[ANÁLISIS] Política, deudas y traiciones: el legado del Mundial de Ciclismo
ROSA ESPINADA | El 38º Congreso Federal del PSOE, celebrado en febrero de 2012 en Sevilla, se desarrolló en un ambiente de gran tensión tras la debacle electoral de noviembre de 2011, que dejó al partido en una profunda crisis. El congreso se convirtió en un enfrentamiento entre dos visiones para el futuro del PSOE: la continuidad, representada por Alfredo Pérez Rubalcaba, y la renovación, liderada por Carme Chacón. En medio de una grave crisis económica y social, marcada por el descontento ciudadano reflejado en el movimiento 15-M, los delegados del PSOE tuvieron que decidir entre apostar por la experiencia de Rubalcaba o por la energía renovadora de Chacón.
El papel de Samuel Folgueral en el 38º Congreso Federal
Entre los compromisarios que acudieron al congreso se encontraba Samuel Folgueral, quien había empezado a militar recientemente en el PSOE después de haberse presentado como candidato independiente por la lista socialista en las elecciones municipales de 2011. Folgueral formaba parte de la delegación leonesa, liderada por Tino Rodríguez, entonces secretario general del PSOE en León. La delegación leonesa llegó a Sevilla con el mandato de apoyar a Carme Chacón, en línea con el deseo de renovación que representaba su candidatura. Sin embargo, las intensas negociaciones y alianzas de última hora que se dieron durante el congreso llevaron a un cambio de posición, inclinando finalmente su apoyo hacia Rubalcaba, quien se impuso por un estrecho margen de votos, consolidando una dirección más continuista en un partido fragmentado por tensiones internas y desafíos externos.
Favores políticos y la moción de censura en Ponferrada
Los favores políticos en el PSOE tras el 38º Congreso Federal no tardaron en cobrarse. Samuel Folgueral y la delegación leonesa, que habían sido claves en la ajustada victoria de Alfredo Pérez Rubalcaba, tenían suficiente peso dentro del partido para exigir respaldo en sus estrategias locales. Con Óscar López como secretario de Organización del PSOE, y consciente de los compromisos adquiridos durante el congreso, no tuvo mucho margen para negarse cuando desde Ponferrada se le presentó la posibilidad de una moción de censura. Sin embargo, esta no era una moción cualquiera: era una moción de censura contra natura, ya que contaba con el controvertido apoyo de Ismael Álvarez, exalcalde condenado por acoso sexual en el caso «Nevenka». A pesar de lo incómoda y éticamente cuestionable que resultaba la alianza, las lealtades internas y las deudas políticas del congreso llevaron a que el PSOE diera luz verde a esta operación en Ponferrada, lo que desató una tormenta política y mediática a nivel nacional.
El 8 de marzo de 2013: Una fecha simbólica y un escándalo
La fecha de la moción de censura, el 8 de marzo de 2013, Día Internacional de la Mujer, no fue casualidad. Fue una fecha muy bien elegida por el alcalde saliente, Carlos López Riesco, quien buscaba añadir una carga simbólica al movimiento de destitución impulsado por Samuel Folgueral y apoyado por Ismael Álvarez,. Este detalle no pasó desapercibido y generó una oleada de críticas. Al situar la moción en un día tan importante para los derechos de las mujeres, la acción adquirió una dimensión aún más polémica, subrayando la incongruencia de alcanzar el poder con el respaldo de una figura tan cuestionada en términos éticos.
La intervención de Carme Chacón y el mensaje en Twitter
La controversia alcanzó su punto álgido cuando Carme Chacón lanzó un contundente mensaje en Twitter: «Hoy no es un día para conquistar el poder con quien fue condenado por acoso sexual.» Este tuit, publicado el mismo día de la moción, se convirtió en el centro de la crítica hacia el PSOE y amplificó la indignación tanto dentro del partido como en la opinión pública. Para muchos, la intervención de Chacón no fue solo una condena ética, sino también una venganza política. Chacón, que había perdido frente a Rubalcaba en el 38º Congreso Federal, aprovechó la polémica para ajustar cuentas con aquellos que habían apoyado a su rival, como Folgueral.
