[TRIBUNA] La gerencia del Hospital del Bierzo y su despiadado plan de privatización a costa de la salud de los pacientes
PACIENTE IRRITADO | La situación en el Hospital del Bierzo ha llegado a un punto crítico. Lo que antes era un centro de referencia en la comarca, ahora se ha convertido en un símbolo de abandono, negligencia y de un horrendo plan de privatización. Este colapso no es casualidad; es el resultado de una estrategia bien orquestada que busca debilitar los servicios públicos de salud para justificar su entrega a manos privadas. Y los pacientes, aquellos que deberían ser la prioridad en cualquier sistema sanitario, son las verdaderas víctimas de este experimento neoliberal que convierte su sufrimiento en un negocio rentable.
La lista de espera en el Hospital del Bierzo es una de las peores de Castilla y León, con un promedio de 160 días, el más alto de toda la comunidad. Esto no es una simple consecuencia de la falta de recursos; es una estrategia. Esta espera interminable, que desespera a quienes necesitan atención urgente, es el resultado de una gestión que, en lugar de buscar soluciones, parece empeñada en degradar el servicio público. Cada paciente que sufre en la lista de espera es una pieza más en este perverso juego de desgaste, un número que justifica la privatización como la única “solución” viable.
El caos en el servicio de oncología es uno de los ejemplos más desgarradores de este proyecto. Los pacientes oncológicos, que enfrentan una de las luchas más difíciles de sus vidas, están siendo obligados a consultar con oncólogos diferentes en cada cita, médicos que desconocen su historial y que probablemente nunca volverán a ver. Este sistema deshumanizante ha reemplazado la atención personalizada por un sistema caótico donde el derecho a la salud se diluye en medio de una incertidumbre que no hace más que agravar el sufrimiento. Pero el desastre en oncología no es el único; esta negligencia afecta a otras especialidades, donde las demoras son cada vez más largas y la atención cada vez más precaria.
Hoy, el nuevo gerente del hospital, lejos de comprometerse a fortalecer los servicios internos y reducir las listas de espera, ha declarado que recurrir al uso de recursos externos podría ser una solución para suplir las deficiencias del sistema. Estas declaraciones, lejos de ofrecer una solución real, sugieren una clara intención de privatizar más servicios en lugar de invertir en el hospital. En lugar de dotar de medios suficientes al Hospital del Bierzo, la gerencia parece decidida a abrir la puerta a empresas privadas, como Recoletas, que en 2023 ya anticipó que esperaba tratar a entre 300 y 400 pacientes al año en su unidad de radioterapia, gracias a acuerdos con la sanidad pública. Esta “casualidad” no engaña a nadie: se trata de un horrendo y maquiavélico plan para desgastar el sistema público, dejarlo en un estado deplorable y luego justificar la privatización bajo el pretexto de “mejorar la eficiencia”.
La dimisión de la anterior gerente fue una farsa para apaciguar el malestar de la comunidad sin cambiar nada. Los mismos responsables de este descalabro siguen en sus puestos, con Cristina Vuelta como directora médica y José María Pelayo, el psiquiatra y responsable de calidad, a la cabeza de una administración que ha permitido la privatización de servicios esenciales como Neumología y Psiquiatría, dejando claro que el bienestar de los pacientes no es la prioridad. La continuidad de este equipo directivo es una muestra de que el cambio de gerente no buscaba soluciones, sino únicamente ganar tiempo para que el plan de privatización siga avanzando.
La situación en el Hospital del Bierzo no es simplemente el resultado de una mala gestión; es una estrategia despiadada que está costando vidas y destruyendo la confianza en la sanidad pública. La sociedad berciana, que durante años ha confiado en este hospital, merece una sanidad digna, accesible y sin demoras interminables. Este plan de privatización no solo socava la calidad de la atención médica, sino que también destruye el derecho fundamental de cada persona a recibir atención sanitaria. La lista de espera no es un simple número; es una sentencia de abandono para quienes deberían ser la prioridad de cualquier sistema de salud. La sanidad pública no puede seguir siendo sacrificada en favor de intereses oscuros, y es hora de exigir que la gerencia del Hospital del Bierzo y las autoridades de Castilla y León rindan cuentas, o mejor que se vayan a su casa.