[TRIBUNA] De Ponferrada a La Espina y Ourense, con parada en la extinción de especies
JOSÉ L. GUTIÉRREZ | Hace un par de semanas, saltó a todos los medios de comunicación la escalofriante noticia de que más de un millón de especies de todo el planeta se encuentran en grave peligro de extinción.
Más de un tercio de todos los mamíferos marinos, el 40% de las especies de anfibios, el 47% de los mamíferos terrestres y el 33% de los corales están amenazados por el impacto de los humanos sobre la naturaleza y nuestra insaciable voracidad. Curiosamente, ningún político habló de “esto” durante la campaña electoral de las elecciones generales, seguramente porque no les parecía lo suficientemente importante, mientras se enzarzaban en chorradas que hacían sonrojar a cualquier persona mínimamente instruida.
Pasó la campaña de las generales y llegó la de las municipales y autonómicas. Como decía Manolo Kabezabolo en su conocida canción: “Ya estoy hasta los cojones / otra vez hay elecciones / y tendremos que aguantar / la propaganda electoral”… En fin, a lo que iba… que nuestros capacitados políticos bercianos se están dejando las cuerdas vocales en cada mitin, entrevista o aparición reclamando las autopistas A-76 a Ourense y la Ponferrada-La Espina a Asturias.
En mis clases de Lengua Castellana, cuando analizamos textos de opinión, les digo a mis alumnos que busquen los argumentos con los que se defienden las tesis. A menudo, uno de los más utilizados es el de aceptación generalizada, es decir, aquellos argumentos que la mayoría de la gente da por verdaderos. Ahí tenemos el ejemplo de “las autopistas son buenas siempre” que, sin embargo, choca frontalmente con el de “debemos conservar la biodiversidad” del primer párrafo. Entonces, cabe cuestionarse si quizá uno de ellos es una falacia (argumento que parece válido pero no lo es).
Para desmontar el de las autopistas, he recurrido en anteriores artículos a otro tipo de argumento más fiable, como son los datos objetivos:
- Según varios informes, la A-76 entre Ponferrada y Ourense afectará a 37 zonas protegidas o de especial interés; 12 corredores biológicos de especial valor de paso de animales; 13 redes hidrográficas; 4 puntos de interés geológico; 56 especies de flora, algunas de alto valor ambiental, vulnerables o endemismos; 132 especies de fauna, muchas vulnerables o en peligro de extinción; y 132 elementos patrimoniales.
- Casos como el de Benavente, donde confluyen la A-6 (Madrid-A Coruña), la A-66 (Vía de la Plata), la A-52 (hacia las Rías Baixas), y donde está a punto de llegar la A-65 (la de Tierra de Campos, que viene desde Palencia); y, sin embargo, año tras año sigue sin poder frenar la sangría poblacional y su decadencia. También podemos citar otro caso cercano como el de Mieres, cuenca minera al igual que el Bierzo. Por allí pasan la A-66 y la AS-1 (hacia Siero y Gijón), y aun así el municipio sigue cayendo en picado.
- La actual N-120 no tiene suficiente tráfico. Según datos del Ministerio de Fomento, en 2012 el tráfico diario de vehículos en la N-120 se situaba en 4.580, cuando en 2007 era de 5.930. Por ello, se aprecia una tendencia claramente a la baja. Estos datos revelan que la intensidad media diaria del tráfico entre Ponferrada y Ourense no justifica la construcción de la futura Autovía A-76 ya que, los mínimos de volumen de tráfico diario fijados por la Unión Europea para desdoblar la actual carretera de 2 en 4 carriles, es de 10.000-15.000 vehículos.
- España es el tercer país con más kilómetros de autovías y autopistas, sólo por detrás de China y Estados Unidos, y por delante de Alemania o Francia. A países como Italia o Canadá casi los triplicamos, por ejemplo. Sin embargo, parece que no nos luce más el pelo por ello. Construir y construir AVEs y autopistas no significa necesariamente calidad de vida. Ahí tenemos, como muestra, a Noruega (por donde viajé hace unos años), que con sólo 600 kilómetros de autopistas es el país con mayor calidad de vida según la ONU, con un PIB per cápita de 67.100€, mientras que el de España, con casi 15.000 kilómetros más de autopistas, es de 25.100€ (2017).
