[LA OVEJA NEGRA] Siguen manoseando a Nevenka
GERMÁN VALCÁRCEL | Para entender lo que ocurre en el Bierzo tendríamos que tener un Rafael Chirbes que escribiera la crónica de la gigantesca corrupción moral, política, social y material que ha asolado la comarca berciana y su capital durante los últimos treinta años; el período que transcurre desde el final del mandato de Celso López Gavela hasta la actualidad, desde los ingentes Fondos Miner a los no menos cuantiosos fondos Next Generation o dicho de otra forma, desde el final del carbón al inicio de la transición energética, pasando por la burbuja inmobiliaria.
El problema, en Ponferrada y en el Bierzo, no son solamente los mediocres y truculentos políticos, sino aquellos que empujaron y empujan a esos políticos a una corrupción salvaje para que les saquen sus castañas del fuego, los mismos que les prestan su apoyo social, intelectual o económico. Son ellos quienes permiten y ayudan a que esos políticos violen las leyes, asumiendo la prevaricación en los despachos, haciendo oscuros negocios, falsificando la memoria colectiva, manipulando las organizaciones sociales, tergiversando la historia y destruyendo el territorio. Todo ello mediante el rapto del lenguaje y de los partidos políticos, y el secuestro de los colectivos sociales, con el clientelismo como herramienta.
Solo desde un pánico cerval, o desde una soberbia de diván de psicoanalista, puede entenderse la actitud adoptada por la sociedad berciana, ante la catástrofe polifórmica en la que está instalada la comarca.
Uno de los episodios que mejor retratan este tiempo y a la sociedad ponferradina y berciana, la descomposición en la que está instalada, es el conocido “caso de Nevenka Fernández”. Hasta ahora, me negaba a nominarlo de esa forma, para mí era el “caso del Ciudadano Álvarez”. Pero la utilización que de ella hacen, todos los sectores políticos y sociales, y la industria cultura, me permite nominarla así.
Servidor no tiene ni idea de qué clase de película hará Icíar Bollain. Ni conozco el guion, ni sé si lo que pretende es sustituir el juicio moral y político por la explicación histórica, aunque repasando la obra de la directora, resulta dudoso que se pueda desvincular completamente de la moral. Pero si me atrevo a decir que la visita que hizo a la ciudad, ahora hace un año -como en su momento informó este medio- nos da pistas. En aquella discreta visita, su anfitriona, y “buscadora de contactos”, fue la entonces primera teniente de alcalde, la “pesoista” María Isabel Fernández. Ahora dedicada a encender la mecha de la polémica fácil con el tema.
Parece que Icíar Bollain quería conocer las entretelas del caso, imagino que la dirigente del PSOE local le dio toda la información sobre, la hipocresía, la doble moral y la doble verdad que las gentes del PSOE ponferradino han practicado durante dos décadas con Nevenka, similar a la que en la actualidad practican con su ex socio Pedro Muñoz. Lo que dudo es que, la película, de espacio a otra mujer: la desaparecida Carmen Chacón, que con un simple “tuit” sacó a la luz lo que le importa a los socialistas locales Nevenka, la utilización sistemática que hacen de ella.
El PSOE vuelve a colgarse de la bandera de Nevenka, y a utilizarla políticamente: generando la enésima polémica, además, por una cuestión menor, como es donde se va a rodar la película. Pero con su actitud dejan claro que no van a soltar el hueso. Una vez más, los representantes de la franquicia ponferradina del PSOE aprovechando un tema sensible para manipular a la sociedad local, con un asunto que, dos décadas después, la sigue dividiendo. ¿De verdad una película como esa va a arrastrar doscientas personas durante seis meses? Ni que fueran a rodar Apocalypse Now.
¿De verdad una película como esa va a arrastrar doscientas personas durante seis meses?
Las opiniones divergentes sobre el tema Nevenka son transversales y no solo proceden de los energúmenos y energúmenas de VOX. Por estas tierras parece que todos y todas sabían lo que ocurría en la intimidad de los dos protagonistas de la historia y, en consecucia, se sienten legitimados para poner en solfa una sentencia judicial firme; Tampoco nos debe extrañar, al fin y a la postre, esto es poco más que un poblacho donde la mayoría de la gente parece vivir más pendiente de la vida de los demás que de la suya propia. Curiosamente, la mayoría de los que disienten de la sentencia son gentes de “ley y orden”.
