[TRIBUNA] Un plus de compromiso con Ponferrada
MARCO MORALA | Cumplir la tradición del discurso institucional de la Encina no es una simple obligación protocolaria más en el calendario anual del Ayuntamiento de Ponferrada. Va mucho más allá por dos razones. La primera tiene que ver con algo muy difícil de traducir en palabras y es el sentimiento de pertenencia a un municipio. En momentos en los que en España las identidades están creando tantos problemas de convivencia en lugar de aportar lazos comunes, ser de Ponferrada no es una mera identidad, no nos condiciona, no nos diferencia entre nosotros, no pone distancia entre unas personas y otras, sino que nos ata a un presente compartido, nos vincula orgullosamente a un pasado milenario y nos sitúa mirando al futuro con una mezcla de preocupación y esperanza. Comparto con Unamuno que debemos procurar más ser padres de nuestro porvenir, que hijos de nuestro pasado, pero para eso nos tienen que dejar en igualdad de condiciones.
La segunda razón se relaciona con la reflexión y no con las emociones. Esta reflexión me lleva a aprovechar la ocasión de reclamar a los representantes de todas las Administraciones Públicas un plus de compromiso con Ponferrada. Naturalmente no se trata de utilizar este acto tan entrañable para reñir a nadie, sino para pedir con humildad, pero a la vez con mucha convicción, el apoyo que Ponferrada necesita y sus habitantes merecen.
No quiero que este discurso se quede en las alusiones de costumbre y en los lugares comunes por los que han transitado algunas intervenciones en el pasado. Ya sabemos todos que estas fiestas son una oportunidad para celebrar nuestra cultura, nuestras tradiciones y, sobre todo, nuestra personalidad como ponferradinos. Ya agradecemos todos que la Virgen de La Encina, nuestra patrona, represente nuestros valores y nuestra historia, y nos recuerde año a año la importancia de preservar nuestras raíces mientras miramos hacia el futuro con optimismo. Pero siempre que he venido a este acto me he preguntado si todos nuestros conciudadanos pueden mirar con igual optimismo a nuestro futuro común, teniendo en cuenta la diversidad de situaciones que tienen muchas personas en Ponferrada por su edad, por su situación económica, por su acompañamiento familiar o su soledad, por su situación de vulnerabilidad, o por su arraigo reciente.
Me gustaría decir hoy aquí algunas cosas que llegaran a todos y que estableciesen el mínimo común, en el que los distintos grupos municipales en este salón de plenos pudiéramos ponernos de acuerdo para el año siguiente. Empezando porque ninguna ideología, porque ninguna pertenencia a un partido político, porque ninguna defensa de un gobierno municipal, provincial, autonómico o nacional debe estar por encima de la defensa de los intereses de nuestro municipio, y lo que es mucho más vital, de las justas reivindicaciones y aspiraciones de sus vecinos. Ciertamente eso vale también para mi ideología, mi partido y los gobiernos en los que participa. De ahí, que sigo tendiendo la mano a todos los que están aquí para construir la Ponferrada del futuro. Por eso insisto en la necesidad de alcanzar consensos básicos de ciudad y ofrezco mano tendida para ello.
El gran filósofo español Ortega y Gasset fue diputado nacional por esta provincia, y en el debate de aprobación de la Constitución pedía a todos que las propuestas de los demás, cualquiera que fuese su adscripción política, encontraran a todos porosos, por utilizar la misma palabra de Ortega, para analizar sin prejuicios las buenas ideas que otros podían aportar a nuestros proyectos. Hago mía esa creencia y me parece una buena intención para ofrecer hoy aquí.
Edificar esa Ponferrada del futuro es un proyecto cada vez más necesario y a la vez crecientemente acuciante, porque perder en este momento algunos trenes de innovación, de nuevos desarrollos económicos, de digitalización y de reindustrialización es quedarse abocados a que esos trenes nunca más volverán a pasar y cada vez estaremos más distanciados de aquellos que tengan el apoyo para desarrollarlo. Y digo el apoyo porque tengo la certeza de que aquí no es un problema ni el talento, ni la visión de futuro, ni la formación de nuestras gentes para estar a la altura de los mejores, como tantas veces hemos tenido ocasión de demostrar.
