La Térmica Cultural expone 176 obras del artista Eduardo Arroyo, algunas inéditas
La Térmica Cultural inaugura el sábado Eduardo Arroyo y Robles de Laciana. Viaje de ida y vuelta, una exposición dedicada a la figura del genuino artista de reconocido prestigio internacional.
Se trata de un relato secuencial construido alrededor de cuatro escenas narrativas que articulan sintéticamente la vida y la obra de Eduardo Arroyo en un diálogo fluido y directo con el espectador. La propuesta está integrada por un conjunto de 176 obras únicas del artista, 149 pertenecientes a la colección privada de su familia, algunas de las cuales son inéditas, y 27 provenientes de los fondos del Instituto Leonés de Cultura.
Entre ellas se encuentran bocetos y dibujos, ejercicios plásticos de técnica mixta, collages, pinturas, estampas editadas con las más diversas técnicas que utilizó resaltando la litografía, libros, esculturas en bronce, en piedra, cerámica o varias piezas que sirvieron para decorados escenográficos. Este amplio compendio aporta una visión amplia y estructural de las diferentes técnicas y procedimientos creativos que utilizó a lo largo de su trayectoria plástica, mostrándonos una visión sencilla pero clara de sus diferentes etapas evolutivas dentro de lo que se ha venido en denominar la figuración narrativa.
Los cuatro bloques se relacionan por medio de hilos conductores que conectan unos bloques con otros por medio de obras que sirven de puentes y puntos de tránsito. De la influencia de Robles de Laciana y su rememoración a través de obras que emulan la naturaleza y la cultura locales hasta la consolidación de su pintura como arma política y crítica durante su exilio en París. De su regreso a España con la reinterpretación plástica de varios personajes de la cultura popular española al establecimiento en la casa familiar en Robles de Laciana hasta su muerte, lugar cuyos materiales y paisajes integró en sus últimas obras.
Una obra ecléctica teñida por el humor y la ironía
Eduardo Juan González Rodríguez, conocido por su nombre artístico Eduardo Arroyo (1937-2018) nace en el seno de una familia leonesa en Madrid durante la Guerra Civil. El artista pasó los veranos de su infancia en la localidad de Robles de Laciana, en Villablino, de donde era oriundo su abuelo, quien se formó en la Fundación Sierra Pambley de la Institución de Libre Enseñanza. Estudiante en el Liceo Francés, de adolescente tomó al boxeo y a la pintura como sus principales pasiones.
Después de estudiar Periodismo y tras cumplir con el servicio militar, en 1958 se autoexilia en París por su rechazo al franquismo. Allí se instala en el barrio de Montparnasse, donde toma contacto con las distintas corrientes artísticas que reivindicaban la figuración narrativa como arma de crítica política y social. En 1960 participa en el Salón de la Joven Pintura con La corrida de la mariposa y durante la III Bienal de París, presenta Los cuatro dictadores, una obra que provocó un escándalo diplomático y fue censurada después en España. El humor y la ironía siempre formaron parte de su ecléctica obra.
En 1976 vuelve del exilio y rehabilita la casa familiar de Robles de Laciana. En este lugar crea junto a Jonás Pérez y Lolo Zapico talleres de pintura, dibujo y escultura y desarrolla el groso de su obra litográfica, a través de personajes oníricos como El unicornio o Las novias de Muxiven. En 1982, el Gobierno de España le otorga el Premio Nacional de Artes Plásticas. Su última obra fueron las ilustraciones del texto original del Ulises de James Joyce. Arroyo falleció el 14 de octubre de 2018 en Madrid y descansa en el cementerio civil de Robles de Laciana.