Las consecuencias políticas de la moción de censura
Óscar López, que había sido secretario general del PSOE en Castilla y León y ocupaba el puesto de secretario de Organización de la Comisión Ejecutiva Federal, se encontró en el centro de la tormenta tras la controvertida moción de censura en Ponferrada en 2013. Ante la creciente controversia y las críticas tanto internas como externas que surgieron a raíz de esta maniobra política, López llegó a poner su cargo a disposición del partido.
La resistencia de Samuel Folgueral
La reacción de la dirección nacional del PSOE fue contundente: exigieron que Samuel Folgueral abandonara la alcaldía. Sin embargo, lejos de ceder a la presión, Folgueral decidió mantenerse como alcalde, aunque lo hizo como concejal no adscrito, fuera de la estructura oficial del PSOE. Este acto de resistencia no solo desafió la autoridad del partido, sino que también subrayó las complejas dinámicas de poder que se habían tejido desde el congreso de 2012, donde las lealtades y los favores políticos continuaban influyendo en las decisiones locales.
El Mundial de Ciclismo, un evento marcado por la polémica
El Mundial de Ciclismo, celebrado en septiembre de 2014, se había convertido en un evento rodeado de polémica desde su inicio. La gestión del mundial estuvo marcada por el elevado coste y las sospechas de mala administración de los fondos públicos, lo que generó fuertes críticas. La ciudad quedó con una importante deuda que provocó un gran descontento entre la ciudadanía y la oposición, que cuestionaron la viabilidad y los beneficios reales del evento. Este clima de controversia se sumó a las ya tensas dinámicas políticas locales, contribuyendo a la inestabilidad y a la sensación de crisis en la gestión municipal.
Investigación judicial por presunta mala gestión del Mundial
El Mundial de 2014 no solo dejó un impacto en la ciudad, sino que también desencadenó una investigación judicial debido a las sospechas de mala gestión y posibles delitos. El otoño de 2014 comenzó caliente, un grupo de ciudadanos presentó ante la Fiscalía de Área de Ponferrada una denuncia solicitando que se investigaran las cuentas y contratos relacionados con el evento, sospechando posibles delitos de prevaricación, malversación de fondos públicos e incluso cohecho. Estos ciudadanos aportaron un centenar de folios con documentación que incluía contratos, actas y certificaciones de acuerdos municipales.
Una denuncia ciudadana heterogénea y variada
Entre los ciudadanos que presentaron los escritos a la Fiscalía se encontraba un grupo heterogéneo proveniente de diversos movimientos políticos y sociales. Desde activistas del movimiento Indignados, hasta quienes se oponían a Samuel Folgueral por su gestión en el polémico caso urbanístico conocido como «Ponfesil», así como personas del entorno de Izquierda Unida y algunos militantes conocidos del PSOE. Entre ellos se encontraban nombres como Fernando de la Torre, Carmen Morán y Javier Campos, figuras con trayectorias diversas, cuyo futuro político dentro del PSOE variaría en suerte a medida que avanzaban los acontecimientos en Ponferrada y en la región.
El inicio del procedimiento judicial
El 1 de junio de 2015, la Fiscalía de Área de Ponferrada decidió remitir las actuaciones al juzgado de Instrucción, abriendo formalmente el procedimiento judicial. Este movimiento coincidió con un escenario político en transformación, ya que en mayo de 2015 se celebraron las elecciones municipales, que redibujaron el mapa político de Ponferrada y otras localidades de la provincia. En paralelo, la Plataforma por las Cuentas Claras, constituida oficialmente el 7 de julio de 2015, decidió acudir como acusación particular en la causa judicial, intensificando la presión para esclarecer los hechos.
Una causa judicial de larga duración
Pasaron 8 días entre las elecciones municipales del 24 de mayo de 2015 y la decisión de la Fiscalía de Ponferrada de abrir formalmente el procedimiento judicial. El procedimiento judicial relacionado con las sospechas de mala gestión y posibles delitos en la organización del Mundial se alargó durante más de cuatro años, extendiéndose mucho más allá del inicio de las investigaciones en junio de 2015. Este proceso se prolongó incluso hasta después de las siguientes elecciones municipales de 2019, lo que mantuvo la incertidumbre política en la ciudad durante todo ese tiempo. La larga duración del procedimiento dejó en vilo a la política local, ya que las investigaciones judiciales y las sospechas de irregularidades siguieron afectando tanto a las dinámicas internas del ayuntamiento como a la percepción pública de la gestión municipal.
