[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] La política ‘netflix’
UNA GATA | Pues ya ha pasado un año desde la toma de posesión de los ediles de nuestros municipios que fueron agraciados con el favor de los ciudadanos, presumiblemente para que ese favor fuera correspondido con actuaciones y medidas que mejorasen nuestras vidas. Y en un año, hemos visto ayuntamientos que han cambiado responsables históricos; algunos ayuntamientos han cambiado la forma de gestionarse, otros cuantos han cambiado el discurso pero sin ninguna repercusión apreciable y finalmente los más, que solo han cambiado las hojas del calendario. Y al filo del verano termina el curso con la tranquilidad de que, en cualquier caso, en septiembre comienzan otro, con la misma tranquilidad y las mismas perspectivas.
Porque los años de los mandatos de nuestras administraciones municipales, más que «cursos», parecen “temporadas” de series de televisión con sus correspondientes capítulos; originales a veces, chocantes y absurdos en ocasiones, y que a diferencia de la ficción siempre contienen elementos que afectan a la realidad de vecinas y vecinos.
Los avances de la serie fueron los anuncios electorales, de los que un año después no queda nada; ni siquiera la reclamación que en buena ley deberían plantear los que en el reparto llevan el papel de oposición. Y es que en la construcción del guión de esta serie, lo urgente no deja margen para atender lo necesario y aunque se anuncie lluvia una semana antes, siempre salpican las baldosas sueltas, esté quien esté en el ayuntamiento de turno.
En estas series no hay ni buenos ni malos; hay papeles de «encargados» que suelen ocupar las alcaldías. Tenemos «actores secundarios», que con su voto apoyan a los primeros. Los «actores de reparto» que normalmente llevan la voz de la oposición. Y, por supuesto, también «extras», que se sientan en el pleno para rellenar y cobrar la dieta. Pero necesitamos de todos ellos y no podremos contar una buena historia en la que no aparezcan o desaparezcan, sorprendan con nuevas caracterizaciones o puedan dejar la primera línea quemando su personaje.
El hilo de nuestra serie lo llevará el elenco y este, en cada capítulo, tratará de ofrecer un elemento de interés para enganchar con la historia y vender periódicos, aumentar las visitas en la revista web o 20 segundos de tele o radio con un par de cortes publicitarios.
Contrariamente a lo que ocurre en las grandes series, las de nuestros municipios tienen contratadas al menos cuatro temporadas (en Ponferrada Coalición mediante) y como el primer año se encuentra muy lejos de la futura renovación del contrato, el guión se cubre con excusas varias y pocas o ninguna actuación que valga la pena mencionar; ya se sabe que hay que guardar las iniciativas interesantes para los meses finales del mandato, que toda buena serie tiene su clímax en los últimos capítulos, con objeto de llegar a un desenlace feliz para los actores y que, en el provecho de nuestra corta memoria, les renueven el mandato.
Y al fin, tenemos la serie montada y el guión nos lo proporciona el momento, ese que en política dicen que hay que aprovechar.
Nuestra serie ponferradina encaja más en las de media tarde (para una buena siesta) que en las de aventuras salvajes; no contiene escenas de violencia, aunque excepcionalmente en un capítulo haya aparecido algún herido leve: Estamos seguros de que la productora evitará que el caso vuelva a repetirse penalizando, seriamente, a los que se saltaron este guión.
La serie comenzará repartiendo los roles de los distintos actores en un plató «de plenos» y de los electos al que no colocamos en el ayuntamiento, le damos algún «papelito» en otra institución: un patronato, una presidencia, una mancomunidad, o lo que toque. Y así siempre podemos contar con varios protagonistas, por si el principal tiene lapsos largos de tiempo sin ocurrencias que reseñar, que no todos podemos contar con una Ayuso, por mucho que algunos lo intenten. Además, tenemos que añadir secundarios de interés, y les podemos dar peso en las urnas o con un café en Valladolid; una vez estén en nómina, quedan para segundo plano en las fotos y eventos menores.
Y como en los buenos dramas, en nuestra serie no olvidamos “las herencias”, que dan mucho juego. Y aunque 365 días dan para conocer, ajustar y aprobar nuevos presupuestos con las listas de haberes y deberes, siempre salta alguna «sorpresa» que anima el cotarro y deja en evidencia que cuatro temporadas en la oposición y un año de mandato, no han sido suficientes para conocer problemas con años de persistencia; 13 millones de euros «pendientes», a saber: limpieza, crédito mundial y devolución de subvenciones a Europa; el tema da para para muchos capítulos -que llevamos muchas temporadas repitiendo la temática- pero en este caso un poco más, ya que los presupuestos del año están sobrepasados por la realidad a mitad de temporada.
Como toda buena serie que se precie, aquí también encontramos algún spin-off o espinof que dicen otros. Esas series, derivadas de la primera, cuentan su propia historia utilizando parte del elenco de la serie principal. Responden a títulos como: «Consejo Comarcal» o «Diputación», según sea el caché del actor o la actriz, perdón, edil queríamos decir. En el caso de la serie del Consejo, serie B, pura y dura, el guión de las excursiones, saludos con fotografía y alguna frase hecha, es pobre y no tiene mayor interés; verdaderamente podría eliminarse o espaciarse y hacer capítulos cada trimestre que a lo mejor así aumenta la audiencia. Si no hay cambios vamos a terminar hartos, teniendo en cuenta que estamos muy lejos de las fechas para el desenlace de la trama de la serie principal (el ayuntamiento). El futuro dirá si valió la pena trasladar al actor de reparto «portavoz de la oposición» al puesto de una institución que debería tener mucha más enjundia y que los partidos parecen despreciar sistemáticamente, al menos por sus actuaciones.
Con la Diputación quizás salga un documental más que una serie; lo valoraremos en otro momento pero podemos avanzar que el guión de los capítulos proyectados son más de lo mismo.
Vamos, que los habitantes de la capital del Bierzo seguimos sin saber si van o vienen y si algún día tendremos mejores temas para el guión de nuestros municipios que las procesiones, los «buenos días» del facebook o las ruedas de prensa para autoloas, amenazas de censura (que no mociones) y refritos. No es de extrañar que en algunos lugares, decidan pasarse de la tele a los videos cortos de las redes sociales y terminen votando al que suelta la parida más gorda (con perdón).
Bercianas, cuando estéis muy aburridas podríais jugar a las películas. ¿Cómo titularías la serie de vuestros municipios?