[TRIBUNA] Egoísmo social
ÁLVARO ÁLVAREZ RODRÍGUEZ | Todos conocemos y sufrimos de algún modo las enormes carencias de los servicios públicos de nuestro país.
Esto se comprendería y se debería asumir si fuésemos una nación pobre, que no se pudiera permitir dotar de mayores presupuestos a las diferentes áreas fundamentales que nos afectan a todos los ciudadanos: sanidad, educación, prestaciones sociales (adecuadas), infraestructuras, etc.. Pero no es el caso.
La verdadera cuestión que subyace tras las inmensas deficiencias que padecemos, no es una ausencia de recursos, ni una fiscalidad baja precisamente… Es una cuestión de prioridades.
Es absolutamente evidente que el verdadero bienestar público no es la prioridad de nuestros gobiernos estatal y autonómicos. Si de verdad preocupara lo importante, es imposible hacer las cosas tan mal. Y más cuando pagamos a miles de asesores que rodean a cada político, que o no tienen ni idea de lo que hacen (lo cual no es creíble), o no sirven absolutamente para nada. Son tan solo una muestra más del despilfarro público actual, ya que sobran todos los asesoramientos cuando solo importa el interés personal.
Las mayores partidas presupuestarias se destinan a comprar votos, primero en las urnas a cambio de pagas injustas e innecesarias, y después en el Congreso vendiéndose al diablo con tal de gobernar.
Pero también es cierto que siempre culpamos de todo a los políticos. El derroche de dinero público vinculado al interés político no llega ni de lejos a la suma de los pequeños fraudes cometidos por el egoísmo de esta sociedad.
La tasa de absentismo laboral publicada por Adecco se situó en España en el 7,2% en 2023. Esto es, 1.169.000 personas no acuden a sus puestos de trabajo por situaciones de IT. ¿A alguien le resulta creíble tanta enfermedad? Sería una epidemia permanente… En esto sí somos los líderes de Europa.
Entre las bajas laborales, el paro voluntario, el paro encubierto, las pagas a los del “sofá y playstation” (práctica cada vez más extendida, y que seguirá en aumento mientras sea la actividad con mayor patrocinio del gobierno), se comen la mayor parte de los recursos de la Seguridad Social.
Existen despidos provocados por personas que, en cuanto han acumulado el paro suficiente, sienten la necesidad de cobrarlo, en un gesto irrefrenable de exprimir hasta la última gota de sangre del sistema. No vaya a ser que dejen un solo derecho sin disfrutar…
Lo más triste es que normalmente quienes más reivindican derechos sociales para el pueblo, son luego quienes más los reclaman para sí mismos, mostrando así la carencia total de generosidad de sus supuestas ideologías altruistas.
Qué lástima que con tanto egoísmo, aquellos que más proclaman los derechos sociales, esquilmen al sistema hasta las últimas consecuencias, en lugar de dedicar los años laboralmente útiles a trabajar para generar riqueza, y tener así el derecho moral de exigir a nuestros políticos que gestionen adecuadamente nuestros recursos.
Sin este egoísmo social tan español, que por desgracia no es solo propiedad de los políticos, sobrarían recursos para invertir en una buena educación pública, en la sanidad de la que luego tanto nos quejamos, y en garantizar a nuestros mayores unas buenas pensiones para que puedan disfrutar de verdad de su jubilación. Esa generación que tanto trabajó y que sí se lo merece todo.
Ayudas sí por favor, pero para quien de verdad las merece y necesita.