Elecciones municipales de 2015: Un escenario político fragmentado
Así, en las elecciones municipales de 2015, el PP presentó como candidata a la alcaldía a Gloria Merayo, mientras que el PSOE apostó por Ángela Marqués, quien no dudaba en mostrar su cercanía a Samuel Folgueral, exalcalde de Ponferrada. A pesar de haber afirmado que abandonaría la política, Folgueral no cumplió su palabra y encabezó la lista de USE Bierzo (Unión Social de Electores), su nueva formación.
Negociaciones post-electorales complicadas
La política en Ponferrada, tras las elecciones municipales de 2015, reflejaba las tensiones, ambiciones personales y presiones externas que marcaron las negociaciones post-electorales. Por un lado, el ego de Samuel Folgueral, exigiendo mantener la alcaldía, se convirtió en un obstáculo crucial para un acuerdo con el PSOE. Este último, consciente de su responsabilidad y de la oportunidad de liderar, no podía ceder ante la presión de Folgueral sin comprometer su legitimidad como fuerza política. La falta de consenso entre las formaciones progresistas complicó enormemente las posibilidades de un gobierno estable de izquierdas en la ciudad.
La intervención de la Fiscalía añade tensión a las negociaciones
Además, el papel de la Fiscalía, que irrumpió en medio de las negociaciones con la apertura de un procedimiento judicial relacionado con la gestión del Mundial de Ciclismo de 2014, añadió aún más tensión al proceso. Las investigaciones y la incertidumbre generada por las posibles implicaciones legales sobre algunos actores clave, como Folgueral, contribuyeron a enrarecer el clima político. La sombra de la justicia sobrevolaba las conversaciones y hacía aún más difícil llegar a un acuerdo entre las fuerzas progresistas.
Resultados electorales y la difícil gobernabilidad
Tras el PP, que obtuvo 7 concejales, el PSOE logró 6 concejales con el 20,91% de los votos (6.766 sufragios), mientras que USE Bierzo, encabezado por Samuel Folgueral, consiguió 5 concejales con el 18,58% de los votos (6.013 sufragios). Por su parte, Ponferrada en Común (PEC), liderado por Miguel Ángel Fernández «Tanque», obtuvo 2 concejales. A pesar de que el PSOE fue la fuerza más votada entre estos grupos, Folgueral solicitaba continuar como alcalde, lo que colocaba al PSOE en una situación difícil, ya que renunciar a la alcaldía era complicado debido a su ventaja en votos. Además, todo esto se desarrollaba bajo la sombra de la polémica gestión del Mundial de Ciclismo de 2014, que seguía pesando sobre Folgueral y complicaba aún más las negociaciones, dificultando la posibilidad de llegar a un acuerdo.
El 15 de junio de 2015: Un día clave sin pacto claro
Para el 15 de junio, día de la constitución de los ayuntamientos, aún no existía un pacto explícito entre el PSOE, USE Bierzo, y Ponferrada en Común (PEC). Sin embargo, muchos socialistas mantenían la esperanza de que PEC y USE finalmente depositaran su voto en favor de Ángela Marqués, permitiendo así que Ponferrada tuviera una alcaldesa progresista con mayoría absoluta. Pero la realidad de la política local se mostró más compleja: USE terminó votando con sus 5 concejales a favor de Samuel Folgueral. Las ambiciones individuales, las investigaciones judiciales y las diferencias programáticas evidenciaron lo difícil que es formar alianzas cuando los egos y las expectativas personales se anteponen al interés colectivo.