De todos es sabido que la Ribeira Sacra aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y que la construcción de la A-76 daría al traste con esa posibilidad; y también que la Ponferrada-La Espina atravesaría la reserva de la biosfera de Laciana y los parques naturales de Somiedo y las Fuentes del Narcea, últimos santuarios en Europa del oso pardo y del urogallo… Y aquí entra en juego un tercer tipo de argumento, el de razonamiento lógico: ¿es que no ven ninguna relación causa-consecuencia entre la agresión a estos espacios y la extinción de especies? ¿Dónde han estudiado nuestros políticos bercianos, si es que han estudiado? ¿De verdad les cabe en la cabeza que hay que llenar de cemento y agujeros la Ribeira Sacra y el postrer refugio del oso pardo en la cordillera Cantábrica? ¿De dónde ha salido esa gente? Y es que, según la ONU (otro tipo de argumento más, esta vez de autoridad), el primer factor que ha dejado al borde la extinción a más de un millón de especies es la expansión de las áreas urbanas, autopistas (para 2050 aumentarán en 25 millones de kilómetros), líneas de alta velocidad, represas, macrogranjas industriales, etc. Pero parece ser que nuestros queridos políticos bercianos, a los que debemos votar, nunca escucharon términos como “fragmentación del hábitat”, “pérdida de biodiversidad”, “acaparamiento y desplazamiento de la población”, etc. Su pasó por las aulas debió de ser efímero.
Cuando hasta la de Podemos definía en una entrevista como “cruciales” las autopistas a Ourense y La Espina, tras haber defendido lo contrario, es que algo nos está fallando como sociedad. Un partido que, en teoría, aglutina a votantes comprometidos con la ecología, el medioambiente y un cambio de modelo socioeconómico, debería ofrecernos alguna alternativa diferente. Vertebrar, la palabra de moda… ¿Qué narices es “vertebrar”? ¿Conectar dos polos provocando la destrucción de todo lo que existe entre medias? Tras este sorpresivo cambio de discurso, yo ya nunca votaría a la señora esa y saldría huyendo de su atroz incoherencia y cacao mental.
Algo similar pasa con los socialistas, que tratan de buscar la imposible cuadratura del círculo con consignas trilladas y vacías como “España verde” o “desarrollo sostenible”, mientras apoyan el boom de la construcción (¿destrucción?) de empresarios, especuladores y de la derecha. Luego se sorprenden cuando salen los estudios sobre la biodiversidad y se preguntan cómo será posible que se esté perdiendo, y se hagan los bobos diciendo que no saben por qué las especies se están extinguiendo. “¡Dios mío, cómo ha podido pasar! ¿Quién lo iba a pensar? ¡Oh! ¿Quién iba a sospechar que arrasar un espacio protegido destruiría también su flora y fauna?”… No, no, vosotros tampoco nos engañáis.
¿Y los bercianistas y regionalistas? Bueno, estos están más p’allá que p’acá; el término adecuado sería algo gagás, repitiendo en bucle una y otra vez la misma frase desde hace mil años, anclados en el pasado con el carbón y las carreteras, como una persona de avanzada edad que ya chochea… Sin haber cruzado el umbral de la cueva del Manzanal ni ver más allá, y sin darse cuenta de que los tiempos han cambiado.
Efectivamente, los tiempos han cambiado, pero nuestros políticos no… Siguen presentándose los mismos incapaces de siempre, los más tarugos, gregarios y alienados y, últimamente, ya están llegando aquellos que tuvieron dificultades severas para superar la Secundaria… Y todos se han olvidado del principal argumento de aceptación generalizada que los niños aprenden desde el parvulario: salvar al planeta es lo que nos salvará a nosotros.