[LA OVEJA NEGRA] El Mundial de ciclismo que nunca acaba, o como el tiempo termina poniendo a cada uno en su sitio
GERMÁN VALCÁRCEL | Cada semana cuando me pongo a escribir esta columna termino sintiéndome un ridículo idealista carente de sentido alguno de la realidad, por eso no les debe extrañar que hoy, después de conocer la sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León en la que se estima la reclamación del Banco Santander y condena al Ayuntamiento de Ponferrada a devolver el crédito, más los intereses correspondientes –en torno a 3,5 millones de euros–, concedido hace casi una década para organizar aquel ejercicio de megalomanía que fue el Mundial de Ciclismo, me quede una sensación agridulce, aunque también de profundo asco.
Sobre aquel evento creo que ya lo he dicho todo, así que disculpen que no me repita ni me alargue. Si alguien quiere saber más, sobre aquel vergonzoso y bochornoso episodio y tener perspectiva sobre el tema, aprovecho para publicitar los últimos ejemplares de aquel librillo, publicado en las semanas previas al susodicho Mundial de ciclismo, titulado Mundial a la contra, con el que se podrán ilustrar sobre las andanzas de esa horda, encabeza por el exalcalde Samuel Folgueral, proveniente de las filas del PSOE, repleta de sectarios e impostores que, utilizando métodos fascistoides, trataban, y tratan, de silenciar a todo aquel que les criticaba, cuestionaba o denunciaba sus actos y actitudes (con una demanda por supuesto atentando al honor de por medio, perdida por esta pandilla y que, además, los condena al pago de las costas) que han emponzoñado con su sectarismo, egolatría y mala baba la vida política y social de esta ciudad durante la última década.
Pero la sentencia no solo desnuda los métodos de Samuel Folgueral y sus concejales, también deja al descubierto la incompetencia de su sucesora, Gloria Merayo, y la cobardía y complicidad –ante y con los políticos- de algunos altos funcionarios municipales, además de poner negro sobre blanco las mentiras, falacias, manipulaciones, desastrosa gestión y obscenos maquillajes discursivos del anterior alcalde, Olegario Ramón, y de su concejala de Hacienda, María Isabel Fernández, cuando disolvieron la Fundación de Deportes, y de la gestión que de este tema hicieron cuando tuvieron responsabilidades y la posibilidad de aclararlo, y de demostrar que son realmente “servidores públicos”, como tanto les gusta alardear, para darse autobombo. Aquí el asco casi me lleva al vómito, ya que ambos personajes utilizaron el Mundial de ciclismo mientras les sirvió para medrar políticamente y dejar fuera de juego a posibles rivales políticos –Folgueral y los suyos lo eran en aquella época– y granjearse fama de luchadores contra la corrupción. Pero no era así, una vez llegados al poder municipal enterraron el tema y se dedicaron a difamar y desprestigiar a todos los que utilizaron para sus espurios intereses políticos y económicos.
A la izquierdita pesoista –Folgueral y su gente también vienen de ahí– todo les vale para llegar y asentarse en el poder. No les importa mentir, degradar, maniobrar, prometer en vano, cualquier cosa les sirve con tal de lograr sus objetivos. No piensen que lo del actual presidente del Gobierno es nuevo ni exclusivo de él, es la forma de entender la práctica política por parte de las gentes que actúan políticamente bajo la franquicia PSOE.
Es la “izquierda” política institucional que tenemos. Ellos son los representantes mayoritarios de la izquierda social de este país. Pobres de nosotros si realmente son fiel reflejo de ella. No les importa poner las instituciones a los pies de los caballos, con tal de conseguir sus objetivos, no importa demostrar deslealtad hasta los límites de la desvergüenza, todo vale con tal de agradar a las hordas de ‘hooligans’ que creen estar en el lado bueno de la historia, sin tener ni idea de historia. Mientras, sus dirigentes medran y hacen negocios, con la representación política; como siempre, ayudados por esa necedad acrítica de la que hacen galas sus forofos. Todo acompañado con esa actitud y ese humor de estercolero que les lleva a considerarse por encima del bien y del mal.
No les importa poner las instituciones a los pies de los caballos, con tal de conseguir sus objetivos
Si algo caracteriza a los actuales dirigentes del PSOE es su miseria ética y mediocridad intelectual y profesional; Olegario Ramón, exalcalde y actual Presidente Comarcal, es un dignísimo representante de ello. Por eso, la progresía pesoista desprecia a todos aquellos que no rinden culto a la cloaca ni se regocijan en su podredumbre, a los que contribuyen, o al menos lo intentan, a derribar las fronteras maniqueas que levantan cuando acceden al poder. Para ello no dudan en intentar mantener a los ciudadanos en la ignorancia, pudriendo el lenguaje mediante la creación de una jerga pegajosa, estereotipada, llena de palabras y expresiones que les ayuden a someterlos, y a esconder la sórdida e inquietante forma de ejercer el poder en este sistema de democracia formal y de mercado.
Sí, a estas alturas de mi vida, me siento cansado y harto de estos desclasados y mediocres progres clasemedianos, aventajados discípulos de esa conocida sentencia de Marx (Groucho) que decía: «Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”; que hacen del abuso de poder –cuando lo detentan- y de la manipulación su forma de acción política, además de tomarnos por unos indeseables, a todos los que cuestionamos sus abusos y su hipocresía, nos toman por unos imbéciles. Por eso, mi desprecio a toda esta gentuza con la que en algún momento me rocé y que babeaba cuando, desde esta misma columna de opinión, se cuestionaba y denunciaba a sus adversarios políticos.
Tampoco me quiero olvidar de ciertos personajes de la prensa local, del papel de chusma sicaria, de mercenarios de tercera, que durante todos estos años han jugado, tratando de derribar cualquier muro de resistencia, para ello no dudan en expandir las mentiras, cortinas de humo y la propaganda de quienes pagan con publicidad institucional. Lo hacen esperando muy pacientemente a que se forme, en esos pequeños muros de resistencia, alguna grieta para colarse, para clavar alguna esquirla o para tratar de participar en cualquier evento que contribuya a su demolición. Parte del trabajo lo han hecho bien: han construido una sociedad de acríticos, mansos y acomodaticios borregos.
Tal vez, por eso, hoy me viene a la memoria esa frase atribuida a Carl Sagan: “si se está sometido a un engaño demasiado tiempo, se tiende a rechazar cualquier prueba de que es un engaño. Simplemente, es demasiado doloroso reconocer, incluso ante nosotros mismos, que hemos caído en el engaño. Encontrar la verdad deja de interesarnos. El engaño nos ha engullido. En cuanto se da poder a un charlatán sobre uno mismo, casi nunca se puede recuperar.” Algo similar le ocurre a la sociedad ponferradina, se ha dejado arrastrar por charlatanes de diferente signo. Es más, los charlatanes son muy apreciados y seguidos en esta comarca.