[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Vivienda digna y adecuada, aquí también
UN GATO | Dando continuidad a la columna de la semana anterior, no vamos a ser originales en la descripción del problema de la vivienda en nuestra comarca, solamente vamos a situar el comentario que otros han referido hablando de «la España vaciada» o como quieran llamar a ese 17% de la población que vivimos en lo más rural del entorno rural. Por centrarlo un poco más: en el Bierzo contamos con 27 municipios de menos de 2.000 habitantes, de un total de 38 y es una cuenta ligeramente tramposa, ya que entre los municipios más poblados, muchos incluyen pueblos con censos inferiores a los 100 habitantes, Ponferrada, sin ir más lejos. A esta foto le falta un último detalle para enfocarlo más, casi la mitad de los municipios superan los 55 años de media. No hacen falta más detalles para tener claro el grave problema demográfico. No hay gente, pero, ¿y la vivienda?.
Contábamos en nuestra última columna el serio problema que enfrenta España con la vivienda y añadimos un breve recorrido por las soluciones que se están proponiendo para su aplicación en las llamadas «zonas tensionadas». Inmediatamente todos han relacionado «zonas tensionadas» con las grandes urbes y su entorno inmediato, sobre todo, en aquellas que además suman ser destino turístico, pero a nadie se la ha ocurrido pensar en todos esos pequeños núcleos de población que tenemos repartidos por la comarca, más de 300 pedanías: busquen vivienda en alguna de ellas.
Siempre se ha hablado de la necesidad de generar empleo para recuperar la población, pero a veces llegan emprendedores que ven posibilidades laborales, bien por la oportunidad que presenta el teletrabajo, bien por aprovechar alguna condición determinada de la zona, o simplemente por retirarse a lugares más amables que las saturadas ciudades y ¿que encuentran?. Nos van a permitir generalizar un poco, que nunca es sano, pero seguro que reconocen la descripción.
Encontramos una cantidad aceptable de vivienda en venta, más conociendo la escasa demanda actual, pero la mayoría en malas condiciones y todas sobrevaloradas. Cuenta el INE que en 2023 más del 40% de la vivienda vacía en España, se encontraba en municipios de menos de 10.000 habitantes, ahí tenemos casi todo El Bierzo. En muchos casos son viviendas deshabitadas desde hace tiempo o como mucho que han sido aprovechadas en periodo estival, sin necesidad de adecuar climatización o realizar un acondicionamiento mínimo, siempre con un mantenimiento escaso y poco o nada de restauración para mejorar la habitabilidad. Heredadas en muchos casos, con legatarios que no se ponen de acuerdo y/o con problemas para escriturar la compraventa, pero que a la hora de ponerlas en el mercado, lo hacen pensando en las tasaciones que encuentran en el lugar donde residen habitualmente, o encarecidas por un valor sentimental difícilmente apreciable por quien lo que busca es cierto nivel de comodidad, proximidad de servicios y recursos. Esto conduce a lo que pueden ver en un paseo, un número elevado de inmuebles abandonados o en ruinas y que en su momento fueron viviendas, locales, galpones o establos.
¿Y el alquiler?, pues se puede encontrar alguna cosa, pero más escasa que la oferta de venta, en condiciones similares de habitabilidad y encarecida según nos acercamos al centro de la comarca, tasadas más por el porcentaje que se lleva la inmobiliaria de turno que por el valor razonable de la finca y aprovechándose de la población flotante de trabajadores temporales que aterrizan en la comarca en tránsito hacía un destino con más comodidades. Pues acabamos de definir una zona «tensionada», la oferta no será vivir en un balcón por 500 o 600 euros al mes, pero en alguna vivienda de las que les pueden ofrecer por 400 euros al mes, la condición de comodidad va a ser similar y probablemente, no tendrán un bar cerca donde pasar la tarde.
¿Y que ofrecen nuestras administraciones para paliar el problema?. No vemos que los representantes en Parlamento o Junta se estén molestando mucho en indicar que el problema que viven las grandes ciudades, tiene un tipo de réplica en sus territorios a tener en consideración. Ya les adelantamos que no van a acercarse grandes constructoras o promotores, no podrían especular con la demanda de nuevas viviendas por lo limitado de la demanda y la escasez de profesionales de la construcción va a ayudar poco a la grandes obras; pero hay otras oportunidades. Junta y Diputación tienen alguna ayuda para la rehabilitación e incluso se ha presentado algún programa para atraer habitantes, pero con ninguna promoción y con condiciones que hacen difícil concurrir a los mismos. Suponemos que se hacen planes para mejorar la condición de los y las residentes y aún no han llegado al problema de no tener residentes que ayudar (si realmente ayudar es el objetivo).
Como este problema no está entre las competencias cedidas al Consejo, pues no pediremos que hagan un «banco de viviendas» como el Banco de Tierras, aunque quizás fuese una oportunidad para el presidente y su afición fotográfica, una especie de fotovivienda con sus «Buenos días» incluido. Aunque a los que echamos bastante de menos es a los ayuntamientos, publicar un inventario de la oferta (que ellos ya deberían conocer), ayudar en reducir la burocracia y el coste de la compra y rehabilitación, identificar la propiedad de los espacios abandonados, utilizar los recursos de los ya que disponen, como la declaración de ruina para mejorar solares y de paso evitar accidentes, enumerar los servicios a los que se tiene acceso -no sólo de páginas de turismo tienen que vivir los desarrolladores de webs-, facilitar el desarrollo de proyectos de edificación y rehabilitación o incluir ayudas para el asentamiento de nuevos vecinos y vecinas entre los apoyos al emprendimiento. Piensen que vivir en un pueblo, siempre es emprender.
Como en la columna anterior, no hay una solución para arreglarlo todo en un año, pero existen iniciativas que pueden proponerse ya y otras que deben incluirse en planes que se desarrollen con 5, 10 o más años vista. Y que esos diputados y diputadas que solo pasan por los pueblos al magosto, con los alcaldes y alcaldesas que ponen el tambor a calentar, entiendan: sin habitantes no hay pueblos. La idea de colocar familias con tres o más hijos en una vivienda municipal no va a mantener la escuela, el centro de salud, la tienda o el bar más allá de dos o tres años, sumen que los visitantes estivales son cada vez menos y reducen más el tiempo de sus estancias. Ya tenemos los pueblos al borde del abismo.
Mejorar las condiciones para acceder a una vivienda no solo puede mejorar el censo, puede mejorar el empleo con nuevas oportunidades, los servicios y lo que parece más importante para nuestros ediles: el presupuesto de sus municipios. Denle una vuelta…