Desarticulada una banda acusada de jaqueos como el sufrido por el alcalde de Camponaraya
Dos detenidos y dos investigados por suplantar al alcalde de Barbadás (Ourense) con el mismo modus operandi.
La Guardia Civil ha detenido a dos vecinos de Madrid de 25 y 29 años de edad y ha tomado declaración en calidad investigados a otros dos de 32 y 52 años por suplantar la identidad del alcalde de Barbadás (Ourense), el socialista Xosé Carlos Valcárcel, para pedirle dinero a través de WhatsApp a varios vecinos.
El regidor de la localidad ourensana denunció el 10 de diciembre de 2023 que varios contactos de su agenda habían recibido un mensaje a través de WhatsApp pidiendo dinero en su nombre. El falso Xosé Carlos solicitaba que se le hiciera una transferencia o un ingreso por Bizum y el de verdad se enteró por la llamada de uno de sus contactos, extrañado por la petición. Otros, según el mismo contó, habían caído en la trampa.
El modus operandi de este jaqueo coincide con el denunciado hace diez días por el alcalde de Camponaraya, el también socialista Eduardo Morán, y del que informó en primicia BierzoDiario. Por el momento se desconoce si la investigación abierta en Ourense y que condujo a las detenciones puede contribuir a esclarecer los hechos que afectaron al regidor berciano.
La investigación del Equipo @ de la Comandancia de la Guardia Civil de Ourense logró dar con los autores de la ciberestafa en Madrid y desarticular así a un grupo organizado que funcionaba de manera itinerante. En concreto se ha localizado a cuatro personas, tres venezolanos y un colombiano, todos ellos residentes en la capital de España. Se les imputan tres delitos de usurpación de identidad, con los que consiguieron materializar ocho estafas utilizando las nuevas tecnologías mediante envío de wasaps.
Los estafadores actuaron con rapidez y los delitos se materializaron en muy pocas horas desde que se produjo el jaqueo. De hecho el propio alcalde de Barbadás identificó ese momento al interponer la denuncia, ya que recordaba haber abierto un documento que le llegó a través de esa misma red de mensajería y que, en teoría, le enviaba una empresa con la que trabajó. Su apariencia era la misma que la de cualquier documento de esa firma pero resultó ser el gancho preparado por los delincuentes para poder acceder a su teléfono y sus contactos y solicitarles dinero en su nombre.