Ángela Marqués: Traiciones internas y dimisión
Ángela Marqués, quien había liderado la lista del PSOE en las elecciones municipales de 2015 en Ponferrada, se encontraba en una posición delicada tras la elección de Gloria Merayo como alcaldesa del PP. Durante las negociaciones con el equipo de gobierno del PP sobre las retribuciones de los concejales, Marqués creyó haber alcanzado un acuerdo beneficioso tanto para el PSOE como para la ciudad. Sin embargo, este acuerdo fue mal recibido por su propio grupo, que consideró que Marqués había actuado sin contar con el respaldo total de sus compañeros. Lo que Marqués no anticipaba era que dentro de su propio partido se estaban moviendo hilos en su contra. Esa falta de apoyo se sintió como una traición, ya que uno de sus principales colaboradores, Olegario Ramón, estaba trabajando en secreto con un sector del partido que buscaba su desplazamiento. Este desencuentro, junto con la presión interna, llevó a Marqués a anunciar su dimisión como portavoz del PSOE en el Ayuntamiento. Aunque seguía siendo concejala, su dimisión reflejaba una pérdida de liderazgo y control dentro de un partido donde las lealtades se estaban reconfigurando.
El ascenso de Olegario Ramón y las maniobras internas en el PSOE
En ese contexto, Olegario Ramón, quien había sido el número 2 en la lista de Marqués, emergió como la figura clave que acabaría consolidándose dentro del partido. Apoyado por los sectores más antiguos del PSOE y con el respaldo de su hermano Julio Ramón, un histórico del partido que había sido alcalde de Peranzanes en los años 90 y que ocupaba el cargo de administrativo en el PSOE, Ramón supo manejar las complejas dinámicas internas del partido. Su conocimiento profundo de las estructuras del PSOE y el apoyo de las facciones más veteranas le dieron la ventaja estratégica necesaria para tomar el control tras la dimisión de Marqués. Lo que comenzó como una crisis para el partido se convirtió en una oportunidad para Ramón, quien aprovechó la traición interna para consolidarse como la figura dominante en el PSOE de Ponferrada.
Ramón utiliza la sombra del Mundial como herramienta política
Durante su mandato como portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Ponferrada, Olegario Ramón utilizó la sombra de la corrupción vinculada a la gestión del Mundial de Ciclismo de 2014 como una herramienta política clave. A lo largo de cuatro años, Ramón mantuvo la atención sobre las posibles irregularidades cometidas en la organización del evento, lo que llevó a la creación de una comisión de investigación interna en el consistorio. Aunque la comisión aprobó sus conclusiones, el proceso se vio retrasado por la falta de un pleno extraordinario para debatirlas.
Finalmente, Ramón anunció que el PSOE trasladaría las conclusiones de la comisión a la Fiscalía de Área de Ponferrada, junto con un dictamen del Consejo Consultivo que anulaba varios acuerdos del Ayuntamiento relacionados con el Mundial. De esta manera, la sombra de la corrupción se mantuvo como un elemento central en su estrategia política, poniendo en el centro del debate las posibles responsabilidades en la gestión de uno de los eventos más polémicos de la ciudad.
Olegario Ramón y el archivo del caso judicial en 2020
En febrero de 2020, ya siendo alcalde de Ponferrada, Olegario Ramón decidió no recurrir el archivo del caso judicial relacionado con las presuntas irregularidades en la gestión del Mundial de Ciclismo de 2014. A pesar de que la comisión municipal que había impulsado Olegario, había señalado numerosas irregularidades. Ramón, quien había llegado a la alcaldía en parte gracias a su crítica a la gestión del Mundial, optó por no tomar medidas adicionales ante el archivo del proceso judicial, dando carpetazo y evitarse problemas.
Olegario Ramón nunca ofreció explicaciones claras sobre la gestión del Mundial de Ciclismo de 2014 ni sobre la administración histórica de Pongesur, a pesar de las reiteradas acusaciones de corrupción que el PSOE siempre mantuvo en relación con el Ayuntamiento de Ponferrada. Tampoco dio respuestas serias ante las sospechas de irregularidades, y lo único que se conoció fue un cuaderno azul que la Fiscalía desestimó, lo que acabó por convertirse en un teatrillo patético sin consecuencias reales.
