consecuencias de una guerra incivil.