[LA OVEJA NEGRA] La comarca de la idiocracia
GERMÁN VALCÁRCEL | El pasado jueves, el científico del CSIC Fernando Palacios impartió en Ponferrada una densa y documentada charla-coloquio sobre Incineración y Salud; la conclusión que de su exposición se extrae es que la incineración de ciertos productos, entre los que se encuentran los neumáticos y la biomasa, es una actividad cuasi criminal.
La presencia del investigador del CSIC en una comarca castigada históricamente por las emisiones toxicas y de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y con probados problemas de salud como consecuencia de sus efectos pasó prácticamente desapercibida, treinta y cinco fueron los asistentes a la conferencia. Tampoco ningún medio de comunicación local tuvo curiosidad por conocer lo que allí se habló, son más proclives a inyectar grasa en los cerebros de la gente, sirviendo de altavoz de las mentiras y mediocres fábulas de nuestros políticos o a las grotescas memeces de vendemotos, cuya única virtud es decir a la gente lo que quiere escuchar, aunque sean falacias constatadas y contrastadas.
Las gentes de esta tierra parecen preferir seguir instalados en la ignorancia voluntaria, cuando de informarse rigurosamente se habla, sobre la realidad en la que vive. Entre los escasos asistentes cabe reseñar la presencia de doña Vetania López, responsable del Departamento de Comunicación y Marketing de Cementos Cosmos, grabando y fotografiando a los escasos asistentes al acto, desde la puerta de entrada a la sala donde se desarrolló el evento. Esperaremos a conocer qué uso hace de la toma de unas imágenes no autorizadas por los organizadores, en un espacio cerrado. Debemos reconocer que con su presencia “animó” a los activistas ambientales a que, a partir de ahora, “participen”, también, en las distintas actividades realizadas o financiadas por su empresa.
La Cementera Cosmos, desde su adquisición por parte del grupo Votarantim, ha practicado la táctica del palo y la zanahoria: palo a los críticos, para eso tiene contratado a un reconocido bufete de abogados y un equipo de marketing y publicidad, muy activo, incluso en las redes sociales, e influencia, mediante el control de la prensa provincial y comarcal, a través de campañas publicitarias (seguramente la ausencia de medios de comunicación, capaces de cubrir cualquier chorrada, tiene algo que ver con esto), y en regalías y presiones a ayuntamientos escasos de fondos.
Los métodos de manipulación y propaganda de la empresa, para la que con tanta dedicación trabaja doña Vetania, son conocidos en la Comarca Circular, sus aportaciones a todo tipo de saros, visitas de los colegios de la zona, con merchandising incluido, a las instalaciones; actividades lúdicas populares, campañas de caridad o incluso financiación de actividades de supuestos colectivos feministas; todas estas acciones son ampliamente publicitadas por el departamento de agit-pro que dirige.
Esas “aportaciones” suelen ser bien recibidas entre algunas personas, bastantes hay que reconocer, de una comarca donde el espíritu crítico y la dignidad suele terminar donde la espina dorsal se dobla para hacer genuflexiones a los detentadores del poder, de cualquier poder, ya sea este político, económico o empresarial.
Una de las últimas campañas de limpieza de imagen, emprendidas por la cementera, data del pasado mes y es toda una muestra del cinismo y falta de escrúpulos con que actúan. El pasado octubre inició una campaña propagandística, poniendo en circulación trece hormigoneras pintadas de rosa y adornando otros vehículos de su propiedad con el lazo rosa del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama que se celebró el pasado 19 de octubre. Todo ello, no lo olvidemos, por parte de una empresa que no duda en emitir residuos cancerígenos a la atmosfera en sus procesos industriales. Seguramente cinismo no es la palabra que mejor describa semejante comportamiento.
Hace años que se conoce que es peligroso para la salud de los seres vivos y de los ecosistemas instalaciones como la cementera Cosmos o la planta de Forestalía, existen decenas de estudios científicos y bibliografía suficiente para poder afirmar que las emisiones que producen generan problemas endocrinos, malformaciones congénitas y enfermedades cardiovasculares, pero las autoridades políticas y la justicia seguirán mirando para otro lado; la coartada del empleo, por miserable que este sea, justifica todo tipo de tropelías en una sociedad en la que cualquier forma de vida, incluso la humana, esta mercantilizada.
La coartada del empleo, por miserable que este sea, justifica todo tipo de tropelías en una sociedad mercantilizada
Otra cuestión interesante, e inesperada, de dicha conferencia fue la regañina que don Fernando endosó a los colectivos ecologistas, por su incapacidad de trasmitir y comunicar a la población afectada la grave situación a la que, de llevarse adelante los planes de incineración, se verán abocados los habitantes de la comarca, al menos los que vivan en las cercanías, Ponferrada incluida. También dejo serias dudas sobre el proceso de participación ciudadana en la toma de decisiones, a la hora de permitir los permisos pertinentes, algo sobre lo que algunos activistas ambientales deberán reflexionar seriamente.
Pero no se preocupen los improbables lectores, los que no reflexionarán serán los alienados y desinformados habitantes de esta comarca, ahí seguirán, muchos de ellos, en las redes sociales o en los bares, insultando, difamando y descalificando a los que con más o menos fortuna luchan por la vida y se enfrentan a la barbarie que lleva más de un siglo arrasando esta comarca; ellos jamás harán autocritica, ni irán a una conferencia donde se dan datos científicos, aunque sea para rebatirlos. Ellos se conforman con su miserable complicidad con la devastación.
El Bierzo fue un paraíso medioambiental, transformado, tras algo más de un siglo de extractivismo carbonero y por la industria energética y siderometalúrgica, en una inmensa olla podrida de contaminación: decenas de escombreras, ríos sin vida, montañas sin árboles o con ellos enfermos, y pueblos semiabandonados y envejecidos son testigos mudos de la devastación medioambiental y miseria moral que deja a su paso la sociedad termo-industrial.
A pesar de esas evidencias, una parte de los habitantes de esta comarca antes que reconocer que esas actividades han destruido los ecosistemas, matado y enfermado a cientos de personas, y convertido esta tierra en un erial envenenado, prefieren seguir gritando, ¡¡más madera!! Servidor hace tiempo que sostiene que hemos perdido el contacto con la realidad, si es que alguna vez lo tuvimos, si no no se entiende tanto desprecio por la vida.
Es imposible, además de una pérdida de tiempo y neuronas, intentar debatir, con rigor, con necios, sobre todo si además son unos fanáticos ignorantes, que sustentan sus opiniones en lo que se trasmite desde unos medios de comunicación comprados o desde los gabinetes de intoxicación de políticos y empresarios. Nunca tuvimos tantas posibilidades de informarnos y, sin embargo, nunca en la historia de la humanidad fuimos tan manipulados.
Esta, la berciana, es una sociedad que se ha mostrado incapaz de asumir y de resolver los problemas que su desarrollo ha originado: la destrucción medioambiental y las enfermedades que su mantenimiento ocasiona en los seres vivos que en su entorno habitan, es cada vez más evidente. Esa impotencia que, a medida que pasa el tiempo, se refugia en una ceguera y en una hipocresía tanto más odiosa cuanto menos posibilidades tiene de engañar a nadie.
Seguramente, para intentar comprender la situación que vivimos, sería oportuno partir de esta cita del intelectual italiano Antonio Gramsci, extraída de sus Cuadernos desde la cárcel: “El viejo mundo muere, el nuevo mundo tarda en aparecer y en este claroscuro surgen los monstruos”.