La deuda millonaria y la falta de acción de Ramón
Sin embargo, su gestión también quedó marcada por la deuda de 2,4 millones de euros contraída con el Banco Santander para financiar el evento. Durante su mandato, Ramón no adoptó medidas eficaces para afrontar esta deuda, y su falta de acción acabó por agravar la situación financiera del consistorio. El prolongado litigio y las decisiones posteriores no gestionadas de manera efectiva aumentaron la carga económica para el Ayuntamiento, complicando aún más el panorama financiero de Ponferrada y generando críticas por no haber enfrentado correctamente este problema que, desde su origen, ya amenazaba las arcas municipales.
Mabel Fernández y la falta de transparencia
Junto a Olegario Ramón, otra de las principales beneficiadas políticamente por el Mundial de Ciclismo y el ruido político generado en torno a él fue Mabel Fernández. En 2015, Fernández se dio a conocer como tesorera de la Plataforma por las Cuentas Claras, una organización que exigía transparencia sobre la gestión del evento, y participó en las primarias de Ponferrada en Común, posicionándose como una figura clave en la lucha por esclarecer las irregularidades del Mundial. Su carrera política medró gracias a esta visibilidad, lo que le permitió ascender en el PSOE y convertirse en la número dos de Ramón tanto en el partido como en el Ayuntamiento. Ocupó la concejalía de Hacienda, pero, una vez en el gobierno, su acción respecto al Mundial fue prácticamente inexistente. Aunque el tema había sido uno de los pilares en su ascenso, no tomó medidas significativas sobre el escándalo del evento, dejando de lado las promesas de rendición de cuentas y transparencia que inicialmente habían caracterizado su discurso.
Traición a los principios y desencanto ciudadano
El Mundial de Ciclismo de 2014 en Ponferrada no solo dejó una huella indeleble en la ciudad por sus presuntas irregularidades y la deuda millonaria que generó, sino que también puso en evidencia cómo el escenario político que se creó alrededor del evento fue aprovechado por unos pocos para su crecimiento personal, a costa de traicionar los principios que inicialmente habían defendido.
Conclusión: Un legado de desilusión y decadencia
Olegario Ramón y Mabel Fernández se han convertido en ejemplos emblemáticos de cómo el ruido político generado por el Mundial de Ciclismo de 2014 se transformó en una plataforma para el ascenso personal. Ramón, quien había criticado ferozmente la gestión del evento durante años, asumió el cargo de alcalde y, paradójicamente, no tomó medidas efectivas para enfrentar la deuda ni para abordar las irregularidades del Mundial. Su falta de acción y el manejo deficiente de la situación financiera subrayaron una desconexión entre sus promesas de transparencia y la realidad de su administración.
Por su parte, Mabel Fernández utilizó su protagonismo inicial en la Plataforma por las Cuentas Claras para consolidar su carrera política, llegando a ser la número dos de Ramón en el PSOE y ocupando la concejalía de Hacienda. Sin embargo, una vez en el poder, su desempeño respecto al Mundial fue prácticamente nulo. A pesar de haberse dado a conocer ante la ciudadanía por denunciar las irregularidades, no aplicó las rigurosas medidas que había exigido anteriormente, traicionando así los principios de rendición de cuentas y transparencia que habían marcado su ascenso.
La izquierda local y la traición a sus ideales
Esta traición a los principios no solo ha desencantado a quienes creyeron en sus promesas, sino que también ha acentuado la percepción de que algunos actores políticos están dispuestos a utilizar cualquier situación para su beneficio personal, sin importar el coste para el bien común. El caso del Mundial de Ciclismo demuestra cómo la ambición personal puede eclipsar la responsabilidad pública, transformando un escenario de crisis en una oportunidad para el crecimiento individual a expensas de la integridad y el compromiso con los principios fundamentales de la política.
El evento, que en su momento prometía ser una celebración del deporte, desencadenó una década de crisis política y financiera en la ciudad. La gestión del Mundial dejó una profunda deuda, así como controversias sobre la administración de los fondos públicos, que han marcado los últimos diez años. Olegario Ramón y Mabel Fernández, entre otros, supieron utilizar este contexto para avanzar en sus carreras políticas, aunque a menudo en contradicción con los principios que habían defendido inicialmente. Lo mismo ocurrió con sus promesas de municipalización del transporte y la gestión de residuos, la puesta en marcha de la planta de calor de Compostilla, conocer cómo fue la gestión histórica de Pongesur e incluso con su discurso demagógico sobre la tributación. No solo no rebajaron los impuestos como habían prometido, sino que instalaron una tasa de basura, justificada en lo que muchos consideraron mentiras dirigidas a todos los ponferradinos.
