[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Españolitos, todos somos iguales
UNA GATA | La Ley de la Amnistía y la financiación singular para Cataluña, recogida en el acuerdo entre el partido Socialista de Cataluña, PSC, y Esquerra Republicana de Cataluña, ERC, ha avivado la polémica sobre algo tan querido a los españoles como el principio de igualdad, que al parecer, rige desde siempre los valores patrios y garantiza que todas y todos durmamos tranquilos protegidos por una manta confortable que nos tapa por igual. Bendito sea Dios, y la Constitución Española que nos proporcionan esa seguridad de la que además podemos alardear y de paso, nos permite mirar por encima del hombro a inmigrantes y advenedizos, amén de insultarlos como se merecen por arribar a nuestras playas sin nuestro consentimiento. Aunque esto se acaba, naturalmente, cuando los Sres. Feijóo, Abascal y Alvise, tomen el mando y pongan en marcha las “deportaciones masivas” y otras medidas que servirán sin duda para mantener la igualdad, la seguridad y hasta la honra de todas nosotras.
Antes de comentar esos temas, nos gustaría poner el foco en ese “principio de igualdad”, que resulta ser tan cacareado como falso. Falso a secas, sin paliativos Y hacerlo con ejemplos concretos, comenzando por el hecho simple de que idénticos salarios o pensiones no proporcionan el mismo poder adquisitivo en Madrid que, por ejemplo, en un pueblo del Bierzo, donde los precios son bastante menores; a cambio en la comarca no se dispondrá de los mismos servicios. Aquí sabemos por experiencia que en muchos pueblos tendrán que esperar a la furgoneta que lleva el pan y otros comestibles, el día que toca; o que la asistencia sanitaria no es ni parecida; sin ir más lejos, recordemos las decenas de reclamaciones por la falta de servicio de oncología en nuestro hospital estos días. Podemos hablar también de las oportunidades de los jóvenes, que tienen que emigrar a las ciudades en busca de formación o trabajo, o de las opciones en materia de ocio, cultura y entretenimiento en general.
Tampoco somos iguales ante la ley por mucho que se diga y lo acredita fehacientemente el recién jubilado juez García Castellón y tampoco tendremos las mismas cargas fiscales: Por supuesto, que las grandes empresas tributan, en porcentaje, menos que los ciudadanos de ingresos medios y la comunidad autónoma y el ayuntamiento en la que le toque residir tendrá políticas sociales distintas; en algunas como la de Madrid será Vd favorecida si pertenece a la clase alta o media alta; si es currante tendrá que sufrir la escasez de subvenciones orientadas a las familias mas necesitadas. ¿Y de la vivienda, que?; ¿somos iguales en nuestra necesidad de tener una vivienda digna, derecho que está recogido en la Constitución?. Para terminar la letanía un tema de actualidad: la vuelta al cole de miles de niñas cuyas familias serán más o menos apoyadas dependiendo de la comunidad autónoma en la que vivan con diferencias de más de cuarenta puntos en el porcentaje de población atendida.
Y por si alguien considera que el relato es superficial y carece de rigor ponemos a su disposición los informes del Observatorio Social de la Fundación la Caixa y la Fundación Alternativas para que realicen una reflexión profunda. Como lecturas adicionales se recomienda el libro publicado este mismo año: “La desigualdad en España”, en el que se pueden encontrar frases como esta: ”En España el 10 % más rico posee casi el 60 % de la riqueza total mientras que el 50 % más pobre tiene menos del 7 % de la riqueza total, dato que sitúa a nuestro país entre aquellos con mayor concentración de riqueza de la zona Euro”. Eso sí, los estridentes discursos de la derechona ignoran por completo esta realidad social, al mismo tiempo que pregonan a voz en cuello que las medidas pactadas para Cataluña atentan contra una igualdad de los españoles que, en realidad, no ha existido nunca. Se da el caso, además, que los más gritan son los que más tienen y no están dispuestos a aceptar políticas distributivas ambiciosas que modifiquen esta situación. Recordemos la batalla de las entidades bancarias por eliminar el denominado impuesto a la banca que estableció el gobierno de Pedro Sánchez y que en realidad es una gota en medio del océano. Si este gobierno tiene un reto es precisamente el de disminuir la desigualdad actual.
Y claro, es cansado escuchar la letanía de los próceres del PP reivindicando, por tierra mar y aire que diría el Sr Trillo, un principio que boicotean constantemente en nombre del estado liberal. No sabemos cómo explicaran esta defensa cerrada a su colega Sr Milei, presidente de Argentina, que abomina de la igualdad y las políticas sociales. Seguramente usarán el idioma del Sr Trump que acostumbra a crear realidades alternativas a su gusto y la Sra Ayuso le dejará claro que lo de la igualdad esa consiste en tomarse la cañita cuando te dé la gana, seas rico o pobre; porque, ¡que carajo!, todos somos iguales. En el PP esta tradición viene de lejos; ya lo reivindicaba el Sr. Aznar: » Quién me va a decir a mi cuanto vino tengo que beber…
El caso es que tampoco el actual gobierno ha hecho demasiado en materia de igualdad, más allá de medidas concretas para paliar el impacto de la pandemia, y carestías de productos por guerras, volcanes o por sequías. Esta es al menos la posición del exministro socialista Jordi Sevilla que en su último artículo en El País critica la falta de políticas estratégicas progresistas y se lamenta de que esta legislatura puede ser otra ocasión perdida para abordar problemas de calado como el de la igualdad. Razón no le falta al Sr Sevilla, aunque en el análisis que realiza no tiene en cuenta que esta legislatura es en sí misma excepcional y no apta para cardiacos y que cada votación en las Cortes se convierte en un endemoniado sudoku.
En nuestra modesta opinión este tema tiene que asentarse sobre políticas que se prolonguen por al menos una década; son de largo plazo porque necesitan formulaciones y desarrollos complejos que necesitan una amplia mayoría social, circunstancia que ahora no se da. Hay que tener en cuenta que dos de los presuntos aliados nacionalistas del gobierno, PNV y Junts, son formaciones de ideología conservadora y que la suma de los parlamentarios de PSOE, Podemos y Sumar no reúnen la mayoría necesaria para dar consistencia a iniciativas de tanto calado. Por no hablar del PP o VOX cuyo modelo social es totalmente opuesto.
Hasta aquí, berciana,s la columna de hoy, que por razón de espacio dejamos a medias, aunque el análisis de los pactos sobre la amnistía y la financiación singular de Cataluña los abordaremos en la siguiente.