Otros que, con este tema, no pierden ocasión de retratarse, son los miembros del actual equipo de gobierno municipal, conocedores del sentir mayoritario de su clientela, y para no quedarse atrás, nada mejor que encargar la réplica al correligionario, pupilo y sucesor del recientemente condenado por un delito de maltrato y lesiones, agravadas por razones de género y parentesco. El señor Alonso no estuvo tan diligente para apoyar a la víctima –también compañera de partido- de la barbarie de su anterior “Jefe”. La prudencia no está entre los atributos del actual portavoz de Coalición por el Bierzo, la cobardía ante los poderosos parece que sí. El personaje recuerda, cada día más a su predecesor, y los bercianistas se asemejan, también cada vez más, a ese VOX con el que no pactan, pero si cogobiernan.
Resulta llamativo escuchar a don Iván Alonso justificar el poco apoyo recibido desde el Consistorio para el rodaje de la película en la ciudad, diciendo que: “Traba ninguna, pero creo que conocéis el sentir del alcalde sobre la utilización de los espacios públicos. Desde que tomó posesión de la alcaldía no se dan ruedas de prensa en el salón de plenos, se hacen determinados usos de los espacios públicos del Ayuntamiento y no lo cree conveniente. En este caso es un impacto importante en un edificio público y esa es la única cuestión”.
Se ve que el rodaje de una película, realizado por profesionales, genera más peligros para un edificio público que la multitudinaria cena de los falsos caballeros templarios en el castillo. Nos dejan claro los actuales inquilinos del ayuntamiento que el uso de los bienes públicos son para ellos y los “suyos”, eso sí, todos bien envueltos en la bandera del Bierzo o de España. La hipocresía y cinismo de esta gente carece límites.
Cabe recordar al portavoz del alcalde, para eso ha quedado el señor Alonso, que son estas pequeñas cosas las que les retratan y las que sacan a la luz, no solo su sectarismo y el uso partidista que de los bienes comunes hacen, sino, también, su mediocridad y necedad, y lo que es peor, la opinión que tienen de los ciudadanos: nos consideran estúpidos. El primer teniente de alcalde debería saber que la verdad política se manifiesta en el comportamiento político. El suyo y el de todo el equipo de gobierno actual, van quedando cada vez más nitidos.
No tengo ninguna duda que la industria cultural, convertida en productora de mercancías y servicios –es el capitalismo- ha logrado grandes beneficios convirtiendo a Nevenka en un fetiche, en un producto de consumo, vendiéndola como una mercancía, usándola, cosificándola, deshumanizándola, mistificando su tragedia, atrapándola en el personaje, para obtener beneficios, tanto la industria cultural y los medios de comunicación como los políticos. Como víctima, tiene todo el derecho y autoridad para hablar de su caso, pero empiezo a sospechar que bajo la apariencia de reconocimiento y respeto se esconde, en realidad, un negocio, una utilización miserable y sistemática de su persona. Nevenka no necesita condescendencia de quienes le hacen el favor para presentarse como “buenos y justos”, ni ella, como víctima, ningún regalo “caritativo” por los daños causados. Solo respeto, apoyo y cuidados. El mismo que merece Raquel Diaz, a la que casi nadie “homenajea”. Y solo algún colectivo feminista y, sus familiares y amigos parecen recordar.
A la ex concejala ponferradina le han dedicado una rotonda, con su imagen, como desagravio, reconocimiento del actual gobierno, a través del Ministerio de Igualdad y su caso miles de páginas y cientos de horas en los medios de comunicación, una obra de teatro, un documental y, ahora, una película. Pero la triste realidad es que, veinte años después, sigue sin poder pasear abiertamente por Ponferrada. Hacerlo seria, posiblemente, lo mejor que a estas alturas le podía ocurrir y el mayor desagravio.