El colapso de la izquierda local y el dominio del modelo neoliberal
Todo esto se llevó a cabo con la colaboración de un PODEMOS que terminó pagando en las urnas, y cuya sumisión al Ramonismo acabó sumiendo a la izquierda de la ciudad en la irrelevancia política. Ante el nuevo consistorio de Marco Morala, promesas como la municipalización del transporte parecen haber sido completamente olvidadas. Tras la tomadura de pelo de este PSOE, ya nadie cuestiona el modelo neoliberal y pancista instalado por el PP de Ismael Álvarez en los años 90, un modelo que ahora parece haberse normalizado en la política local sin grandes voces críticas que lo enfrenten.
El control de Ramón sobre el PSOE y la falta de renovación interna
El PSOE local, otrora un partido rico en voces diversas y activas, ha sido aplastado por el Ramonismo. El carácter sectario de Olegario Ramón ha alejado a decenas de militantes, erosionando la base del partido. Su control sobre el PSOE ha silenciado las críticas internas y desalentado la participación de quienes antes enriquecían el debate interno. Por el momento, parece que no habrá relevo, ya que, por incomparecencia, se ha dejado el terreno libre para que el modelo impuesto por Ramón siga dominando sin oposición, dejando al partido en una situación de estancamiento y sumisión.
El arte oscuro de la política: Un legado de traiciones
La trayectoria de Samuel Folgueral (un superviviente durante una década), Mabel Fernández y Olegario Ramón en Ponferrada ilustra el arte oscuro de la política, donde las ambiciones personales y las maniobras estratégicas a menudo eclipsan la integridad y la lealtad. A través de traiciones y alianzas cambiantes, como la que sufrió Ángela Marqués, estos políticos han demostrado cómo el poder puede ser un terreno fértil para la supervivencia a cualquier precio, con las promesas de transparencia y justicia a menudo sacrificadas en el altar de la ambición. Este panorama revela que, en política, el verdadero desafío no solo es alcanzar el poder, sino mantener la coherencia ética y la responsabilidad en medio de las intrigas y las tensiones internas.
La decadencia de Ponferrada: Una ciudad que ha perdido su vitalidad
Es desalentador ver cómo una izquierda que prometía renovación y cambios profundos ha terminado por traicionar las ilusiones de sus votantes y militantes. Las promesas de justicia social, participación ciudadana y una gestión pública más transparente se han desvanecido, reemplazadas por una política marcada por la inconsistencia y la sumisión a intereses alejados de la verdadera transformación social. Esta traición ha dejado un vacío difícil de llenar, ya que la falta de ilusión y esperanza ha calado hondo en la ciudad, apagando el dinamismo que alguna vez impulsó movimientos sociales fuertes y cohesionados.
La incapacidad de articular un nuevo movimiento capaz de recoger el desencanto de la gente es palpable. Las estructuras políticas y sociales que antes ofrecían un espacio para la participación se han fragmentado, como se refleja en la división del movimiento vecinal. Esta desunión no solo es un síntoma de la crisis de la izquierda local, sino también de la desconfianza y el agotamiento que sienten muchos ciudadanos ante un panorama político en el que sus aspiraciones han sido ignoradas.
Las calles de Ponferrada, que antaño bullían de vida y de esperanza, ahora están vacías. Los jóvenes, esos que alguna vez soñaron con un futuro aquí, se han marchado, dejando tras de sí un vacío imposible de llenar. Se fueron buscando lo que su propia tierra les negó: oportunidades, justicia, dignidad. Ahora, solo queda el eco de sus pasos lejanos, mientras la ciudad se hunde en la decadencia. Los edificios se marchitan al igual que las promesas rotas, y las calles desiertas son el reflejo de una comunidad que ha perdido todo. Ya no hay quien proteste, ya no hay quien luche. Solo queda el olvido, mientras Ponferrada, vacía y rota, se disuelve en la sombra de su propia historia.