[EL PROTECTORADO] El culpable es Mañueco
AL RAISULI | Quien esto escribe sabe muy bien que cantarle las verdades del barquero al poder no es lo más rentable, lo que ningún estomago agradecido me podrá decir es que no es lo más digno además de necesario. Hay cierta tendencia a confundir deliberadamente el objetivo, fijar mal la mirilla y disparar al tun-tun. No creo equivocarme si afirmo que la desgraciada situación que vive el Bierzo tiene un culpable máximo: la Junta de Castilla y León, personificada de manera inexcusable en el presidente Mañueco.
A él, a sus antecesores en el cargo, y a su cohorte de politicastros, enchufados y beneficiados le debemos que hoy nuestra tierra sea una realidad aislada y rota. Ese cónsul de las desgracias que ha tenido a bien enquistarnos para dar pie a toda clase de barbaridades, parece hacer adrede el lamentable trabajo de repartir la mecha de la bomba eco-ambiental que se está preparando para explotar y dejar tocada de muerte a la que antaño fue una tierra bella, próspera y orgullosa.
¿Es que no hay nadie que sepa geografía y le enseñe a los indocumentados que toman las decisiones, a cada cual peor, que el Bierzo por su configuración orográfica es una zona de altísimo riesgo para tentar con actividades que en cualquier lugar son indeseable y aquí críticas? La naturaleza es un patrimonio común demasiado preciado como para que Mañueco se arrogue autoridad moral alguna para machacarlo.
Los bercianos sí tenemos una responsabilidad legítima de preservar el medio que heredamos de nuestros mayores y traspasarlo en las mejores condiciones a nuestro descendiente, le guste o no a esa galaxia de depredadores que con tanto ahínco protegen y tutelan desde el ombligo averiado de Pucela. ¿Hacemos un repaso rápido de las putadas que ha regalado al Bierzo ese tenderete extraño y dañino de la Comunidad que padecemos?
Es muy sencillo, se desarrolla en cuatro actos. Primero: meten las narices dónde nadie les llamaba. Segundo: nos dejan aislados sin hacer nada por remediarlo. Tercero: Propician la liquidación de la base productiva sin tener alternativas. Cuarto en curso: deciden convertirnos en un desguace que hace peligrar la salud de la naturaleza y de nosotros mismos. Lo jodido es que todo esto que va a misa, no es un plan premeditado sino el resultado de la incompetencia manifiesta de quienes no tiene ni puta idea del mundo que les rodea.
No hay que concederles ni el beneficio de la maldad reconcentrada con el ánimo de hundirnos, es mucho peor tener la certeza de que van a remolque de las más perversas intenciones, de los individuos más lesivos, de confundir el culo con las témporas y el progreso con la devastación. En este panorama reaparece Victorino diciéndoles a mil propietarios que lo de ellos es suyo, y lo hace con la loable intención de arrasar los pinares de uno de los más singulares paisajes del Bierzo Central para convertirlo en otro repugnante macroparque fotovoltaico.
Esto no es casual, perfectamente sabe el delincuente convicto dónde y a quienes les tiene tomada la medida. Y es que de la misma forma que no saben los mesetarios ganarse el cariño del común, tienen especial debilidad por consentir los atropellos de los poderosos que después dejan todo destrozado y patas arriba. Alivia, en cambio, que sea el propio Viloria el que recula de convertir a su espacio de natural presencia en una cochinera apestosa con ínfulas energéticas; por una vez merece reconocerle el detalle que no el aplauso.
Ignoro si la rabia que nos profesa Mañueco es por convicción o por ignorancia, pero rabia tener nos tiene a tenor de las puñaladas que su administración consiente que nos asesten. Tal vez en su limbo influyan los agasajos y peloteos que por aquí le dedican los que viven del cuento gracias a él. La realidad desde el Bierzo es otra, Castilla y León pesa como una losa y de ella solo se esperan chascos, barrabasadas y desgracias. Debería tomar nota de lo que apunto y ponerse las pilas, y no olvidar que esta es tierra de Irmandiños donde se hartaron de la opresión y montaron una revuelta popular cincuenta años antes que tosieran los Comuneros de Castilla.
Mañueco debería escuchar a quienes no le doran la píldora y tomar medida en sentido contrario a lo que ha sido su proverbial desgobierno contra el Bierzo; lo dice quién percibe que la resignación está dando paso al aumento del cabreo que prende más y más con la escalada de barbaridades que patrocinan. Mientras esta situación de asolación y ruina persista nadie debe llamarse a engaño, el culpable es Mañueco.