[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Postureo
UNA GATA | A finales del mes de marzo, Iberdrola presentó una demanda contra Repsol por competencia y publicidad engañosa; en el argot, por “greenwashing”, es decir, por presentarse a la sociedad como una compañía ecológica que realiza sus actividades observando principios y valores de sostenibilidad ambiental, que en realidad no son más que un “lavado de cara”, expresión que sí entendemos bien los ajenos a la jerga anglosajona. Técnicamente, la demanda presentada plantea el incumplimiento de varios artículos de la Ley de Competencia Desleal española, (cuya existencia desconocíamos absolutamente) por cometer actos de engaño, omisión engañosa y publicidad ilícita. Para información de detalle sugerimos la lectura del artículo La demanda de Iberdrola a Repsol por ‘greenwashing’: preguntas y respuestas que, entre otros muchos, ayuda a comprender el alcance de la batalla.
Al margen de lo que resulte de la demanda en el plano legal, llama la atención que lobos de la misma camada se mordisqueen en público y de una forma tan abierta, rompiendo la regla de presentarse a la sociedad como adalides de la prestación de un servicio público esencial para los ciudadanos.
Verdad que esa fachada se ha venido resquebrajando con la guerra de clientes que hemos sufrido todas, con llamadas constantes e intempestivas, ofreciéndonos tales y cuales ventajas que apenas entendemos, pero debe ser que la competencia está llegando a límites insoportables. Por supuesto nos da igual quien gane esta batalla, e Iberdrola, demandante en este caso, nos produce la misma desconfianza que, por ejemplo, Endesa o Naturgy. Por si alguien duda, le recordamos que Iberdrola fue pionera en la venta de energía renovable, como si el sistema eléctrico permitiera que a un consumidor digamos de Cáceres le llegue energía eólica o solar a su puerta de entrada sin mezcla de energía del gas, el carbón o la nuclear. Conviene recordar que la energía eléctrica producida no se almacena y en el momento de su producción se vierte en redes de transporte que son únicas. Sabemos de buena tinta que, en aquellos momentos, el sector eléctrico respiraba contra la osadía de Iberdrola, y que al menos presuntamente aquella oferta podría haber sido engañosa por acción u omisión y publicidad ilícita. Pero nadie denunció y con el paso del tiempo, todas las energéticas ofrecen energía verde. Una maravilla.
Volviendo a la Ley de la Competencia, esa gran desconocida, queremos suponer que tiene un valedor administrativo, es decir que su incumplimiento, presunto, debería implicar que se pusiera en marcha algún mecanismo de inspección; y todo ello de oficio. Por eso sorprenden las declaraciones de la Vicepresidenta Sra. Teresa Ribera, que se declara neutral en el conflicto al tiempo que celebra que la novedad de que el caso llegue a los tribunales porque pueden llegar a distorsionarse “las condiciones del mercado”.
La verdad, esperaríamos más de la Sra Ribera si no la conociéramos bien por sus enfoques “prosector eléctrico” en el tema de la implantación de las energías renovables en toda España y concretamente en el Bierzo. Y no nos extraña que pretenda quitarse de en medio y dejar que los tribunales decidan.
Este postureo de las empresas tampoco es cosa nueva o que nos pille de sorpresa, aun recordamos las charlas sobre la Responsabilidad Social Empresarial que nos daba, hace ya unos cuantos años, «nuestra» Endesa y que ha terminado colocando sobre el lienzo ese fantástico plan Futur-e para la transición justa. La combinación de palabras tan manida, que más que blanquear el salvaje cierre minero y térmico, ha terminado por hacernos entender que con «justa» se refieren a esos combates medievales que dejaban al derrotado al pie de los caballos.
Mientras tanto, nosotras nos preguntamos: ¿quién nos defiende de tanto lavado de cara, tanto postureo y tanto asalto a nuestra intimidad?. Echamos de menos al ministerio de Consumo, que con el sr Alberto Garzón intentó poner coto a tanto atrevimiento de las empresas de muchos sectores cuya publicidad produce perplejidad y cabreo. Es posible que el sr Garzón gestionase mal una cuestión en la que existen tantos poderosos intereses, pero nosotras creemos que en esta sociedad, más que nunca, se necesita proteger a los consumidores de forma eficaz. Ahora estamos indefensos.
Bercianas, si vuestras preocupaciones profesionales o personales os estresan y no podéis dormir bien, probar a subiros a uno de los coches que anuncian en la “tele”, por supuesto totalmente ecológicos y conducir por las calles de Ponferrada; en un suspiro, la magia de la tecnología os trasladará a un remanso de paz, en medio de la naturaleza y llegaréis a casa como nuevas… ¿Verdad?