Pero reinventarse en este mundo hiper conectado y digital no es solo voluntad de quienes estamos aquí, sin obligación de todos los que ocupan puestos institucionales territorialmente por encima de nosotros. Ese es un acuerdo imprescindible cuando los presupuestos son un juego de suma cero en el que lo que se llevan unos, lo pierden otros. Uno de los padres de nuestra Constitución, Herrero de Miñón, afirma que: “la integración política, de la que la Constitución es instrumento, sólo es posible en democracia mediante la negociación permanente, el consenso sobre lo fundamental y el pacto frecuente”. Eso vale para cualquier lugar, y también para Ponferrada.
El sentimiento de ser ponferradino me lleva a proclamar aquí que como en Ponferrada en ningún sitio, que como Ponferrada ninguna ciudad. Me hace confiar en la capacidad de los ponferradinos, que hemos superado muchas encrucijadas históricas, momentos muy difíciles en los que la ciudad tenía que redefinir cuál era su futuro inmediato. Percibo que estamos en uno de esos momentos, en los que tenemos que introducir cambios disruptivos en nuestra economía, cuando hemos perdido muchas de las fuentes tradicionales de nuestra riqueza, nuestra industria y nuestra actividad económica, que es tanto como decir que hemos perdido posibilidades de empleo. Y como hemos tenido ocasión de ver en la década precedente, esto se traduce en pérdida de población. La reflexión me lleva a recordar que ya hemos tenido que afrontar desafíos de este calibre y hemos sido capaces de vencerlos, ofreciendo nuevas oportunidades donde no existían.
Estoy por limitarme a pedirle a la Virgen de la Encina únicamente el apoyo presupuestario que merecemos al menos con la misma dignidad, necesidad, urgencia y justicia que otros territorios de España a los que se trata financieramente infinitamente mejor. Muchos ponferradinos tienen la sensación de que se riega con presupuestos generosos a quienes venden caro su apoyo, por cierto, sin que mengüe la voracidad de unas exigencias que quiebran el principio de igualdad de los españoles, y sin que se acepte el marco territorial que constitucionalmente nos hemos otorgado todos.
Muchas personas de Ponferrada tienen la sensación de que se está cayendo en una cicatería injusta cuando se nos deniegan apoyos financieros que van a otros sitios con rentas y presupuestos mucho mayores que los nuestros, quebrando el principio de solidaridad que la redistribución de la riqueza tiene a través de los presupuestos estatales. Explicó Quevedo que: “donde hay poca justicia es un peligro tener razón”, y no queremos verlo más con las ayudas denegadas a nuestro municipio. Por eso, Virgen de la Encina, que tengamos apoyo económico, que de lo demás, del talento, del esfuerzo, del empuje, de la ilusión, de los proyectos y de la innovación, ya nos ocupamos nosotros.
El sentimiento me lleva a decirles a todas esas personas de Ponferrada que pueden estar pasando malos momentos, que hay futuro, que hay esperanza, que hay un espacio para desarrollar un proyecto común de vida en nuestro municipio, que existe una Ponferrada del mañana. Escribió Cervantes que: “lo que poco cuesta aún se estima menos”; aquí todo nos cuesta muchísimo y por eso apreciamos las oportunidades que se nos dan. Siguen siendo muy dolorosas las que se nos han prometido como recambio de una transformación económica que fue un simple abandono de las actividades tradicionales y que no han terminado de llegar. Lo que no llega no es una promesa vacía, un titular de prensa, un rifirrafe político. Lo que no llega son empleos, oportunidades de vida, salarios que fijan la población. Por eso seguimos reclamando que todo aquello que se nos ha prometido llegue, llegue íntegro y llegue ya.
Empiezo por ofrecer mi mano tendida y me gustaría poder decir el año próximo que todos la han aprovechado y han correspondido con nuestras infraestructuras, nuestras ayudas, nuestros proyectos y nuestras deudas históricas recientes de reindustrialización.
Porque no es que lo merezca el alcalde o la corporación municipal de Ponferrada, es que lo merece, lo pide y lo necesita la ciudadanía ponferradina. Si como se aprendía en la Facultad, justicia es el hábito de dar a cada uno lo suyo, lo nuestro para que nos hagan justicia es dejarnos ganar nuestro futuro.
- Intervención del alcalde de Ponferrada en el acto institucional del Día del Bierzo.